Por qué suspiramos de manera involuntaria

Estudios revelan que además de ser una necesidad biológica, también sucede por causas de estrés y ansiedad

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El suspiro esconde complejidades emocionales y biológicas que afectan el bienestar psicológico y físico (Imagen Ilustrativa Infobae)
El suspiro esconde complejidades emocionales y biológicas que afectan el bienestar psicológico y físico (Imagen Ilustrativa Infobae)

El suspiro tiene una profundidad y una funcionalidad que trasciende lo biológico para adentrarse en lo psicológico y emocional. De acuerdo a investigaciones, el ser humano promedia unos 12 suspiros por hora, lo que implica realizar al menos uno cada cinco minutos, incluso de forma involuntaria. Este fenómeno, lejos de ser una simple reacción corporal sin importancia, esconde complejidades emocionales y biológicas que afectan el bienestar psicológico y físico, ligado principalmente a sentimientos negativos.

La función principal de suspirar, desde un punto de vista biológico, es oxigenar adecuadamente la sangre para garantizar así la salud de nuestro cuerpo. Ese proceso es comparado con una computadora que se toma una pausa para continuar funcionando correctamente, es fundamental incluso cuando dormimos. Un estudio de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) ha confirmado este mecanismo normal del organismo y subrayó la necesidad de los humanos por mantener una respiración adecuada.

El acto de suspirar, que incorpora cerca del doble del volumen de aire de una respiración normal, es vital para la función pulmonar y también juega un papel determinante en nuestro equilibrio emocional. Según especialistas, el suspiro es una respuesta ante una necesidad corporal de oxigenación que, sin embargo, se ha vinculado también a estados de estrés, ansiedad o desasosiego.

El estrés puede provocar un aumento en la frecuencia de los suspiros(Imagen Ilustrativa Infobae)
El estrés puede provocar un aumento en la frecuencia de los suspiros(Imagen Ilustrativa Infobae)

La ciencia ha explorado estas reacciones y encontró que los suspiros no solo son críticos para prevenir el colapso de los alvéolos pulmonares, sino que también pueden interpretarse como mecanismos de ajuste psicológico ante situaciones de frustración o decepción. Estos ajustes, teóricamente, podrían ser programados para ayudar a manejar el estrés y moderar emociones alteradas, lo que sugiere una fascinante hipótesis sobre la catarsis y el restablecimiento tanto físico como mental que representan.

En situaciones de estrés, por ejemplo, nuestro cuerpo experimenta una serie de cambios fisiológicos que pueden provocar un aumento en la frecuencia de los suspiros. Entre estos cambios se incluyen la aceleración del ritmo cardíaco, el exceso de sudoración, y malestar estomacal. En casos extremos, estos síntomas pueden acompañar a los ataques de ansiedad. La hiperventilación y la falta de aire son síntomas comunes en personas que padecen trastornos de ansiedad.

La investigación psicológica apunta a la importancia de prestar atención a los suspiros como parte de nuestro lenguaje corporal y emocional. Frente a un incremento de suspiros involuntarios o emociones negativas más frecuentes, es crucial considerar la posibilidad de buscar apoyo profesional. Dejar pasar estos síntomas sin atención puede llevar al agravamiento de condiciones psicológicas preexistentes.

La frecuencia con la que suspiramos, mucho mayor de lo admitido comúnmente y con una inclinación hacia momentos de emociones negativas más que positivas, muestra el complejo entramado entre lo fisiológico y lo emocional que estos actos involuntarios representan. Sea por amor, donde cada suspiro equivale a un latir más rápido del corazón y una necesidad de más oxígeno, o por los estados de tristeza, donde se describen como “el aire que nos sobra por alguien que nos falta”, los suspiros encapsulan aspectos fundamentales de la experiencia humana.

Cada suspiro equivale a un latir más rápido del corazón y una necesidad de más oxígeno
Cada suspiro equivale a un latir más rápido del corazón y una necesidad de más oxígeno

Estos hallazgos no solo amplían nuestra comprensión sobre las reacciones involuntarias del cuerpo y su impacto en nuestra salud emocional, sino que también abren la puerta a nuevas formas de manejo del bienestar mental. De esta manera, lejos de ser meros reflejos biológicos, los suspiros se revelan como ventanas a nuestras emociones más profundas y ofrecen un camino hacia la estabilidad emocional y el autoconocimiento.