Natalie Weber abre su corazón y cuenta cómo superó el cáncer de mama

A cuatro meses de haberse sometido a una mastectomía bilateral, la modelo y mujer de Mauro Zárate –delantero del Watford de Inglaterra– relata sus miedos, la depresión que atravesó y el coraje que puso para salir adelante.

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Apoyada en las escaleras de su casa del barrio cerrado Santa Bárbara, en Nordelta, la modelo confiesa: “Si bien lloré, siempre fui para adelante”.
Apoyada en las escaleras de su casa del barrio cerrado Santa Bárbara, en Nordelta, la modelo confiesa: “Si bien lloré, siempre fui para adelante”.

El 2016 fue un año durísimo para Natalie Weber (31). Repasa: "Perdí un embarazo de tres meses en junio y, a los quince días, fui a hacerme una mamografía porque sentí como una bolita en la lola izquierda, mientras me duchaba para ir a festejar mi séptimo aniversario de casada. Igual, en ese momento no entré en pánico. Me fui asustando con la cara de los médicos que, después de muchos estudios, sólo me decían: 'Las imágenes son feas'. Hasta que finalmente me diagnosticaron: 'Tenés cáncer, pero es un carcinoma in situ. De esto no te vas a morir'. Y me re enojé con la vida. Pensaba todo el tiempo: '¿Qué hice mal? ¿A quién lastimé?'. Nunca actué mal con nadie. No entiendo… ¿A los 30 años un cáncer? No lo podía entender. Estuve diez días sin salir de mi casa".

–¿Cuál fue la reacción de tu pareja?
Mauro (Zárate, 30, hoy delantero del Watford en la Premier League inglesa) había viajado especialmente para estar conmigo. Quiso dejar el fútbol, porque estaba de pretemporada afuera… Pero yo no lo dejé, porque se iba a arruinar la carrera ya que tenía una gran oportunidad en Fiorentina. Le dije: "Yo me curo y en dos meses estoy ahí". Así fue. Me operé el 25 de agosto y en noviembre viajé a Italia…

“Perdí un embarazo de tres meses en junio y, a los quince días, fui a hacerme una mamografía porque sentí como una bolita en la lola izquierda, mientras me duchaba para ir a festejar mi séptimo aniversario de casada”

–…y volvieron a la Argentina en marzo.
–Sí. Vinimos a hacer la rehabilitación de seis meses de Mauro, que se había roto el ligamento cruzado de la rodilla derecha jugando en Inglaterra, y a mi control. Ahí tomé la decisión de operarme el 11 de mayo.

–¿Fue idea tuya la mastectomía?
–Sí. Se los planteé a los médicos del hospital Alemán, porque no había mañana que no me levantara sin pensar en la muerte. Cuando el médico me dijo que había un 99,9% de posibilidades de que la enfermedad no volviera si me la hacía, fueron las palabras justas. Para mí esta cirugía fue vida.

–¿Por qué decidiste extirparte ambas mamas?
–Para que después de la reconstrucción quedaran exactamente iguales. Además, se corría peligro de que la que estaba sana se enfermara. Entonces, mejor sacar todo y listo.

En su casa de Nordelta, Natalie juega con Mía.
En su casa de Nordelta, Natalie juega con Mía.

–¿Fue difícil despedirte de tu imagen el día previo?
–No, sinceramente no lo pensé. Tampoco te voy a mentir: cuando me la hice, la primera vez que me vi frente al espejo casi me baja la presión. Mi mamá me tuvo que traer una silla. Fue feo, porque no me reconocí… Me sentí unmonstruo. Pero no fue una cirugía traumática, porque yo sabía que en algún momento el cáncer iba a volver, y a mí me aterraba la posibilidad de que mis hijos, Mía (5) y Rocco (2), crecieran sin mí.

–¿Cómo fue el período entre la operación y la reconstrucción? ¿Tuviste mucha inseguridad con tu cuerpo?
–(Se queda en silencio) Obviamente, no andaba en lolas por mi casa. Usaba corpiños deportivos o musculosas, y no dejé que Mauro me viera sin nada, aunque nuestra vida sexual nunca se vio afectada. Es que en la operación, que fue el 17 de julio, me sacaron todo lo que era glándula mamaria y me pusieron un expansor, una prótesis vacía que, cada quince días, rellenan con solución fisiológica para que el músculo se vaya expandiendo… Los primeros quince días sentí que era un pibe, pero después tuve lolas. Confié ciegamente en mis médicos, que me dijeron: "Vas a quedar muy bien". Ellos fueron los que me salvaron la vida.

“Me operé ambas lolas, para que después de la reconstrucción quedaran iguales. Además, corría peligro de que se enfermara la sana”
“Me operé ambas lolas, para que después de la reconstrucción quedaran iguales. Además, corría peligro de que se enfermara la sana”

–¿Hoy ya no tenés miedo?
–Siento que salí de ésta, que estoy curada, pero no te voy a mentir: me quedó miedo a morirme, porque me di cuenta de que soy vulnerable y se me fue toda esa prepotencia de la juventud.

–¿Y en el espejo cómo te ves?
–¡Divina! Tengo cero inseguridad. Es más: me puse un poco más de lo que tenía y a Mauro, que está en Londres, le mando fotos en bikini. Estamos re contentos. Sin dudas, se puede superar un cáncer de mama sin perder la sensualidad. Lo que importa es la actitud.

“Me operé ambas lolas, para que después de la reconstrucción quedaran iguales. Además, corría peligro de que se enfermara la sana”

–¿Pensarías en tener otro hijo?
–Uh, poder puedo, porque hormonalmente mi tumor dio negativo, pero por ahora no. Quizás más adelante, en unos tres años, me gustaría tener otra nena. En este momento quiero disfrutar a mi familia. La semana que viene vamos a volver a nuestra casa de Londres, que queda a cinco minutos del centro. Ahí nos quedaremos hasta mayo, que es cuando termina su campeonato.

–¿Todo lo ocurrido te hizo replantear tu vida?
–Sí… Hasta le dije a Mauro de volver a vivir a la Argentina y me dijo que sí. Pero después no quise. Hoy estoy tranquila, porque me di cuenta de que la vida que llevo es la que elegí… ¡y la vuelvo a elegir!

Por Kari Araujo.
Fotos: Alejandro Carra y álbum personal de N.W.

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