Antonio Lorente, ilustrador estrella de clásicos de la literatura: “Me gustan que me digan ‘mago’”

En su primera visita a Argentina, el autor de nuevas versiones gráficas de “Mujercitas”, “La leyenda de Sleepy Hollow” y otros clásicos, se define como “un preciosista” que “cuenta historias”

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Explorando los clásicos: Lorente revela por qué eligió "Mujercitas" y "La leyenda de Sleepy Hollow" para ilustrar
Explorando los clásicos: Lorente revela por qué eligió "Mujercitas" y "La leyenda de Sleepy Hollow" para ilustrar

En su primera visita a la Argentina con motivo de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, y como parte de una gira por otros países latinoamericanos, el relevante ilustrador español Antonio Lorente conversó con Infobae Cultura. Con frescura, en una mañana de otoño, se reconoció afortunado, ayudado por el trabajo duro y el talento, y por la buena estrella estuvo de su lado. Formado en Bellas Artes, con una hermana-cómplice en lo creativo, comenzó a transitar por la ilustración casi de casualidad, si bien desde “siempre” dibujaba.

Durante su presencia en la Feria firmó libros en el stand de su editorial y presentó el clásico de Louisa May Alcott, Mujercitas, en dos tomos, y La leyenda de Sleepy Hollow, de Washington Irving. Además brindó una charla en el MALBA para todo público.

—De todos los clásicos posibles, ¿por qué Mujercitas y Sleepy Hollow? ¿Lo elegiste vos? ¿Fue decisión de la editorial…?

—Justo esos dos que has comentado los he elegido yo. Otros han sido de la editorial, otros han sido brainstorming. Agradezco también a mi jefa que me dijo “no hagas nada que no te apasione, que no te guste”. Que todo lo que haga, tanto si es de motu proprio como si es de la editorial, me lo leo y me tiene que apasionar. ¿Por qué Mujercitas y Sleepy Hollow? Te diría que porque es la luz y la oscuridad, un poco como la vida, el yin y el yang, lo bueno y lo malo. Creo que en mi trabajo también está eso; y era como muy interesante ofrecer la luz de Mujercitas o de Ana, la de las Tejas Verdes, y esa oscuridad de Sleepy Hollow o de Carmilla –que va a salir ahora–, la historia de las dos vampiras, o este tipo de relatos que también tienen su público, o que pueden convivir, incluso, con la con la propia luz.

—¿Cómo te definís? ¿Como ilustrador o como un artista?

—Es una cuestión mía, eh, pero a mí ese tema del artista. “Soy artista” nunca lo he dicho, no va con mi manera de ser, ni soy tan vanidoso ni tan tan pretencioso. Soy ilustrador, cuento historias con mis ilustraciones. En algunas [obras] utilizo ya el texto que existe para lo clásico, pero también hago una visión nueva con mi ilustración. Incluso termino siendo casi un propio autor de la obra, porque hago un enfoque muy nuevo y diferente.

Imagen de "Mujercitas", el clásico de Louisa May Alcott ilustrado por Antonio Lorente
Imagen de "Mujercitas", el clásico de Louisa May Alcott ilustrado por Antonio Lorente

—Y en relación con eso, ¿a qué público orientas tu trabajo?

—Ilustrador infantil no me considero, tampoco. De hecho, lo veo cuando viene la gente a verme a las firmas. Cuando vienen, los realmente emocionados son los padres. Quiero decir, de mi edad para arriba o la gente ya adulta. Incluso, alguna vez, bromeando, he dicho que los niños acompañan a los padres muchas veces. Porque el padre está más emocionado que el niño. ¿Y eso por qué? Pues porque este tipo de libros coleccionables es el típico libro que le compras a tu hija, a tu sobrina, a tu nieta, a tu prima, pero no se lo das hasta que tiene una edad como para respetarlo. Este tipo de ilustración es una ilustración especial, coleccionable, y para un público, generalmente, adulto. Aunque muchos aprovechan para comprárselo a los hijos, pero en realidad es para ellos [dice sonriendo].

—¿Cuál era el valor de ilustrar los clásicos?

—Primero, porque es una historia atemporal, llena de valores. Es una historia bonita que te va a marcar tu vida de alguna manera. Si eres un lector cero, si eres un lector de primera, te la va a marcar. Pero si ya eres un adulto, vas a regresar a ese momento que marcó tu vida.

—¿Cuál fue tu enfoque para estos trabajos?

—Yo soy muy estético, me gusta mucho representar lo feísta. Y no me refiero a feísta con gente guapa o fea, sino al mundo. Creo que el mundo ya en sí es demasiado feo. Nos pasan cosas horribles, y estamos en desacuerdo con muchas otras, y las injusticias. Creo que el mundo ya es demasiado feo como para que la pintura también lo sea. Me gusta ser preciosista, o sea que la estética la busco, incluso en Sleepy Hollow, en ese caballero sin cabeza, que es horrible de primeras. Pero hay belleza… esas ramas que crecen de su cuello, decapitado, ¿no? Cómo crece esa vegetación. Intento siempre buscar lo estético, pero también lo psicológico. Jugar un poco con cómo se sienten las personas; expresar con mis personajes, para que la gente empatice, que hablen a través de su mirada.

—¿Las ilustraciones te poseen?

—Claro, yo creo que sí. De alguna manera, de alguna manera (risas). Soy un brujo. Hay veces que me dicen mago. Me parece tan bonito lo de “mago”. “Mago”, es algún comentario.

