Ama Quella, Ama Sua, Ama Llulla: el código moral inca que nos enseñaron no era exclusivo de la época del Tahuantinsuyo

La evidencia delataría un origen mucho más actual de la famosa trilogía que a todos nos han enseñado desde épocas escolares

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Estudios ponen en duda la autenticidad incaica de los famosos preceptos morales. (Curriculum Nacional / Buena Pepa)
Estudios ponen en duda la autenticidad incaica de los famosos preceptos morales. (Curriculum Nacional / Buena Pepa)

Ama Sua (no seas ladrón), Ama Llulla (no seas mentiroso) y Ama Quella (no seas flojo), son posiblemente las palabras en quechua que los peruanos ubican con mayor facilidad. A la mayoría ―sino a todos― se nos han repetido desde los primeros años de la escuela como un código moral que parece no tener ninguna falla.

Suena lógico, ya que al aplicarlos a diversos ámbitos de la vida dan como resultado una buena forma de relacionarse con el entorno, los recursos, entre otros.

Son tan populares que incluso la Organización de las Naciones Unidas (ONU) las reconoció como valores para una gestión pública eficiente y transparente. Desde siempre se han considerado los preceptos bajo los que se desarrolló la sociedad inca, sin embargo, ¿qué tanto de esto es verdad? ¿Realmente fueron los incas quienes inventaron este conocido código de vida?

¿Verdad o mito?

Ama Sua (No seas ladrón), Ama Quella (No seas flojo) y Ama Llulla (no seas mentiroso), la tríada que regía el incanato, pero que tal vez sería más moderna de lo que se cree. (Pinterest)
Ama Sua (No seas ladrón), Ama Quella (No seas flojo) y Ama Llulla (no seas mentiroso), la tríada que regía el incanato, pero que tal vez sería más moderna de lo que se cree. (Pinterest)

Aunque estos principios están bastante arraigados a nuestra cultura e identidad, desde hace varios años se ha cuestionado que haya pruebas suficientes para asegurar que pertenecen a épocas del Tahuantinsuyo.

Una de las primeras apariciones del código se encuentran nada menos que en un texto conocido como Memorias del general Miller al servicio de la República del Perú, perteneciente a la época independentista. En este se explican los tres preceptos que rigen la moral inca.

“Sobre estos tres principios cardinales estaba fundado el código de sus leyes civiles, el cual abrazaba el todo de sus necesidades y relaciones de la sociedad civil”, menciona el autor del libro en cuestión.

Otra fuente es el historiador británico Clements R. Markham, quien enumera hasta cinco preceptos además de los ya conocidos.

atuendos, vestimentas, día soleado, anterior al descubrimiento de América, siglo XIII, XIV, habitar, habitantes -  (Imagen Ilustrativa Infobae)
atuendos, vestimentas, día soleado, anterior al descubrimiento de América, siglo XIII, XIV, habitar, habitantes - (Imagen Ilustrativa Infobae)

Por su parte, el historiador Carlos Araníbar, quien rastreó parte de los orígenes de la frase, menciona también a Cesare Cantú como el inventor, y a Gabino Pacheco Zegarra, traductor del drama Ollantay al idioma francés, que habría usado al primero como fuente.

En una entrevista, el experto menciona lo siguiente:

“Por eso hay que desmitificar algunas cosas, ¿no? Yo una vez encontré una frase que me gustó, y me dije: «voy a rastrearla». Era: Ama sua, ama llulla, ama quella (‘No seas ladrón, no seas mentiroso, no seas flojo’) (...) Bueno y fui tras ella. La encontré en Tello, en Porras, en Valcárcel, en Basadre. ¿Qué quedaba? Pero yo quería antes, de donde sale esta frase. Y no había en los cronistas, no existe en ninguno. Y la encontré en un libro de 1878, escrito por un quechuista peruano, Pacheco Zegarra, que vivía en París y que publicó el drama Ollantay en quechua y francés. Dijo que la frase era común en el Cusco y que allí era corriente que los pobladores al amanecer, al saludarse dijeran ama sua, ama llulla, ama quella y el otro le contestara: «tú también». Una cosa completamente traída de los cabellos y la repetían todos. E incluso Sócrates Villar Córdova dijo: «no eran solo tres, eran cinco» y añadió dos más de su cabeza”.

Lo cierto es que, con estas evidencias, queda claro que no hay fuentes anteriores al siglo XIX que recojan la frase, ni siquiera dentro de los escritos de los cronistas como Cieza de León o incluso Guamán Poma de Ayala.

Por otro lado, el texto de Rodolfo Cerrón-Palomino, titulado ‘Sobre el carácter espurio de la trilogía moral incaica’, menciona que el general Miller podría haber escuchado el precepto de boca de los patriotas. En tal sentido, se ubica su origen posiblemente en el movimiento nacional inca, alrededor de 1780, épocas donde los Comentarios Reales de Garcilaso de la Vega y la ilustración francesa impactaron fervientemente en la colectividad y alimentaron una visión romantizada del incanato y los horrores que sobrevinieron a su caída.

Perú consolidó su independencia en 1824, tres años después de que José de San Martín declarara la independencia  - crédito
Perú consolidó su independencia en 1824, tres años después de que José de San Martín declarara la independencia - crédito

Errores gramaticales

El texto en mención también ofrece una visión desde la lingüística, donde se advierte que hay una anomalía en el modo en que las expresiones quechuas están formuladas, es decir, podrían haber sido escritas por alguien que no conocía bien el idioma.

A modo de demostración, cabe mencionar que Guamán Poma de Ayala usa una frase similar a los preceptos en un pasaje de sus escritos, donde hace sátira del mal quechua hablado por los españoles: “Cómo los primeros españoles conquistó la tierra con sólo dos palabras que aprendió, decían: Ama mancha. Noca Ynga”, que no tenga miedo que él era Ynga.

La frase “Ama mancha” precisamente era usada, según él, por los conquistadores que no hablaban el idioma. Esta misma estructura se usa para el Ama Sua, Ama Llulla y Ama Quella, que al decirlas en español significarían ‘no ladrón’, ‘no mentiroso’ y ‘no ocioso’.
Felipe Guaman Poma de Ayala, el célebre cronista peruano. Foto: TVPerú
Felipe Guaman Poma de Ayala, el célebre cronista peruano. Foto: TVPerú

Para Cerrón-Palomino, estas imperfecciones, que incluyen una mala construcción y la falta del sufijos como el ‘chu’, que le dan carácter de negativo a las expresiones, delatarían que el precepto fue postulado por “alguien que no dominaba el quechua o, en el mejor de los casos, que lo conocía imperfectamente”.

Lo cierto es que existe mucha evidencia que deja fuera de las épocas del Tahuantinsuyo la famosa tríada moral, al menos hasta el momento. Pese a esto, no se puede negar su gran arraigo cultural que parece no tener fecha de caducidad.