La explosión precoz de Ricky Rubio en España: debutó a los 14 en el Joventut y ganó la Euroliga con 19 en el Barça

El base español empezó a labrar desde la adolescencia su exitosa carrera en el baloncesto, que posteriormente le llevó a la NBA y que no tardó en concederle una plaza en la selección: enésimo talento ‘made in Aíto’, fue pieza clave como azulgrana en la era Xavi Pascual

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Ricky Rubio entrenándose con el Barça esta semana (EFE/Enric Fontcuberta)
Ricky Rubio entrenándose con el Barça esta semana (EFE/Enric Fontcuberta)

Ricky Rubio vuelve a sonreír. Y con él todo buen amante del baloncesto que se precie. Uno de los jugadores españoles habidos y por haber que más ha ilusionado a los aficionados, también a nivel mundial, intenta reengancharse a la canasta, tras hacer carrera en la NBA, allí donde todo comenzó para él: Barcelona. El base de El Masnou ha comenzado a entrenarse con el Barça, uno de los dos equipos por los que pasó en España. Ha dado el paso en pos de sentir el tacto de la pelota naranja con el picorcito de antaño y ahuyentar sus fantasmas. Unos que le atormentaron en demasía, llevándole a “un lugar muy oscuro” del que, por suerte, ha conseguido escapar.

Nada se quiere saber de presionarle. Tuvo que bajarse del carro de la selección en verano para cuidar su salud mental y la comprensión y la calma van por delante de todo lo demás en este nuevo comienzo. Si decide jugar, será más que bienvenido. No podría ser de otra forma en una entidad azulgrana que ya disfrutó en nómina a Rubio. Además, en un período pleno de frescura, justo antes de emprender la aventura estadounidense y durante la era más sobresaliente de la canasta culé en la época reciente: la que tuvo a Xavi Pascual como ocupante del banquillo.

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Ni la mejor liga del mundo ni los éxitos mayúsculos como internacional habrían llegado nunca para Ricky, ahora con 33 años, sin haber sido primero profeta en su tierra. Esa explosión ocurrió entre 2005 y 2011, con unas habilidades baloncestísticas desarrolladas de forma difícilmente repetible en cuanto a precocidad. Quizá el único que se le haya acercado después, en cuanto a crecimiento como jugador en nuestro país y de forma vertiginosa, haya sido Luka Doncic. Lo cual habla muy bien del talento del catalán, forjado en uno de los viveros por excelencia de este deporte: la Penya.

El niño prodigio del Joventut

Aíto García Reneses es una eminencia como hay pocas en nuestro baloncesto. Su trayectoria como entrenador es todo un orgullo nacional. Tanto por los numerosos trofeos que pueblan su palmarés como por, y quizá esto sea lo más importante, la cantidad de estrellas que han pasado por sus manos: Andrés Jiménez, Jordi Villacampa, Rafa Jofresa, Epi, Audie Norris, Roberto Dueñas, Pau Gasol, Juan Carlos Navarro, Rudy Fernández y un largo etcétera. Fue precisamente al poco de apostar por el balear cuando el madrileño se fijó en Ricky y le propuso empezar a entrenar con los mayores. Lo más increíble de todo es que el ofrecimiento le llegó cuando tan sólo era un adolescente. Y no iba de farol.

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Tanto es así que, a día de hoy, Rubio continúa siendo la persona más joven que ha debutado en una cancha de la ACB: 14 años, 11 meses y 24 días. Fue un 15 de octubre de 2005, en un Granada-Joventut. Apenas jugó cinco minutos y cinco segundos, pero fue tiempo suficiente para dejar su impronta: dos puntos, una asistencia y dos robos. En aquella primera temporada como profesional del niño prodigio, los de Badalona se hicieron con la EuroChallenge.

Ricky Rubio en su etapa en el Joventut de Badalona (EFE)
Ricky Rubio en su etapa en el Joventut de Badalona (EFE)

Rozándose la sobreprotección con él en sus inicios (atender a la prensa era cosa harto excepcional en su caso), habló con creces, a pesar de su juventud, donde había que hacerlo: en la pista. En la 2006-2007, fue elegido jugador revelación de la liga española. En la 2007-2008, llevó un paso más allá su magia: entró en el quinteto ideal de la ACB y, por supuesto, fue el más precoz en lograr tal hito. Los ecos de ese curso todavía resuenan. Porque fue inolvidable a nivel de clubes (Copa del Rey y Eurocup) y por el verano olímpico que terminó con una plata en Pekín: no todos los días se ve a un chaval de 16 años, y de qué manera, comandando la dirección de juego de una selección absoluta.

La 2008-2009 fue la campaña de su adiós a las filas verdinegras. Con esta bien avanzada, se generó un cierto conflicto entre el Joventut y Rubio por la cláusula de rescisión con la que contaba, debido a que se presentó al Draft (quinta elección) de una NBA en la que estaría en el futuro. Hubo tribunales de por medio, no hizo las Américas de forma inmediata al exigírsele más dinero para irse del que consideraba aceptable y el ambiente se enrareció lo suyo. Al final, siguió en casa, pero las puertas de la Penya se le cerraron y acabó recalando en el Barça.

Campeón de Europa en un Barça al que ha vuelto ahora

Nada más ponerse la camiseta del Barcelona (la que había sido su hinchada pasó a abuchearle), Ricky se ganó un puesto destacado en la plantilla. Eran tiempos de especial bonanza para el equipo, como pudo comprobar en sus propias carnes. Desde luego, justificó su traspaso de récord (3,7 millones de euros) a la perfección. El balance colectivo no pudo ser más positivo, puesto que se consiguió un triplete: Supercopa, Copa del Rey y, sobre todo, la segunda (y hasta la fecha última) Euroliga azulgrana.

A nivel individual, Rubio resultó más joven que ninguno (y el mejor de la Euroliga 2009-2010) a la hora de levantar la Copa de Europa, porque lo consiguió con 19 años. Los reconocimientos en términos domésticos tampoco fueron menores precisamente: mejor base y, por tanto, otra vez presente en el quinteto ideal de la ACB, a la par que integrante más espectacular de la competición. Por si esto fuera poco, alcanzó los 1.000 puntos antes que nadie.

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La Liga la ganaría en 2011. Un año en el que la Supercopa y la Copa seguirían llevando la firma del Barça. Ya no le quedaba nada por conseguir con los suyos: era el momento de que Ricky volase a Estados Unidos. Allí le han disfrutado 12 temporadas desde entonces. La etiqueta de hijo pródigo le va como anillo al dedo si es que acaba retomándolo donde lo dejó: 5,5 puntos, 3,5 asistencias, dos robos, 2,8 rebotes y 9,2 de valoración como promedio en la Euroliga; 6,5 puntos, 3,7 asistencias, 1,8 robos, 2,8 rebotes y 10 de valoración de media si hablamos de la ACB.

Ricky Rubio en su primera etapa en el FC Barcelona (EFE)
Ricky Rubio en su primera etapa en el FC Barcelona (EFE)

Con una retahíla de medallas con España que añadir a la ecuación (MVP del Mundial 2019, no hay que olvidarlo), Rubio tiene su prestigio intacto, haga lo que haga próximamente. El plazo de inscripción de la Euroliga termina el 7 de febrero. En ACB, la bocina sonará, en cuanto a altas, a mediados de mayo, con el inicio de los playoffs por el título. Son las ventanas que tendrá el Barça para fichar, por segunda vez, a Ricky. Una cosa está clara: la última palabra le pertenecerá al propio interesado.