¿Hay que pasar la pensión alimenticia cuándo los hijos están conmigo y no con mi expareja?

La pensión alimenticia es una obligación legal que se establece para garantizar que los hijos menores de edad o que aún dependen económicamente de sus progenitores reciban el soporte económico necesario para cubrir sus necesidades básicas

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¿Hay que pasar la pensión alimenticia cuándo los hijos están conmigo y no con mi expareja?
¿Hay que pasar la pensión alimenticia cuándo los hijos están conmigo y no con mi expareja?

En los despachos de abogados especializados en derecho de familia, con la llegada del verano, surge un tema recurrente que genera dudas y conflictos entre padres divorciados o separados: la continuidad del pago de la pensión alimenticia cuando los hijos pasan sus vacaciones no con su expareja, sino con ellos. Esta cuestión se presenta con especial frecuencia entre aquellos que recientemente han atravesado el proceso de divorcio, encontrándose frente a la nueva realidad de las responsabilidades financieras hacia sus hijos bajo circunstancias diferentes.

La pensión alimenticia es una obligación legal que se establece para garantizar que los hijos menores de edad o que aún dependen económicamente de sus progenitores reciban el soporte económico necesario para cubrir sus necesidades básicas, como alimentación, ropa, vivienda, educación y asistencia médica. La naturaleza de este compromiso es continua y no depende de la cantidad de tiempo que los hijos pasen con cada uno de sus padres. Sin embargo, la concepción de que este deber podría pausarse o modificarse durante los periodos en que los hijos están bajo el cuidado directo de quien realiza el pago es un malentendido común.

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Antiguamente, cuando la custodia exclusiva era la norma tras el divorcio, el progenitor no custodio solía tener derecho a pasar una cantidad significativa de tiempo, como un mes completo de verano, con los hijos. Esta situación llevaba a cuestionar si era necesario seguir abonando la pensión alimenticia durante dicho periodo. En la actualidad, con la creciente aceptación y aplicación de la custodia compartida, estas dudas persisten a pesar de que los modelos de convivencia y cuidado de los hijos han evolucionado hacia un esquema más equitativo.

Los periodos vacacionales actualmente suelen dividirse entre ambos progenitores de manera más equitativa, reduciendo la percepción de que se asume en solitario la totalidad de los gastos de los hijos durante un tiempo prolongado. Sin embargo, es fundamental entender que la responsabilidad de contribuir a la manutención de los hijos no se ve alterada por estos cambios en la distribución del tiempo de convivencia.

La legislación y los acuerdos de divorcio o separación, por lo general, no estipulan una reducción o pausa en el pago de la pensión alimenticia durante los meses de verano u otros periodos vacacionales. Esto se debe a que los gastos vinculados a la crianza y el bienestar de los hijos no desaparecen sino que, en algunos casos, incluso pueden aumentar durante las vacaciones debido a actividades recreativas, campamentos o necesidades especiales de cuidado.

Qué pasa en caso de incumplimiento del pago de la pensión alimenticia

En caso de incumplimiento del pago de la pensión alimenticia, independientemente del tiempo que los hijos pasen con el progenitor pagador, el otro progenitor tiene derecho a iniciar acciones legales para exigir la ejecución de la sentencia que establece la obligación alimentaria. Esto puede llevar no solo a enfrentamientos legales sino también a la acumulación de deudas por pensiones atrasadas, costes adicionales por abogados y, en algunos casos, sanciones judiciales.

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Lo cierto es que el pago de la pensión alimenticia debe mantenerse durante todo el año, incluidos los meses de verano, sin importar con quién estén los hijos. Cumplir con las obligaciones establecidas en los acuerdos de divorcio o separación y mantener el compromiso ininterrumpido con el sustento de los hijos es esencial para evitar consecuencias legales y, lo que es más importante, garantizar el bienestar y la estabilidad de los menores. Este compromiso refleja la comprensión de que la responsabilidad parental trasciende los arreglos de custodia y las divisiones del tiempo, enfocándose en el soporte continuo para el desarrollo y las necesidades de los hijos.