Una polémica receta de té crea un problema diplomático entre Estados Unidos y Reino Unido: la embajada emitió un comunicado

En Inglaterra, el té es toda una religión. Sin duda, beber una agradable “cuppa”—una forma muy corriente de referirse a la tradicional “cup of tea” (taza de té)— es la quintaesencia de las costumbres británicas. Esta humilde infusión constituye la base de numerosas interacciones sociales en el Reino Unido: los británicos toman té para desayunar, más té durante las pausas en el trabajo, té despues de comer, té antes de acostarse, té cuando reciben una visita…

Es por ello que, al hablar de tés frente a un inglés, debemos tener el máximo cuidado. Los británicos son expertos en este ritual, una bebida que se acompaña por lo general de un chorrito de leche y de una pequeña galleta. Tanto como los valencianos su paella o los italianos su carbonara, los ingleses protegen su forma de hacer el té con uñas y dientes, algo que se ha visto puesto en duda en el último debate viral con respecto al tema.

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Todo comenzó cuando la científica estadounidense Michelle Francl, profesora de química en el Bryn Mawr College, afirmó haber encontrado la receta para una taza de té perfecta. La estadounidense se define como una consumidora de té empedernida, todo ello en un país en el que el té queda en un segundo plano tras el café azucarado y aguado que se estila en el norte de América.

Para llegar a la receta perfecta, la científica ha pasado horas analizando el proceso que hay detrás de la infusión perfecta, un conocimiento que ha volcado en su libro Steeped: La química del té. “En Estados Unidos se toman unas tazas de té horribles. Crecí en el Medio Oeste, que es una zona muy cafetera, pero el té siempre ha sido mi bebida preferida, y he invertido mucho tiempo en estudiarlo”, explicaba Francl en una entrevista a The Guardian. En un artículo para Chemistry World, la estadounidense confesaba que había consultado más de 500 textos para dar con la fórmula ideal.

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En su receta hay muchos pasos y pequeños tips que han confundido a algunos, especialmente a los ingleses, más que acostumbrados a tomar esta bebida a diario. Pero hay un consejo en concreto que ha vuelto locos a muchos. El secreto, según Francl, para conseguir el sabor perfecto en nuestro té es añadirle una pizca de sal.

Aunque muchos se hayan llevado las manos a la cabeza con esta idea, en realidad detrás de este ‘sacrilegio’ hay una explicación científica. Francl sostiene que un poco de sodio añadido a la infusión ayuda a bloquear la reacción química que puede hacer que el té sepa amargo. Algo parecido se consigue, añade, apretando la bolsita que contiene la hoja picada, para reducir el aroma de sus taninos.

Tal ha sido el revuelo en redes que este se ha convertido ya incluso en un problema diplomático. Ante el revuelo causado por la polémica sugerencia de su ciudadana, la embajada estadounidense en el Reino Unido ha intentado aportar algo de ironía y sensatez al conflicto que se estaba descontrolando rápidamente. En un comunicado emitido a través de redes sociales, la embajada de EE. UU. admitió que la controvertida receta para una taza de té perfecta había “puesto en aprietos nuestro vínculo especial con el Reino Unido”.

En este mensaje, la embajada afirmaba que el té era “el elixir de la camaradería, un vínculo sagrado que une a nuestras naciones, por lo que no podemos quedarnos de brazos cruzados ante una propuesta tan escandalosa que amenaza los cimientos de nuestra relación especial”. “Queremos asegurar a la buena gente del Reino Unido que la impensable idea de añadir sal a la bebida nacional británica no es política oficial de Estados Unidos. Y nunca lo será”, añadía la embajada en el viral comunicado.

A pesar del tono conciliador del mensaje, el comunicado de la embajada acababa con una broma que ha avivado aún más el curioso debate. “La Embajada de EE. UU. seguirá preparando el té de la forma adecuada: calentándolo en el microondas”, finalizaba la embajada, haciendo referencia a uno de los errores que casi todo el planeta comete al preparar un té.

Como ocurre con las recetas tradicionales de muchas culturas (¿la tortilla de patatas se hace con o sin cebolla?), con el té incluso en Inglaterra existen constantes debates. Poner la leche en la taza antes o después del agua caliente, por ejemplo, es una discusión constante entre los británicos.

Durante sus investigaciones, Francl descubrió que la leche debe añadirse después de verter el té para así reducir la posibilidad de que se cuaje. La leche, además, debe estar caliente. Otra clave para una taza de té perfecta es utilizar bolsitas más grandes que permitan a las hojas moverse y mantenerse en contacto con el agua, aunque lo ideal es utilizar hojas sueltas. Otro consejo, bastante evidente para los aficionados a esta bebida, es que las bolsitas y las hojas sueltas se utilicen una sola vez.