La macabra forma en la que los sicarios de La Unión Tepito rinden culto a la muerte

En un acto macabro que subraya la brutalidad de los rituales entre las bandas criminales en la Ciudad de México, miembros de La Unión Tepito fueron reportados participando en una ceremonia atroz en la que José Francisco fue desollado mientras los participantes, realizaron una especie de ceremonia de culto a la muerte.

En lo que parecía un ritual de sacrificio, manejaban los restos de la víctima al son de música, creando un ambiente de celebración macabra entre humo de tabaco y marihuana.

“El rostro desollado de José Francisco, lo agarran otros, lo pasan, lo palpan, todo es una secuencia infernal, en la que participan todos como en un aquelarre, uno toma un brazo, otro una pierna, se contagia el desquicio y alguien pone música en su teléfono celular, unos fuman tabaco, otros marihuana, se fuman al muerto, como dicen los sicarios, de esta manera, los de La Unión Tepito, rinden culto a la muerte”, se lee en el libro Cártel Chilango, del periodista Antonio Nieto.

Este evento no solo resalta la ferocidad y la deshumanización presentes en las prácticas de algunos grupos delictivos, sino que también ilustra el alcance y la naturaleza de sus rituales, los cuales parecen estar diseñados para infundir terror y establecer un culto a la muerte dentro de sus rangos.

Según investigadores y especialistas, estas prácticas son parte de un sistema de creencias torcido que justifica la violencia extrema y la veneración de la muerte como herramientas para el control territorial y la intimidación de rivales y civiles.

En un espeluznante acto que pone de manifiesto la brutalidad desmedida imperante en ciertos círculos criminales, Roberto Moyado Esparza, conocido como ‘El Betito’, líder del grupo delictivo La Unión, protagonizó un macabro ritual tras el homicidio de dos personas. En este suceso, El Betito utilizó la cabeza decapitada de una de las víctimas como una grotesca máscara.

‘El Betito’ se levantó y realizó un breve baile, mientras proclamaba burlonamente ser la víctima, ante la mirada atónita de los presentes, quienes apreciaban como la piel de la víctima se la colocaba en la cara.

“Tras el asesinato de dos de sus víctimas, Roberto Moyado Esparza, ‘El Betito’, toma la cabeza del otro cuerpo, se sienta en una silla, y la pone sobre su regazo, alguien le alcanza un bisturí, y con eso le va quitando la piel al rostro, algunos observan, otros hacen como que miran, pues la imagen rebasa lo grotesco, el líder de la Unión hace comentarios cargados de burla, algunos ríen tímidamente, otros dibujan una sonrisa a la mitad, así se extingue media hora entre cuatro paredes calientes, y el olor a sangre fresca, cuando separa la piel del hueso, ‘El Betito’ se incorpora y la coloca sobre su rostro como si fuese una máscara, la mantiene en el lugar para dirigirse a los que tiene más cerca, ‘mírenme, soy este güey’ , exclama mientras hace un breve bailecito”.