Quién fue Jorge Moreno Chauvet, el primer traficante apodado como ‘El Rey de la Heroína’

Durante la década de los sesenta, el tráfico de drogas en México se concentraba en los nombres de Pedro Avilés Pérez y Eduardo Fernández, alias ‘Don Lalo’. Durante esa época las sustancias ilícitas que se enviaban a Estados Unidos (EEUU) eran la marihuana y el opio.

Pero detrás de ellos había otro personaje que la prensa de ese entonces bautizó como ‘El Rey de la Heroína’, décadas antes de que ese sobrenombre se le atribuyera a Felipe Cabrera Sarabia, exmiembro del Cártel de Sinaloa. Se trata de Jorge Moreno Chauvet, quien empezó su carrera delictiva como contrabandista de tesoros mayas.

Chauvet nació en el estado de Yucatán a finales de los años veinte. Su madre era francesa y su padre mexicano, por lo que creció en medio de una familia de comerciantes acaudalados. Desde pequeño destacó entre sus conocidos, ya que aprendió a dominar el inglés y francés.

Mientras que los hermanos de Chauvet se volvieron “miembros de la élite”, el yucateco optó por ganarse la vida como contrabandista, según indica el historiador Benjamin T. Smith en su libro La Droga: la verdadera historia del narcotráfico en México.

A mediados del siglo XX, Yucatán era un lugar estratégico para los contrabandistas, quienes se dedicaban a introducir reliquias mayas a EEUU. La alta demanda por este tipo de mercancías llevó a que si no se encontraban los artefactos solicitados, los inventaban de manera artesanal.

“Moreno no era artista ni estaba involucrado en la creación de los falsos tesoros mayas; sólo financiaba las operaciones”, indica Smith. Chauvet fue detenido por primera vez en octubre de 1956, luego de una redada realizada en las afueras de Mérida, donde oficiales de aduanas encontraron telas exclusivas para confeccionar ropa femenina y masculina que fueron adquiridas en EEUU.

Tras su detención, la justicia mexicana lo sentenció a dos años de prisión. Tres años después, Chauvet fue detenido por segunda ocasión. Durante ese tiempo su negocio creció de manera significativa, pues incluso tenía a su disposición aeródromos para la llegada de la mercancía.

Sin embargo, tras salir de prisión, Chauvet dejó atrás el contrabando de telas y se mudó a la Ciudad de México, donde se involucró en el tráfico de drogas gracias a los contactos que hizo durante su estancia tras las rejas.

“Moreno lidiaba con ambas caras del negocio de contrabando. Movía heroína de Francia a México, pero también de México a Estados Unidos. El contrabando profesional le había enseñado a ser flexible”, detalla el también profesor de la Universidad de Warwick.

En ocasiones, Moreno viajaba Francia para gestionar los cargamentos de droga, pero otras veces sus socios se trasladaban a Yucatán para introducir la heroína. Es decir, que el mexicano sólo se encargaba de las operaciones logísticas y financieras, ya que el tráfico lo dejaba en manos de las “mulas” (personas que transportan narcóticos).

A finales de los sesenta, Chauvet conoció a Paul Damien Mondoloni, un criminal originario de Córcega que se mudó a Cuba y después a México. Desde 1958 era considerado como uno de los principales traficantes de heroína a nivel internacional .

La droga que gestionaba Chauvet viajaba por la Coste Este rumbo a Nueva York y a través del Medio Oeste hacia Chicago. Es por ello que el yucateco se desempeñaba como uno de los contactos más importantes en México para el tráfico de heroína.

Durante su trayectoria criminal estableció contacto con Humberto Mariles Cortés, un ecuestre olímpico que se involucró en el trasiego de narcóticos.

La carrera de Moreno fue breve pero prolífica, pues reportes periodísticos indican que murió en 1973 en la cárcel de Lecumberri. Se presume que fue envenenado por sus propios socios. Ahora, es recordado como el primer traficante en ser apodado como ‘El Rey de la Heroína’.