Antonio Lorente señala la idea del feísmo para ilustrar lo oscuro y dramático, como en "La leyenda de Sleepy Hollow"
Antonio Lorente señala la idea del feísmo para ilustrar lo oscuro y dramático, como en "La leyenda de Sleepy Hollow"

—¿Cuándo empezaste a ilustrar?

—Dibujando, llevo toda la vida. Toda la vida. Pero dibujando. Porque el que dibuja, dibuja. Quiero decir, el que ilustra cuenta historias. Al final yo veo esa diferencia entre ilustrar y dibujar.

—Está buena esa idea.

—Dibujar una sirena, por ejemplo, puedes dibujar una sirenita, con su colita, con su tal, con su cual. Contar una historia con esa sirena, pues, ya tienes que hacer la sirena, una pescada con todo el mar. Estás dibujando una sirena, pero hay una lectura detrás de la sirena; estás hablando de la contaminación, de la pesca masiva. Ese es el ilustrador realmente. Dibujar, llevo dibujando toda la vida. Ilustrando, pues, a lo mejor, yo te diría, ya, a final de mi carrera de Bellas Artes. Que es cuando ya empiezo a interesarme más por el mundo de la ilustración y de la animación, porque también es una manera de contar historias.

Yo quería ser animador, me interesaba mucho el mundo de la animación, y cuando terminé la carrera, ilustré libros que escribía mi hermana. Y hubo un fallo en nuestro primer libro: hubo un fallo en la ilustración, una raja en la contraportada. Entonces nos quejamos a la imprenta. “Oye, mira, no os preocupéis. 500 ejemplares gratis más”, nos dicen. Y de vernos con tantos ejemplares, empezamos a mandar esa edición. Empezamos a repartirlos por todos sitios, y La princesita aburrida termina en cinco idiomas diferentes. Ese momento clave de decir “ostras, qué fuerte, la suerte de mi vida”. De un error como se nace algo tan bonito, ¿no?

Antonio Lorente comparte su experiencia y proyectos en esta gira por Sudamérica
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—¿Qué pensás en estos tiempos que corren, tan tremendos, para los artistas en general, de la inteligencia artificial?

—Tuve el otro día una reflexión conmigo mismo, que la estoy utilizando, porque me parece brillante. Yo entro en contacto con la inteligencia artificial porque una persona me escribe un mensaje al Instagram y me dice “Antonio, han creado un prompt con tu estilo”. Y digo “¿qué es un prompt? ¿Qué coño es eso?” [ríe]. Empiezo a investigar sobre la inteligencia artificial. Ya había escuchado, obviamente, pero empiezo. ¿Qué es esto? Pues un prompt es que meten todo tu trabajo, tu ilustración, en una base de datos y entonces tú le das una orden a la máquina y le dices “hazme una mujer tomándose un café con unas gafas de gato, hablando con Antonio con el estilo de Antonio”. Y entonces, digo, eso tengo que verlo ya. Y mi reflexión fue: es como la comida prefabricada. Tú tienes las mejores papas, el mejor aceite de oliva, tienes la mejor sartén, que no se pega, tienes todo, pero nunca te va a salir como la tortilla de papas de tu abuela, ¿no? Pues es parecido. Lo vi, sí, era correcto, pero lo vi desalmado.

Yo bebo de las bellas artes, de mi formación y de todo lo que yo hago. Entonces, pues, creo que esto va a hacer que regresemos un poco. Me da la sensación de que la gente va a tener la necesidad de ver tus procesos, de ver cómo creas la imagen desde cero. Aparte porque las redes sociales nos permiten eso, nos permiten acercarnos al estudio y que la gente vea. Pero poco más, poco más. Porque ilustrar es un todo, no solamente una imagen vomitada. Es una persona detrás, que la defienda, que la comunique, es un todo.

La carrera de Lorente despegó gracias a una mezcla de talento, suerte y pasión por la ilustración
La carrera de Lorente despegó gracias a una mezcla de talento, suerte y pasión por la ilustración

—Puede ser una herramienta que ayude, como el Photoshop. Pero no es lo mismo que crear de cero.

—Es que se nota. Sí, sí, yo lo noto, también. Muy rimbombante. Pero pasa un poco con todo, ¿no? Yo he tenido conversaciones con gente, sobre todo en este viaje. En la Filbo de Bogotá he hablado mucho del tema de la inteligencia artificial. La base era la inteligencia artificial en la escritura. Hay escritores que han hecho coediciones con la inteligencia artificial. Un libro escrito, a la vez, con la inteligencia artificial, gente muy pro. Bueno, me parece interesante siempre que lo diga y lo hable.

—¿Cómo te ves de acá un tiempo?

—Me agobia el futuro, te lo juro. De hecho es un ejercicio que hacemos todos. Lo intentamos, porque si no al final esa ansiedad que te genera, tanto para bien como para mal. Cuando pienso, por ejemplo, en el éxito, hay veces que me da mucho vértigo, o cuando veo que hay mucha gente esperándome, me dan nervios. Eso de qué pasará, tanto para lo bueno como para lo malo, me agobia. Entonces no me visualizo en un futuro, dejo -tanto en mi trabajo como mi vida en general- que todo vaya a su ritmo, viendo cómo funciona y disfrutando del camino y del proceso. Que aparezca lo que tenga que aparecer y ya está. Quiero decir, no soy una persona especialmente ambiciosa, no va con mi personalidad.

—Y en tu carrera, ¿hay alguna cosa que te gustaría concretar?

—Un proyecto de animación como imaginario, pero algo como muy profesional, con mi dibujo. Mi universo en movimiento, ilustrado, me parece bonito.

[Fotos: Gentileza Editorial Edelvives]

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