Rusia-Ucrania: ¿una paz sin triunfos ni derrotas?

Acaso sea tiempo de considerar como hipótesis una salida realista de la guerra

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La invasión rusa en Ucrania lleva 19 meses. En la imagen, una mujer camina por un sitio atacado por los rusos en la provincia de Dnipropetrovsk (Ucrania) -/Ukrinform/dpa
La invasión rusa en Ucrania lleva 19 meses. En la imagen, una mujer camina por un sitio atacado por los rusos en la provincia de Dnipropetrovsk (Ucrania) -/Ukrinform/dpa

En pocos días, rusos y ucranianos habrán cumplido diecinueve meses en guerra, una confrontación entre pueblos hermanos, más allá de los hechos que a lo largo de la historia los fueron separando. Hay una constante en ese curso, y es la resistencia de los ucranianos al control por parte de Rusia.

Pero lo que podríamos denominar “doctrina Zelensky”, esto es, la decisión por parte de la presidencia de Ucrania de sostener una política exterior y de seguridad en dirección única hacia la OTAN (que siempre mantuvo la posibilidad de admitirla), ha determinado un momento culminante y decisivo en esa línea de continuidad de Kiev, y es la que decidió a Moscú intervenir militarmente en el país de Europa del este el 24 de febrero de 2022.

Al descartar otras alternativas, por caso, una “neutralidad reforzada” o bien proseguir como Estado pivote entre la Unión Europea y Rusia, Ucrania realizó un doble desafío: geográfico y geopolítico. Sin duda, el mayor y más decisivo de su historia.

Geográfico, porque decidió romper con el determinismo que implica su sensible ubicación, esto es, la de hallarse en una zona que el geopolítico estadounidense Saul Cohen denominó “cinturón de fragmentación” (shatterbelt). Geopolítico, porque decidió romper también con la condición de deferencia que le impuso esa suerte de “doctrina Monroe” que estableció Rusia con las ex repúblicas soviéticas desde el mismo fin de la URSS.

Volodimir Zelenski, presidente de Ucrania. Las alternativas para terminar el conflicto.
Volodimir Zelenski, presidente de Ucrania. Las alternativas para terminar el conflicto.

Ahora bien, será muy difícil que Ucrania obtenga esa doble ganancia, es decir, “quedarse” con la geografía y con la geopolítica, pues para ello tendrá que derrotar categóricamente a Rusia, es decir, expulsarla de todo su territorio, incluida Crimea.

¿Puede derrotarla? Difícil, aunque no imposible, sobre todo si recibe más y nuevas capacidades de Occidente. Pero ello, además de las muertes masivas, conlleva el peligrosísimo riesgo de que la guerra se “fugue hacia adelante”, pues Rusia no estará dispuesta a afrontar lo que se denomina el “espectro 1905″, esto es, una derrota humillante como entonces sufrió la Rusia zarista frente a Japón. En este contexto, vuelve a asomar la amenaza del átomo militar “controlado”.

¿Puede Rusia ganar la guerra? En tanto la victoria se defina aquí como afirmarse en los territorios del este, sí. Por ello, acaso la extensión de la guerra corre a favor de Moscú (de hecho, la duración de la guerra no solo ha permitido a las fuerzas rusas aprender de sus errores y conocer mejor al adversario, sino que permitió se revitalizaran determinadas capacidades).

Por tanto, acaso sea tiempo de considerar como hipótesis una salida realista de la guerra, sin triunfos ni derrotas para las partes.

Dicha salida pasaría por un equilibrio entre la geografía y la geopolítica, es decir, Ucrania saldría de la condición que siempre le impuso su sitio geográfico, para lo cual la OTAN eventualmente la sumaría como miembro, es decir, quedaría bajo el alcance del artículo 5 de la Alianza (que establece que un ataque a un miembro de la OTAN representa un ataque a todos los miembros de la organización). El precio será sin duda alto, pues tendrá que renunciar a casi el veinte por ciento de un valioso territorio.

Por su parte, Rusia no podría evitar tener a la OTAN en su inmediata frontera occidental, pero contaría con una zona que le permitirá conservar uno de sus activos como potencia terrestre: la profundidad.

Sin duda que no se trata de una salida justa para Ucrania ni para el derecho internacional. Pero sí tal vez lo sea considerando el reto innecesario que implicó la “doctrina Zelensky”, y la alteración que ello supuso para el concepto de seguridad indivisible en esa “placa geopolítica” tan sensible de Europa del este.

En suma, una salida de la guerra con base en un quid pro quo que implicaría geografía por geopolítica.

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