En estas fechas de Semana Santa, la tradición de visitar las iglesias se realiza un año más en Lima y diversas partes del mundo donde la fe católica se hace presente. Desde tempranas horas de la mañana, fieles devotos se congregan para llevar a cabo esta antigua práctica.
A pesar de encontrarse con varias iglesias y capillas cerradas, muchos no se rindieron y continuaron con su propósito. Se formaron largas colas a las afueras de los templos, mientras otros optaron por orar en sus alrededores. La fe, indomable, se manifestó en cada gesto, en cada palabra de esperanza.
Pero este día no solo es relevante por ser parte de la Semana Santa. También coincide con las festividades en honor a San Judas Tadeo, el patrón de las causas difíciles y del trabajo. En este contexto, los fieles acuden a la iglesia con peticiones diversas, desde la búsqueda de milagros hasta expresiones de gratitud por favores concedidos.
¿Cómo empezó la tradición de recorrer las iglesias?
La tradición de visitar siete iglesias durante la Semana Santa tiene sus raíces en Roma en 1552, gracias a San Felipe Neri, fundador de la Congregación del Oratorio. Este rito busca honrar y simbólicamente acompañar a Jesucristo en su camino, desde la captura hasta su crucifixión.
Inicialmente, estas peregrinaciones comenzaron como procesiones con cantos y sermones. Con el tiempo, se unieron obispos, cardenales y prelados de la iglesia. El acto se lleva a cabo específicamente después de la misa de Jueves Santo, cuando el Santísimo Sacramento de la Eucaristía queda expuesto para la veneración de los fieles. Además, para crear un ambiente de penitencia y centrar la atención en la pasión y muerte de Cristo, las imágenes del templo se cubren con un manto morado.
El número siete tiene un profundo significado simbólico. Evoca no solo la creación del mundo y los sacramentos, sino también importantes enseñanzas de Jesucristo, enfatizando el concepto de perdón y completitud espiritual. La práctica de visitar estos lugares se ha extendido mundialmente, adaptándose en diversas formas que reflejan la fe y la cultura local de los practicantes.
Esta transformación de un acto religioso en un rito comunitario no solo fortalece la fe individual, sino que también une a los participantes en un viaje de reflexión y devoción compartida. A lo largo de los siglos, la tradición ha mantenido su esencia espiritual, adaptándose a los tiempos y continuando, año tras año, con el propósito de reflexionar sobre la vida, muerte y resurrección de Jesucristo.
Tradiciones en Semana Santa
El sermón de las siete palabras y el viacrucis son eventos profundamente en la cultura religiosa del país, ofreciendo momentos de reflexión sobre las últimas palabras de Cristo y su pasión, muerte y resurrección, respectivamente.
El acto de confesión antes de la Pascua es otro ritual significativo, que ve a numerosos fieles acercarse a las iglesias el Miércoles Santo y el Jueves Santo. Durante estos días, los participantes comparten sus pecados con un sacerdote, quien les ofrece consejos y penitencias. Asimismo, en ciudades como Lima y Arequipa, la procesión del Santo Sepulcro reúne a la comunidad para recordar el sacrificio de Cristo. En la capital, esta ceremonia tiene su inicio en la iglesia de Santo Domingo, convocando a una multitud de devotos que acompañan la imagen de Cristo por las calles.
Estas prácticas no solo reflejan la devoción y el fervor religioso de los peruanos durante la Semana Santa, sino que también sirven como una oportunidad para la introspección y el fortalecimiento de la fe. A la vez, estas actividades permiten preservar las tradiciones y fomentar la unión comunitaria en torno a acontecimientos religiosos valiosos.