El kirchnerismo está terminado

Vivimos en un país que alcanzó una inflación interanual del 114,2%, una cifra que no veíamos en el país desde la crisis del 2001, que tanto golpeó a los argentinos. El nivel de pobreza es de alrededor del 40% y las últimas encuestas muestran que 6 de cada 10 chicos en la Argentina son pobres. A esto se suman los altos índices de inseguridad, que hacen que los argentinos tengan miedo de salir de sus casas. Día a día recorro la Provincia de Buenos Aires y escucho a los vecinos que me cuentan sus preocupaciones y sus necesidades. Veo cómo la situación política y económica impacta en las familias, que ven disminuir su calidad de vida y sus posibilidades de salir adelante. La movilidad social, histórica bandera de nuestro país, es hoy una utopía.

No podemos perder la esperanza. Una nueva Argentina es posible. Yo fui una de las personas convocadas personalmente por Horacio Rodríguez Larreta para sumarme a este proyecto, donde nos encontramos personas de distintos espacios, pero con los mismos valores democráticos y un objetivo común: formar un gobierno que tenga la capacidad real de producir los cambios que necesita el país. Compartimos con Horacio la vocación de diálogo, de tender puentes, de buscar acuerdos y de tener una mirada amplia sobre lo que necesita la Argentina. Aislarnos nos llevó en el pasado a fracasar en lograr acuerdos parlamentarios para impulsar la trasformación. No hablamos de unidad a cualquier precio, siempre deberán existir compromisos de valores a respetar como la libertad, la democracia y la república.

Algunos dividen a sectores partidarios según su accionar político en halcones y palomas, asociando a éstos últimos con el lado conciliador o blando. La verdadera clasificación es otra, halcones y águilas. No somos palomas, identifico a nuestro sector con las águilas, volando más alto, con una mirada integral de 360 grados y viendo más allá de las elecciones. El tiempo nos enseñó a ver más lejos.

Tenemos que entender que el enemigo no es el contrincante de corto plazo, el enemigo es la inflación, la pobreza, la inseguridad, la corrupción y la droga. Hay mucho trabajo por delante y allí deben dirigirse nuestros esfuerzos. Me preocupan los que están yendo tan lejos con sus críticas que están comprometiendo toda posibilidad de construir puentes a futuro y diálogos para gobernar y avanzar.

Con Diego Santilli venimos trabajando juntos. A golpe de kilómetros llegamos a conocer profundamente la realidad de los bonaerenses. Nos unen las ganas de salir adelante y la capacidad incansable para enfrentar cualquier desafío por más difícil que parezca. Todos conocen de su valentía y la mía. Compartimos la importancia de la vida, la familia y la cultura del trabajo, y vamos a seguir trabajando con ese rumbo, cerca de la gente, que ya está harta de que le mientan, le roben, de que no se reconozca su esfuerzo y de no poder vivir en paz.

Horacio Rodríguez Larreta tiene como base de su política esa misma cercanía con la gente. El liderazgo político no es un conjunto de cualidades estático, sino que cada tiempo demanda líderes diferentes. La historia argentina lo demuestra. El mejor líder es el que logra interpretar esos tiempos. Nuestro país ya tiene demasiadas grietas como para recibir a líderes mesiánicos. Horacio representa la conciliación que necesita el país en este momento. Tiene capacidad para construir consensos, sabe escuchar, analizar y trabajar en equipo. Todo esto es muy importante para llevar adelante y sostener los cambios profundos que necesitamos en el país. No se trata simplemente de ganar elecciones sino de proyectar juntos lo que haremos para generar riqueza y un modelo productivo que nos saque finalmente de esta situación insostenible. Como presidenta del Consejo Social y líder del partido Más Valores asumo mi compromiso en acompañar el proyecto que emprendió Juntos por el Cambio y la visión de Horacio sobre la necesidad de construir una nueva mayoría para poder gestionar los cambios necesarios en el camino hacia una Argentina mejor, con oportunidades para todos.

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