Adiós a la pizza y a los helados a partir de medianoche: por qué Milán quiere prohibir la venta nocturna de comida para llevar

Con esta nueva y polémica norma, la ciudad pretende reducir el ruido nocturno en los distritos más turísticos

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Milán quiere controlar el ruido nocturno cerrando sus pizzerías y heladerías (PxHere)
Milán quiere controlar el ruido nocturno cerrando sus pizzerías y heladerías (PxHere)

Italia es uno de los países más visitados del mundo. La presencia masiva de turistas, especialmente durante la temporada alta, han provocado las preocupaciones de los habitantes locales, que demandan cada vez más restricciones para proteger sus ciudades y su tranquilidad. Las autoridades italianas ya han comenzado a reaccionar ante esta crisis, especialmente en las zonas más asediadas por el turismo intensivo. En Venecia, a partir del pasado 25 de abril, los turistas deberán reservar por adelantado y pagar una entrada de 5 euros para pasear por sus calles y canales. En Portofino, el año pasado se aplicaba otra de estas controversiales medidas, una norma que prohibía a los visitantes detenerse en dos de los puntos más concurridos de la ciudad.

Ahora, otra ciudad italiana se plantea imponer restricciones a sus visitantes, en esta ocasión atacando uno de los atractivos turísticos más relevantes del país: la gastronomía. El gobierno local de Milán, la capital de la moda, se plantea ahora una peculiar propuesta: la prohibición de vender pizza y helado más allá de las doce y media de la medianoche.

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El diario Euro News informaba el pasado martes que el gobierno de la ciudad habría presentado un proyecto de ley que, de aprobarse, prohibiría toda venta de comida para llevar después de las 12.30 horas los días laborables y de las 1.30 horas los fines de semana y festivos. La prohibición incluiría la venta de pizzas, helados y bebidas para llevar, aunque también obligaría a bares y restaurantes a cerrar las zonas al aire libre a la misma hora. Todo ello surge, según el medio europeo, de un esfuerzo por reprimir a los grupos ruidosos que se agolpan en las calles a altas horas de la noche y desvelan a los residentes locales.

De aprobarse finalmente, la prohibición se aplicaría en 12 distritos de la ciudad de Milán, incluidos los barrios centrales de Brera y Ticinese, así como Darsena, Lazzaretto, Corso Como y las populares zonas de ocio nocturno de Arco della Pace y Navigli.

Los milaneses quieren su helado nocturno

No es la primera vez que la ciudad italiana intenta que se prohíba el consumo de alimentos en sus calles a altas horas de la noche. En 2013, el ayuntamiento de Milán, dirigido por el entonces alcalde Guiliano Pisapia, intentó aprobar una medida similar, que acabó fracasando tras la gran reacción de los milaneses. Tal fue el revuelo que el entonces alcalde tuvo que salir a aclarar sus intenciones. “Todo es un equívoco, los milaneses pueden seguir disfrutando de sus helados después de la medianoche “, respondía en una nota, aclarando que “no hay ningún toque de queda y no está previsto” y que estaos alimentos podrían seguir consumiéndose en el interior.

Las heladerías italianas tendrían que limitar sus ventas a partir de la medianoche (PhHere)
Las heladerías italianas tendrían que limitar sus ventas a partir de la medianoche (PhHere)

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En esta ocasión, la propuesta del ayuntamiento milanés ha vuelto a generar resistencia. Aunque la pizza forma parte de la amplia gama de comida para llevar a la que se dirige la prohibición, las quejas se refieren especialmente a los helados: en Italia, la costumbre de reunirse a tomar un helado a altas horas de la noche es una parte intrínseca de la cultura italiana. Por ello, la perspectiva de que este manjar sea prohibido es, para algunos, ir demasiado lejos.

“¿Qué hace la familia italiana promedio en verano? Salen a pasear después de cenar y se toman un helado”, explicaba a The Observer Marco Barbieri, secretario general de la unidad milanesa de Confcommercio, la asociación italiana de minoristas. “Es una tradición clásica, por lo que está claro que si se interfiere en este tipo de hábitos culturales, la gente no estará contenta”.