Así fue como La Unión Tepito negoció con Los Zetas la liberación de uno de sus miembros

En un encuentro tensado marcado por desacuerdos y negociaciones, Roberto Moyado Esparza, conocido criminalmente como ‘El Betito’, lideró a los cabecillas de su grupo en una reunión con ‘Rachib’, así como un supuesto comandante de la Procuraduría General de la República (PGR).

La confrontación tuvo lugar en uno de los gimnasios propiedad de este último, donde ‘Rachib’ fue visto discutiendo intensamente con un individuo que se presentaba como comandante de la PGR.

La reunión, cargada de tensión y confrontaciones verbales, culminó en un acuerdo con el cártel de Los Zetas, lo cual resultó en la liberación del hermano de ‘Rachib’, quien había sido retenido por este grupo criminal.

“Liderados por Roberto Moyado Esparza, ‘El Betito’, los cabecillas del cártel se encontraron con ‘Rachib’, en uno de sus gimnasios, donde discutía acaloradamente con un supuesto comandante de la Procuraduría General de la República (PGR), el primero iba y venía, dentro de su oficina, apretando los puños y mentando madres, igual encaraba al comandante como a sus guardaespaldas, era evidente que la tensión arreciaba al mismo tiempo que el calor caribeño se manifestaba en la empapada playera deportiva de ‘Rachib’, los pistoleros chilangos fueron desplegados en puntos estratégicos vinculados a Los Zetas, bares, autolavados, casa de seguridad, narcotiendas e incluso cuarteles de la Policía Local, así se fueron consumiendo los minutos y los cigarros, apilados como cadáveres en el cenicero, con algunas incrustaciones de diamante, solo ‘Rachib’ sabe lo que se dijo y no se dijo, con quien negoció, cuan cerca estuvo la matadera, y el acuerdo al cual llegó con Los Zetas, pero su hermano fue liberado esa tarde, con apenas unos cuantos golpes, en el rostro, para los gatilleros chilangos probablemente todo quedó en una anécdota, pero en el ceno del Cisen, y en el de algunas otras autoridades enteradas de lo sucedido, se encajó una idea nueva e inquietante, un grupo criminal asentado en la capital había crecido demasiado”, narra el autor del libro ‘Cártel Chilango’, Antonio Nieto.

Durante el encuentro, ‘El Betito’ y sus acompañantes exhibieron una actitud desafiante, manteniendo una confrontación directa no solo con el supuesto comandante de la PGR sino también con los guardaespaldas presentes.

La situación se elevó al punto en que los miembros del cártel situaron estratégicamente a sus pistoleros en diversas localizaciones clave asociadas a Los Zetas, incluyendo bares, autolavados, casas de seguridad, narcotiendas y hasta cuarteles de la Policía Local.

El acuerdo alcanzado al final de la reunión, cuyos detalles específicos permanecen bajo el conocimiento exclusivo de Rachib, implicó estrategias de negociación que evitaron una escalada de violencia. A pesar de las tensiones, el hermano de Rachib fue liberado con señales de haber sido sometido a violencia física, pero vivo.