Esto medía Hernán Cortés y así era la diferencia de estatura con los hombres de la época

Hace unos años, un antropólogo de renombre realizó un estudio del esqueleto del español

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Hernán Cortés llegó a México en 1519
Imagen:
Wikimedia
Hernán Cortés llegó a México en 1519 Imagen: Wikimedia

Mucho sobre la vida de Hernán Cortés, el conquistador de Tenochtitlan que cambió el rumbo del país tras su llegada en 1521, se sabe gracias a cronistas como Bernal Díaz del Castillo, quien era miembro del ejército español y escritor de las vivencias de los europeos en el México Antiguo.

Él describe así a Cortés: “Fue de buena estatura y cuerpo, y bien proporcionado y membrudo, y la color de la cara tiraba algo a cenicienta, y no muy alegre; y si tuviera el rostro más largo, mejor le pareciera; los ojos en el mirar amorosos, y por otra graves; las barbas tenía algo prietas y pocas y rasas, y el cabello que en aquel tiempo se usaba era de la misma manera que las barbas, y tenía el pecho alto y la espalda de buena manera, y era cenceño y de poca barriga y algo estevado , y las piernas y muslos bien sacados. Ni enano, ni cascorvo, ni deforme.”

Eusebio Dávalos, un antropólogo de renombre egresado de la Escuela Nacional de Antropología e Historia realizó un estudio del esqueleto del español y publicó sus resultados en el año 1965. En este texto, Dávalos asegura que la altura de Cortés se aproximaba a los 1.58 metros, un número bastante bajo si lo comparamos con las estaturas promedio de la actualidad.

No obstante, por aquellos entonces, medir 1.58 era bastante promedio. Incluso, Cortés pudo ser un poco más alto y superar el 1.60 metros de altura durante sus años dorados encabezando la conquista de México, pues Dávalos admite en su estudio que el español pudo tener ciertas enfermedades que redujeron su talla con el paso del tiempo.


 Dávalos asegura que la altura de Cortés se aproximaba a los 1.58 metros

 (INAH)
Dávalos asegura que la altura de Cortés se aproximaba a los 1.58 metros (INAH)

Así fue la muerte de Hernán Cortés

Hernán Cortés, el conquistador español nacido en 1485 en Medellín, Extremadura, quien lideró la expedición responsable de la caída del Imperio Azteca, falleció el 2 de diciembre de 1547 en Castilleja de la Cuesta, cerca de Sevilla, España. A sus 62 años, Cortés dejó un legado complejo, marcado tanto por su papel decisivo en la historia de la conquista de América como por las controversias en torno a sus métodos y las consecuencias de sus acciones.

Después de su regreso a España, Cortés se encontró progresivamente marginado de la política en las Nuevas Tierras que había ayudado a someter bajo la corona española. A pesar de sus intentos por recuperar influencia y reconocimiento, sus últimos años estuvieron marcados por una serie de desilusiones y pleitos legales por cuestiones de tierras y títulos nobiliarios, incluyendo un título de Marqués del Valle de Oaxaca que le había sido concedido en reconocimiento a sus conquistas.

Después de su regreso a España, Cortés se encontró progresivamente marginado de la política en las Nuevas Tierras que había ayudado a someter bajo la corona española


Foto: Mediateca INAH
Después de su regreso a España, Cortés se encontró progresivamente marginado de la política en las Nuevas Tierras que había ayudado a someter bajo la corona española Foto: Mediateca INAH

La salud de Cortés se deterioró con el tiempo. Falleció a causa de una disentería, enfermedad común en esa época, que lo afectó después de su regreso de una última fallida expedición a Argelia en 1541. Al momento de su muerte, deseaba ser enterrado en un monasterio que él había fundado en Coyoacán, en lo que hoy es México, aunque inicialmente fue sepultado en España. Sus restos experimentaron varias traslaciones; cerca de dos siglos después, fueron trasladados finalmente a México, acorde a su voluntad, aunque no sin enfrentar variadas vicisitudes en el proceso.

El legado de Hernán Cortés es profundamente ambiguo. Por un lado, es visto como una figura clave en la expansión del imperio español y en el encuentro entre dos mundos hasta entonces desconocidos entre sí. Por otro lado, su expedición también significó el comienzo de un período de dominación, sometimiento y sufrimiento para los pueblos indígenas de América, cuyas consecuencias aún resuenan en la historia contemporánea de la región.