Cultura de innovación para la familia empresaria

OPINIÓN I El primer paso será identificar en dónde progresar (en algún producto, servicio, proceso, mercado), para lo cual será necesaria la observación a conciencia de los flujos donde se agrega valor

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María Fonseca Paredes directora del Instituto de Familias Empresarias para México y LATAM (IFEM) del Tecnológico de Monterrey Foto: (Cortesía de la autora)
María Fonseca Paredes directora del Instituto de Familias Empresarias para México y LATAM (IFEM) del Tecnológico de Monterrey Foto: (Cortesía de la autora)

La autora es directora del Instituto de Familias Empresarias para México y LATAM (IFEM) del Tecnológico de Monterrey

Por María Fonseca Paredes La autora es directora del Instituto de Familias Empresarias para México y LATAM (IFEM) del Tecnológico de Monterrey

La innovación, como la productividad y la calidad, han sido paradigmas que han marcado la historia del desarrollo humano en todas sus dimensiones: social, económica, tecnológica, medioambiental e institucional. Aunque la humanidad aún tenga camino por recorrer en muchos rubros, en las organizaciones la sistematización de la productividad, la calidad como cultura y propuesta de valor, y la innovación como práctica de diferenciación verdadera han generado crecimiento y desarrollo con impacto sensible en diversos ámbitos de la vida humana.

Ciertamente somos una sociedad cada vez más “productiva” y “asumimos la calidad” como característica garantizada de lo que ofrece el mercado; también, vivimos aceptando que el cambio es lo único constante, y como consecuencia, innovar es lo único que importa para “ser competitivos”. Esta influencia en lo social de los conceptos empresariales siembra un punto máximo de oportunidades hacia el futuro en la llamada “cultura de innovación”.

Los empresarios exitosos suelen tener la habilidad de la innovación - (Imagen Ilustrativa Infobae)
Los empresarios exitosos suelen tener la habilidad de la innovación - (Imagen Ilustrativa Infobae)

Para hablar de cultura de innovación empresarial, es importante primero recordar sus tipos: innovación en productos o servicios, innovación en procesos, innovación en los mercados, e innovación simultánea en dos o más de los anteriores (lo que llamaremos “innovación en el modelo de negocio”). Eventualmente, en la evolución natural de toda organización, se manifestarán fuerzas que apuntarán al tipo de innovación a desarrollar; fuerzas internas como concentración de recursos, desarrollo de nuevas capacidades, nuevas perspectivas; y fuerzas externas como la dinámica de la industria, los avances tecnológicos, cambios regulatorios, profundas tendencias demográficas y de comportamiento de los consumidores, por mencionar solo algunas. Innovar no es tendencia, es una necesidad, y se deberá planear y ejecutar en función de la presencia y dinamismo de estas fuerzas.

La cultura de innovación inicia con la necesidad de la empresa de mantener relevancia en una dinámica de mejora continua que le permita prosperar en el futuro. Para ello, el primer paso será identificar en dónde innovar (producto, servicio, proceso, mercado), para lo cual será necesaria la observación a conciencia de los flujos donde se agrega valor. El siguiente paso es reconocer la voluntad de querer hacerlo; evaluar si se cuenta con la capacidad para llevarlo a cabo será determinante para desarrollar la innovación, y solo en esta etapa del ciclo o dinámica de mejora continua es cuando reconocemos que hay innovación. Siguiendo el ciclo de mejora continua, deberá recompensarse el resultado de haber llevado a cabo determinada innovación; también es necesario disfrutar y celebrar los logros. Entonces, el ciclo virtuoso para impulsar una cultura de innovación se compone de conciencia, voluntad, capacidad, desarrollo y celebración. Dinamizarlo una y otra vez hará que los procesos de innovación se incorporen a la cultura organizacional y no se queden en chispazos de inventiva o creatividad pasajera.

Las empresas familiares exitosas suelen cultivar sus estrategias y trascienden generaciones (Imagen Ilustrativa Infobae)
Las empresas familiares exitosas suelen cultivar sus estrategias y trascienden generaciones (Imagen Ilustrativa Infobae)

Y si hablamos de la empresa familiar, el desarrollo de una cultura de innovación habilita y contribuye al potencial transgeneracional, que es la capacidad regenerativa que distingue a las familias empresarias que perduran por más de una generación creando nuevos negocios, prosperidad y compromiso con su entorno y comunidades en las que operan. Sabemos que son procesos que toman tiempo, y justo por la orientación de largo plazo que también poseen y cultivan las empresas familiares que trascienden generaciones, el llamado es a construir un legado para que lo disfruten los nietos de tus nietos.

Como ejemplo de empresa familiar que ha sabido construir este tipo de legados, tenemos a Bimbo. Este grupo empresarial familiar mexicano ha implementado diversas estrategias para mejorar sus procesos y productos, incluyendo la automatización de sus líneas de producción y la inversión en investigación y desarrollo para crear productos más saludables y sostenibles. También han sido pioneros en la adopción de energías renovables y prácticas de producción sostenible, que reflejan un compromiso con el medio ambiente y la responsabilidad social corporativa. Sus esfuerzos por desarrollar una cultura de innovación, orientado a las personas y con un compromiso con todos sus grupos de interés, son un claro ejemplo de cómo una empresa familiar puede evolucionar y prosperar a lo largo de generaciones, manteniendo al mismo tiempo sus valores y compromiso con la comunidad.

Como sucede con Bimbo, los grupos empresariales familiares que generan crecimiento y desarrollo en nuestras economías latinoamericanas son organizaciones que de manera intencional desarrollan competencias para navegar en entornos complejos y vulnerables, por lo que por sí mismas las familias empresarias ofrecen la oportunidad de transferir y adecuar prácticas que generan valor en múltiples direcciones. Emprender no solo es crear empresa, como innovar no solo es desarrollar nuevos productos y mejorar los procesos. Con cultura de innovación, las familias empresarias pueden prosperar transgeneracionalmente y seguir siendo ejemplo de prosperidad y compromiso.

La autora es directora del Instituto de Familias Empresarias para México y LATAM (IFEM) del Tecnológico de Monterrey.

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