Cecilia y Nito acaban de salir de la audiencia papal en el Vaticano. El camina de traje oscuro con corbata al tono por las calles romanas. Ella, con un elegante trajecito blanco que se ajusta a su cuerpo. De pronto se le acerca un taxista y comienza a hablarle de una manera vehemente. La pareja no entiende nada: el conductor le reclama por el caos vehicular, los impuestos y por el estado de la ciudad. Hasta que alguien le explica que esa mujer a quien dirige los reproches no es la alcaldesa de Roma, Virginia Raggi.
"Es increíble el parecido", acepta Nito, y el malentendido termina en risotada general. Entonces vuelven a caminar por la Ciudad Eterna. Acaban de ser bendecidos por Su Santidad el papa Francisco, y todo hace pensar en una segunda luna de miel. Ellos aclaran: "En realidad, el viaje surge por una cuestión familiar".
El disparador del trip europeo fue otro: visitar a Juan Manuel y Sabrina, los hijos del humorista y político, que se instalaron hace un tiempo en el Viejo Continente.
"Juan se fue hace casi un año a Barcelona y ya lo estaba extrañando mucho. Trabaja en tres hostels y hace guías turísticas, desplegando su histrionismo de actor", cuenta Artaza (57). "Y Sabrina se fue a Aix-en-Provence con su marido, que es chef. ¡Y qué mejor que ampliar tus conocimientos de cocina en Francia! Además, Sabri se está perfeccionando en teatro y tomando clases de canto", agrega Milone (48).
¿El resto del viaje? Visitaron el Vaticano, "donde , Cassis, "un lugar mágico, como si dijeras '¡luz, cámara… acción!' y aparecieras en una pequeña Saint Tropez donde están todos vestidos con una elegancia de película", y Marsella, "que tiene una vista increíble desde la Catedral de Santa María la Mayor, con una panorámica tremenda de la ciudad, desde donde se ven los cruceros que se acercan a la costa", detallan.
¿Lo que más les gustó? "Cassis", insiste Nito. "El queso camembert de Francia, la tortilla de papas de Barcelona, el helado y la pizza italianos. Con eso justificamos el viaje", detalla Cecilia.
–Con lo religiosa que sos, pensé que ibas a decir "el encuentro con el Papa" …
Cecilia: Desde el punto de vista cristiano quedé un poco decepcionada. Esperaba que la audiencia fuera algo menos política y tuviera más religiosidad. Se pasó lista, no llegó a hacer una homilía y terminó rezando el Padrenuestro en latín.
Nito: Pero te emocionaste cuando visitaste la tumba de San Pedro y de San Juan Pablo II, gracias a la atención de monseñor Guillermo Karcher.
–Cecilia, ¿cómo lograron la armonía familiar después de las diferencias que tuviste con Sabrina?
C: Es que ésa es una de las virtudes de Nito: limar asperezas. El tiene una gran relación con sus hijos y la capacidad de conversar los asuntos del alma. Y ellos lo acompañan cuando lo ven feliz. Básicamente, tiene que ver con un mérito de él. Que un papá mantenga tanto diálogo a lo largo del tiempo es algo súper valorable.
–De afuera parece que siguen de novios… ¿Con la vida de casados se modificó algo?
N: Cambió el hecho de estar todo el tiempo proyectando el uno con el otro. Y que estamos siempre muy juntos, en cucharita. Para nosotros es muy lindo, disfrutamos. Vivir con Cecilia es estar en el paraíso: de una comida te hace una cena y de una casa, un hogar.
C: Esa cucharita constante es no sólo en lo físico, sino en el alma. Yo siento que lo que nos mejoró no fue el casamiento en sí, sino la convivencia. Hay paz, y es lo que uno más valora: el placer de estar juntos.
–¿No tenés nada para quejarte, Nito?
N: Es que nos acostamos y nos levantamos con una sonrisa. Pero tengo algo que decir: no me deja entrar a la cocina ni tocar el lavarropas.
C: Es que lo hacés mal. Cada uno en lo que sabe: vos andá a producir teatro.
–Ceci, hace un tiempo Nito dijo que le gustaría ser papá con vos. ¿No te pudo convencer?
–Yo creo que tener un hijo no es algo opinable. Las circunstancias de la vida nos llevaron a otro lugar. Hoy, no es un plan ni un proyecto de la pareja tener un hijo. Pero sí tenemos una unión increíble y una permanente sensación de familia. Ese fue el motivo de este viaje.
Por Julián Zocchi.
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