Tirón, "pinchazo" y contractura: cómo detectar y prevenir las habituales lesiones en los isquiotibiales del corredor

Una experta detalló a Infobae todo sobre la recurrente afección que puede derivar en distensiones y desgarros

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Las contracturas, distensiones y desgarros en la zona son algunas de las lesiones más recurrentes
Las contracturas, distensiones y desgarros en la zona son algunas de las lesiones más recurrentes

La rotura parcial o total de la fibra muscular en los músculos isquiotibiales es una de las afecciones más comunes para los aficionados al running. Es habitual tanto en corredores principiantes, como para los más avezados a la práctica, especialmente en los casos en los que no se lleva un control o supervisión de un especialista en el tema.

Para Mariel El Jaber, profesora nacional de Educación Física y entrenadora certificada por la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF), la distensión o desgarro muscular se ubica entre las más frecuentes de los runners junto a la fascitis plantar, la periostitis tibial, la pubialgia y la inflamación de la banda iliotibial.

Las tres porciones musculares que componen los isquiotibiales (Foto: drdomingodelgado)
Las tres porciones musculares que componen los isquiotibiales (Foto: drdomingodelgado)

Los isquiotibiales son un grupo de tres músculos que discurren por la parte posterior de la pierna superior. Se trata del semimembranoso, el bíceps femoral y el semitendinoso, que en conjunto juegan un papel importante en muchas actividades diarias como caminar, saltar o controlar el movimiento en el tronco. Y por supuesto, también al correr, con sus respectivos riesgos.

Durante esta práctica, las fibras musculares pueden contracturarse, distenderse o romperse de manera parcial o total, una situación que ocurre más veces de lo imaginado. "Suele darse mayormente por un esfuerzo desmesurado y repentino, una inadecuada entrada en calor o una mala dosificación de la carga", explica a Infobae la experta.

Y agrega: "A la hora de planificar un entrenamiento, lo más complejo es establecer con exactitud la carga de ese estímulo. Vale saber que la carga posee cinco componentes (intensidad, volumen, duración, densidad y frecuencia) y como si fuera una consola de sonido hay que calibrar a cada uno de ellos de manera armónica entre sí y dosificarlos individualmente con exactitud para el entrenado en cuestión".

Esto generalmente aparece cuando el corredor entrena por su cuenta, sin supervisión o sin la guía de un profesor o entrenador capacitado. "También es habitual en corredores con sobrepeso, inadecuada nutrición o sobre entrenados (excesivos volúmenes de entrenamiento sin la adecuada recuperación entre estímulos)", completa la entrenadora.

La afección es mayormente frecuente para quienes practican sin asesoramiento (iStock)
La afección es mayormente frecuente para quienes practican sin asesoramiento (iStock)

La especialista describió el dolor producido, de modo que sea más fácil detectarlo: "Se siente como un tirón, una contractura o un pinchazo en la zona muscular determinada. Puede obligarte a detenerte o a veces se puede seguir un rato más trabajando con esa molestia, todo de acuerdo a la gravedad de la lesión".

Ante un dolor similar, el protocolo preventivo clásico de los instructores es detener el entrenamiento, caminar un poco para identificar el malestar, aguardar en reposo deportivo por 72 horas y reiniciar luego con una actividad regenerativa suave y bastante estiramiento.

En esta etapa post-dolor, los lesionados suelen recurrir a los masajes, el uso de hielo en el área afectada y los antiinflamatorios. Sin embargo, si la molestia persiste tras el período indicado, El Jaber apunta que se visite al médico correspondiente. Diferente será en casos de mayor gravedad, ya que se deriva a la guardia en la siguiente hora de originarse la lesión.

El reposo, la actividad regenerativa y los estiramientos son esenciales para la recuperación (iStock)
El reposo, la actividad regenerativa y los estiramientos son esenciales para la recuperación (iStock)

¿Cómo puede prevenirse?

El Jaber sostiene que la primera medida es contar con un instructor profesional, lo que implica principalmente que esté capacitado, que tenga títulos y experiencias que lo avalen.

"Si esto es así, el corredor se asegura no sólo una planificación ajustada a sus necesidades individuales sino que también el entrenador/profesor debe (o debería) facilitarle un equipo interdisciplinario que le colabore (nutricionista, deportólogo, ortopedista, etc.) Con esta manera de trabajo no se deja nada en el corredor librado al azar", dijo.

En ese sentido, no faltarán los estiramientos y ejercicios de fuerza y flexibilidad en el plan de entrenamiento, punto básico y esencial en la previa a iniciar la marcha. Y además, los vendajes compresivos en la zona.

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