Diosdado Cabello, el número dos del régimen de Maduro, llamó narcoparamilitar al expresidente Juan Manuel Santos

En una reciente escalada de declaraciones políticas, Diosdado Cabello, el número dos del régimen político venezolano, respondido directamente a las observaciones realizadas por el expresidente de Colombia Juan Manuel Santos, que en una entrevista a un medio brasileño, discutió la importancia del momento actual para fomentar “una transición democrática” en Venezuela.

Cabello respondió a lo dicho por Santos el 22 de abril. En sus palabras, rechazó cualquier sugerencia de una necesidad urgente de cambio de régimen en su país, afirmando la confianza y la preparación de su gobierno para las próximas elecciones.

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La réplica del venezolano no solo restó importancia a la idea de una “transición democrática” sugerida por Santos, sino que también la calificó como un intento externo de influencia, aludiendo a Santos como “uno de los jefes del narcoparamilitarismo en Colombia”.

Cabello expresó firmemente: “Santos, para nosotros irnos tienen que ganarnos unas elecciones”. Esta afirmación refleja la postura desafiante del gobierno venezolano ante lo que perciben como injerencias en los asuntos internos de su nación.

“Yo vi una declaración de uno de los jefes del narcoparamilitarismo en Colombia, Santos, llamando casualmente al presidente Petro y a Lula, hablando de transición, nosotros no estamos desesperados por irnos, Santos, para nosotros irnos tienen que ganarnos unas elecciones”, fueron las palabras exactas emitidas por el líder venezolano.

Más allá de su respuesta a Santos, Cabello subrayó la inminencia de las elecciones del 28 de julio, en las que su partido espera no solo participar sino ganar. El líder aseguró: “Nosotros vamos el 28 de julio a ganar unas elecciones, aquí no hay transición”. Estas palabras son una clara manifestación de la determinación del gobierno actual venezolano de mantenerse en el poder, desestimando cualquier discusión sobre transiciones políticas.

La declaración de Cabello también destacó una visión a largo plazo para Venezuela, marcando como objetivo pendiente la transición al socialismo. “La transición pendiente es al socialismo”, finalizó, enfatizando un cambio ideológico profundo en lugar de una simple alternancia del poder. Estas palabras reflejan la persistente orientación política del gobierno venezolano y subrayan su desinterés en ceder ante presiones externas o internas que busquen una reconfiguración del espectro político venezolano de maneras que no alineen con su visión.

La conversación entre Gustavo Petro y Luiz Inácio Lula da Silva a la que hizo referencia Juan Manuel Santos es una en la que aparentemente se discutía la situación venezolana y en la que Santos instó a los mandatarios a presionar por elecciones libres en Venezuela.

Esta destaca una dimensión regional en la discusión sobre la estabilidad política en Venezuela. El interés de líderes de países vecinos en la situación venezolana no es nuevo, pero las declaraciones recientes añaden un nuevo capítulo a las complejas relaciones entre las naciones de América Latina respecto a Venezuela.

Este encuentro de palabras entre Cabello y Santos ilustra no solo las tensiones existentes entre Venezuela y Colombia sino también las complejidades de la política regional latinoamericana. Mientras los líderes de América Latina buscan caminos para enfrentar los desafíos democráticos y políticos en la región, el discurso sobre “transiciones” se vuelve cada vez más prevalente, destacando divergencias de opiniones y enfoques entre los distintos actores involucrados.

Las declaraciones de Diosdado Cabello quieren mostrarse como un recordatorio de la fortaleza con la que, al parecer, el gobierno venezolano enfrenta las críticas y sugerencias internacionales, manteniendo una postura firme contra lo que perciben como intentos de intromisión en sus políticas internas.

La insistencia del gobierno en avanzar hacia sus propios objetivos electorales y políticos, pese a las críticas y las preocupaciones expresadas tanto nacional como internacionalmente, demuestra la complejidad de la situación venezolana en el tablero político global.