Este es el triste significado de la frase popular mexicana “a chillidos de marrano, oídos de carnicero”

El impacto de estos dichos en la identidad nacional no puede subestimarse, ya que funcionan como códigos compartidos

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Algunas frases clásicas hacen alusión a héroes nacionales, eventos históricos significativos o tradiciones populares. (Archivo Infobae)
Algunas frases clásicas hacen alusión a héroes nacionales, eventos históricos significativos o tradiciones populares. (Archivo Infobae)

Las frases clásicas en México son el resultado de un complejo entramado de factores históricos, culturales y sociales que caracterizan a la nación. Su origen y pervivencia se pueden explicar desde múltiples ángulos, considerando la rica tapestria de eventos, prácticas y modismos que conforman el patrimonio cultural mexicano.

Primero, estas expresiones tienen raíces profundas en la historia del país, abarcando desde la época prehispánica hasta la era moderna. Cada período ha dejado su huella lingüística, aportando términos, giros y referencias que se han integrado al habla cotidiana.

Por ejemplo, algunas frases clásicas hacen alusión a héroes nacionales, eventos históricos significativos o tradiciones populares, sirviendo no solo como medios de comunicación sino también como vehículos para la enseñanza de la historia y los valores nacionales.

Su importancia de la oralidad en la cultura mexicana también contribuye a la perpetuación de estas frases. / (Archivo Infobae)
Su importancia de la oralidad en la cultura mexicana también contribuye a la perpetuación de estas frases. / (Archivo Infobae)

Además, la estructura social y la diversidad de México han favorecido la creación y difusión de estas frases. La mezcla de culturas indígenas, españolas y afrodescendientes, entre otras, ha enriquecido el idioma español con vocablos y construcciones únicas, reflejo de un sincretismo que se manifiesta en la manera de hablar. Las diferentes regiones del país poseen sus propias variantes lingüísticas, las cuales incluyen expresiones idiomáticas que son emblemas de su identidad regional.

Su importancia de la oralidad en la cultura mexicana también contribuye a la perpetuación de estas frases. En México, contar historias, chistes y anécdotas es una práctica común y valorada, siendo las frases clásicas herramientas esenciales en este arte. El ingenio y la habilidad para jugar con el lenguaje son muy apreciados, y de ahí surge una gran cantidad de dichos populares que capturan la filosofía, el humor y la sabiduría de la vida cotidiana.

Finalmente, el impacto de estos dichos en la identidad nacional no puede subestimarse. Funcionan como códigos compartidos que fortalecen el sentido de pertenencia y comunidad entre los mexicanos, independientemente de su ubicación geográfica. Son elementos unificadores que, a través de su uso constante en medios de comunicación, literatura y en la conversación diaria, mantienen vivas las tradiciones lingüísticas y culturales del país.

¿Cuál es el significado de la frase?

La frase “A chillidos de marrano, oídos de carnicero” es una expresión popular mexicana que refleja la indiferencia ante las quejas o súplicas. Su origen, aunque no documentado con precisión, se fundamenta en la tradición y la observación cotidiana de oficios y situaciones rurales, donde la figura del carnicero y la faena diaria con animales son comunes.

Tradicionalmente, el carnicero desempeña su tarea con un enfoque pragmático y desapegado emocionalmente, necesario para llevar a cabo su labor. De este modo, los chillidos del marrano (cerdo) son ignorados por el carnicero, quien se concentra en su trabajo sin dejarse afectar por los lamentos del animal.

Los chillidos del marrano (cerdo) son ignorados por el carnicero, quien se concentra en su trabajo sin dejarse afectar por los lamentos del animal. / (Imagen ilustrativa Infobae)
Los chillidos del marrano (cerdo) son ignorados por el carnicero, quien se concentra en su trabajo sin dejarse afectar por los lamentos del animal. / (Imagen ilustrativa Infobae)

Esta expresión simboliza cómo, en ciertas circunstancias, las quejas o reclamos pueden ser ignorados por aquellos que, debido a su posición o interés, deciden permanecer impasibles. En un sentido amplio, evoca la idea de que no siempre las manifestaciones de descontento o sufrimiento encuentran eco en quienes tienen el poder de cambiar la situación, enfatizando una realidad social en la que a veces las voces que claman por atención o cambio son desatendidas.