La verdadera historia de las propuestas de Javier Milei para la Corte Suprema

El Presidente ve al máximo tribunal como parte fundamental del sostenimiento de sus transformaciones. De allí las nominaciones de Ariel Lijo y Manuel García Mansilla

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Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla
Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla

Milei tiene una gran inspiración en lo que sucede en Estados Unidos y los nombramientos en la Corte Suprema son de una gran importancia para sostener el proyecto económico, sobre todo para que no sea destruido por fallos en el futuro. El Presidente ve al máximo tribunal como parte fundamental del sostenimiento de sus transformaciones.

La propuesta de Lijo obedece a ese criterio porque representa a todo el poder judicial federal. Es inteligente la propuesta porque todos los jueces federales, que son los que dictan cautelares contra los gobiernos, tendrán en Lijo una guía. Actualmente no la hay. El nombre fue llevado por Cúneo Libarona, quien fue su abogado y con el apoyo de Eurnekian. Lijo no es kirchnerista, y es probable que exista alguna resistencia porque puso en la cárcel a Boudou. Esa fue la razón por la cual el gobierno de Alberto Fernández nunca lo propuso para ningún cargo: el magistrado quería la Procuración, pero el ex mandatario pensaba que no pasaba el Senado.

El nombre de Manuel García Mansilla es propuesto por los estudios jurídicos que asesoran al Gobierno en temas económicos. Es una persona experta en temas de mercado.

La Casa Rosada hizo una propuesta como lo hacen todos los gobiernos y consultaron con dirigentes del PRO sobre el procedimiento. La duda fue lo que pasó con las propuestas de Macri. En aquel momento, el ex jefe de Estado propuso a Rosatti, que había sido ministro de Kirchner, y a Rosenkrantz, que era asesor de grandes empresas. Milei usó el mismo modelo: un candidato para agradar a la oposición y otro para los mercados. Estudiaron mucho el hecho de que el Senado no quería aprobar las designaciones de Rosatti-Rosenkrantz, que los tuvo que nombrar por decreto, y que pasaron varios meses hasta que finalmente lo lograron. Esa es la idea: consideran que a lo largo del año se aprobarán.

El caso Maqueda

El Gobierno tiene relación con el juez a través de Sebastián Amerio, que es de la familia de Maqueda. Por eso hablaron con él sobre si iba a insistir en pedir cinco años y, como no lo había solicitado antes (se debe pedir un año de anticipación), le avisaron que iban a proponer a alguien por adelantado para cubrir la vacante (como lo hizo el Consejo, en las coberturas anticipadas de vacantes).

El juez Juan Carlos Maqueda (Adrián Escandar)
El juez Juan Carlos Maqueda (Adrián Escandar)

Milei piensa que no debería haber conflicto con Maqueda.

El caso Rosatti

En cambio, es mala la relación del Ejecutivo con Rosatti porque lo acusan de haber pactado con Massa para que Milei no gane. Sus declaraciones contra la dolarización, su presencia en un acto con Molea en Lomas de Zamora (que creen que organizó Massa), y sus últimas declaraciones relativas a que Milei no habría leído a Alberdi, terminaron de romper el vínculo definitivamente. No lo consideran imparcial, y mucho menos con un pensamiento pro-mercado, ya que vota siempre contra las empresas (como Macri lo dijo).

El caso Lorenzetti

Todos estos cambios pueden favorecer a Lorenzetti por su amistad con Lijo.

Pero la realidad son los fallos, y es probable que en los temas que importan ahora siga existiendo una dupla Rosenkrantz-Lorenzetti en temas económicos, a la que se sumaría García Mansilla y habrá que ver qué hace Lijo.

La idea del pacto de impunidad

Lorenzetti hizo saber su enojo porque adjudica a un funcionario haber intentado sembrar la idea de un pacto de impunidad. El juez asegura que ese dirigente fue el que habló con Cristina Kirchner para decirle que Lorenzetti había sido el autor de la “Doctrina Irurzun” (como ella lo dijo en un video) y ahora afirma lo contrario. El magistrado recuerda siempre que fue durante su tiempo al mando de la Corte cuando se frenó la democratización de la Justicia.

Ricardo Lorenzetti
Ricardo Lorenzetti

El enojo de Lorenzetti es con Rosatti, no por la Presidencia, sino por los rumores que permite que se siembren en forma malintencionada.

La presidencia de la Corte

El máximo tribunal tiene que designar presidente en octubre y esto también ha generado alguna expectativa en los medios. Desde el lado de Lorenzetti, dicen que hace rato que propone eliminar la elección y que sea rotativo, como en muchas Cortes del mundo. El argumento es que el presidente no tiene ya un rol relevante en un tribunal tan pequeño y que las elecciones son siempre conflictivas. Las últimas acordadas van en el sentido de la conducción colegiada.

En el Gobierno saben que las nominaciones pueden afectar a algunos miembros, pero consideran que tanto Maqueda, como Rosenkrantz y Lorenzetti, no se prestarán a dictar fallos para presionar.

La historia parece repetirse: Maqueda y Lorenzetti no estuvieron precisamente contentos cuando entraron Rosatti y Rosenkrantz, no fueron consultados y la relación fue muy mala al principio porque pensaban que venían a destruir la jurisprudencia sobre derechos humanos (el fallo 2x1 fue una crisis muy grande entre Maqueda-Lorenzetti contra ellos).

Sin embargo, ni Maqueda ni Lorenzetti dictaron fallos ni hicieron declaraciones para frenar las designaciones.

Hay mucho enojo por las amenazas que surgen en algunas notas periodísticas, cuya veracidad se desconoce. Si la Corte dictara fallos ahora, en el proceso de nominación, el Gobierno reaccionará muy fuerte, llegando incluso a la denuncia por falta de imparcialidad.

Lijo en relación a Rosenkrantz y Maqueda

El juez nominado para integrar la Corte tiene la denuncia contra Rosenkrantz, a quien acusan de tener una cuenta no declarada en el exterior. Se pidieron informes a Estados Unidos y no fueron contestados y desde entonces Lijo no avanzó más. Lo mismo con Maqueda por la obra social, ya que no citó a nadie.

Por eso pareciera que no hay conflicto. De hecho, Maqueda lo saludó a Lijo y lo felicitó.