Cyborgs, viajes a Marte y la internet de las cosas: el futuro pop que Julio Verne no vio

El periodista Luciano Banchero, especializado en tecnología y cultura popular, habla de su ensayo “Futuro pop” (Paidós), en el libro que analiza cómo el cine y la televisión intervienen en los avances tecnológicos.

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Luciano Banchero es autor de “Futuro pop. Guía para vivir en un universo de ciencia ficción” (Paidós)
Luciano Banchero es autor de “Futuro pop. Guía para vivir en un universo de ciencia ficción” (Paidós)

¿Cómo se transforma la idea de futuro? ¿Qué dice el futuro de nuestro presente? ¿De qué manera el mundo es un reflejo de la cultura popular? ¿La ciencia ficción "configura" nuestro inconsciente colectivo? Estas son algunas de las preguntas que Luciano Banchero explora en el excelente ensayo Futuro pop (Paidós), un libro entretenidísimo, claro y preciso que intenta establecer de qué manera se levantan los puentes entre tecnología y cultura pop.

A lo largo de 200 páginas, Banchero aborda las diferentes maneras en que se construye "el futuro": desde la internet de las cosas hasta los viajes espaciales, pasando por los avances médicos que podrían devenir en humanoides, la inteligencia artificial, la "gamification" de la realidad, etc. Un catálogo de novedades que parte de la imaginación de Julio Verne y nos lleva a lo largo de la historia por la utopía perezosa de "Los supersónicos", la explosión del cine de género en los 80 con "Volver al futuro" y la icónica patineta voladora, el revés pesadillesco de "Black Mirror" y más.

Luciano Banchero visitó el auditorio de Grandes Libros para hablar de Futuro pop; la entrevista fue transmitida por a través de Facebook [ver el video completo] con una audiencia de más de 12.000 personas.

Luciano Banchero en el auditorio de Grandes Libros, entrevistado por Patricio Zunini
Luciano Banchero en el auditorio de Grandes Libros, entrevistado por Patricio Zunini

El mundo tal como lo concebimos tiene tres grandes padres: Steve Jobs (Apple), Bill Gates (Microsoft) y Jeff Bezos (Amazon), y un patriarca, que es el creador de la web, Tim Berners-Lee. A esta lista, ¿le agregarías a Stanley Kubrick y a Steven Spielberg?

—Hay una "santísima trinidad de la ciencia ficción", que son Julio Verne, Ray Bradbury e Isaac Asimov, que es, además, el que estableció las leyes de la robótica. Ahora que se habla tanto sobre si las máquinas se van a volver más inteligentes que las personas, cuándo, cómo y qué va a pasar con eso, Asimov estableció hace muchas décadas tres protocolos con los que trataba de impedir el apocalipsis. Después hay varias figuras en esa lista. Algunas más relacionadas con el cine, otras con la tecnología. Mencionabas a Jeff Bezos: sumo a Elon Musk, que es alguien que circula por todo el tiempo en el libro. Hablás de inteligencia artificial y aparece Elon Musk; hablás de ciborgs y aparece Elon Musk; hablás del viaje a otros planetas y aparece Elon Musk.

¿Musk llegó de repente? Es alguien a quien no vimos venir.

—Se lo empezó a conocer cuando fundó Pay Pal y hoy está metido en todas las áreas de innovación. Se habla tanto de "unicornios" en la tecnología; él es "el unicornio". No se queda afuera de ninguna posible innovación tecnológica. A mi criterio, su visión es que, si seguimos deteriorando el planeta, una solución es buscar otros, convertirnos en una especie interplanetaria, con colonias en la luna y en Marte. Una idea que, sin dudas, proviene de la ciencia ficción: pienso en la década del sesenta y en Star Trek. Creo que más temprano que tarde va a pasar.

¿Por qué un millonario como Musk trata de llevar al hombre a Marte antes que de solucionar los problemas del mundo, como por ejemplo el déficit alimenticio?

—Si bien Musk es un pulpo que se ocupa de varias cosas a la vez —energía eléctrica, mejora del transporte urbano, exploración de otros planetas—, tampoco es dios. Un empresario solo no puede cambiar la tierra. Y creo que también él es un tipo guiado por sus propias obsesiones. Sin duda, estos empresarios megamillonarios son gente que vive aislada de los problemas de la gente. Pero piensan a nivel muy macro: piensan en "la raza humana", piensan en cómo un invento le va cambiar la vida a mil millones de personas.

Futuro pop. Guía para vivir en un universo de ciencia ficción
Futuro pop. Guía para vivir en un universo de ciencia ficción

En el libro hay muchas preguntas filosóficas que, en realidad, vienen desde los griegos. Lo curioso es que las respuestas llegan ahora desde la ciencia ficción.

—La ciencia ficción es un vehículo para responder a lo que nos pasa en el presente. "Matrix" fue un testimonio de su época, tanto como "Black Mirror" lo es ahora. Hay algunos capítulos de "Black Mirror" que son demasiado opresivos y hay quienes no pueden terminarlos. Mi perspectiva en el libro es optimista y positiva, pero está bueno que exista la crítica del espejo negro, del que habla la serie.

¿Tanto nos cambió la vida internet?

—Sí, sin duda. Y creo que todavía no hemos llegado a percibir cuáles son las posibilidades y consecuencias de Internet. Una de las cosas que me interesó explorar en el libro es cómo internet deja de ser lo que tenemos en el bolsillo o en la tele y empieza a meterse en cada poro, en cada rincón de nuestras vidas. Internet no es simplemente algo a lo que accedés en tu dispositivo, sino que genera una red con todos tus dispositivos. Tu auto inteligente, la puerta de tu casa inteligente, la oficina inteligente, la ciudad inteligente, está todo conectado entre sí. En ese sentido es como la electricidad, aunque todavía no lo podamos percibir. Todavía es posible tomarse vacaciones de internet, pero cada vez va a ser más difícil encontrar lugares donde no te la encuentres. Hoy, como digo en el libro, la evolución de internet pasa por cómo la llevamos puesta.

¿Vas a dejar de ser argentino?

—Tengo doble nacionalidad: estoy nacionalizado asgardiano. En el capítulo en el que hablo de la exploración espacial y la posibilidad de vivir en otros planetas, así como nadie es el dueño de la luna o Marte…

¿No hay un señor, creo que chileno, que registró la propiedad de la luna?

—Hay muchos mitos en internet de gente que vende terrenos, pero la realidad es que eso no es posible. No es legal. Hay un tratado intraespacial que estableció que todo lo que está afuera de la Tierra no es de nadie. A menos que descubramos que hay vida inteligente en Marte y entonces Marte será de los marcianos. Pero no van a plantar la bandera de Estados Unidos en Marte. Y un empresario ruso, con mucho tiempo y dinero, pero con un objetivo noble que es el de mantener la soberanía espacial, creó la primera nación del espacio, que se llama Asgardia. Hasta hace poco estaba abierta la inscripción para tener un pasaporte simbólico asgardiano. Ahora está buscando conseguir el estatus de nación en la ONU y que tenga una banca en la discusión de los conflictos en el espacio. Si hay tanta gente metida en la carrera espacial, sin duda va a haber conflictos. Todavía no le dieron el estatus de país, pero yo soy uno de los argentinos que tienen la nacionalidad simbólica espacial.

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