Seis pueblos españoles abandonados impresionantes: los embalses provocaron la pérdida de habitantes

Algunas inundadas y otras no, estas villas son el reflejo de la historia y cultura de todos los vecinos que un día las habitaron

Compartir
Compartir articulo
El pueblo español abandonado al que solo se puede llegar a pie y tiene un balneario natural.

Durante las décadas de 1950 y 1960, en España, numerosas comunidades se vieron obligadas a abandonar sus hogares y tierras debido a un ambicioso programa de construcción de embalses impulsado por el gobierno franquista. Como consecuencia directa de este proyecto, varios pueblos, ubicados en las inmediaciones de los sitios elegidos para la creación de los embalses, fueron calificados como zonas inundables y, por tanto, sujetos a expropiación y posterior desalojo.

Así, son muchos los que se encuentran sumergidos bajo las aguas de algún pantano, dejándose de ver tan solo cuando el nivel del agua está bajo. A esto se le suman otros que no llegaron a ser inundados, pero que se encuentran abandonados debido a la marcha de sus vecinos. Por ello, hemos elaborado una selección de pueblos hundidos y/o abandonados que se encuentran repartidos por el territorio español.

Te puede interesar: El pueblo con el nombre más largo de Europa y el quinto del mundo está en España

Barrios de Luna, en León

Barrios de Luna, en León (Wikimedia).
Barrios de Luna, en León (Wikimedia).

El embalse de Barrios de Luna, ubicado en la ruta de la AP-66, es famoso no solo por su vasta extensión de más de 1.100 hectáreas, sino también por albergar el puente atirantado Ingeniero Carlos Fernández Casado, una insignia de la ingeniería española. Este puente llegó a ostentar el récord de ser el de mayor luz en España, hasta que en 2015 fue superado por el puente de la Constitución de 1812 en Cádiz. A nivel mundial, mantuvo la distinción de ser el más largo de su tipo entre 1983 y 1986, antes de ser rebasado por una construcción en Columbia Británica, Canadá.

Sin embargo, la construcción del embalse trajo consigo la inundación de hasta 16 pueblos, los cuales emergen esporádicamente cuando el nivel del agua desciende, una situación que se ha vuelto particularmente notable en tiempos recientes, con las aguas alcanzando mínimos cercanos al 4%.

Granadilla, en Cáceres

Castillo de Granadilla, en Cáceres (visitgranadilla.com).
Castillo de Granadilla, en Cáceres (visitgranadilla.com).

Ubicado en Cáceres, Granadilla es considerado el pueblo abandonado más bonito de España. Esto es gracias a su alto valor histórico, pues mantiene intacto, en su mayoría, todo su patrimonio arquitectónico. Pertenece al municipio de Zarza de Granadillla y se encuentra cerca del embalse de Gabriel y Galán. De hecho, el 24 de junio de 1955, se decretó la expropiación de la mayor parte del término municipal de Granadilla (incluyendo el casco urbano) a causa de la construcción de este embalse.

Lo últimos habitantes abandonaron Granadilla en 1964, y a pesar de que el pueblo no se inundó, el agua anegó las tierras de la Vega Baja, de modo que el modelo de vida de los vecinos desapareció. Ya en 1980, durante el gobierno de Adolfo Suárez, la villa fue declarada Conjunto Histórico-Artístico y se comenzó el Proyecto de Restauración. El castillo, ubicado en el corazón de la localidad, es una imponente construcción del siglo XV edificada sobre los restos de una anterior alcazaba árabe.

Te puede interesar: La catedral de Burgos: una joya gótica que tardó cuatro siglos en construirse y ahora es uno de los monumentos más importantes de España

Esta fortaleza está compuesta por una torre central y cuatro torres semicirculares situadas en sus esquinas, presentando una forma polilobulada y extendiéndose a lo largo de cuatro niveles de altura. Añadiendo a su valor histórico y arquitectónico, la villa se encuentra rodeada por murallas que se encuentran entre las más destacadas y mejor preservadas del país, comparables únicamente con las de Lugo y Ávila por su estado de conservación. Estas fortificaciones son testimonio de la importancia estratégica y defensiva de la localidad a lo largo de los siglos.

Mansilla de la Sierra, en La Rioja

Mansilla de la Sierra, en La Rioja (Wikimedia).
Mansilla de la Sierra, en La Rioja (Wikimedia).

En el marco de las acciones del Plan Hidráulico durante el periodo republicano, se eligió esta localidad para el desarrollo de un embalse destinado a irrigar las huertas de La Rioja. Antes de su transformación, el pueblo seleccionado para tal fin contaba con una población de 600 habitantes en 1900, siendo el centro neurálgico de las Siete Villas. El proceso de reubicación del pueblo se llevó a cabo en 1959 a su emplazamiento actual, consecuencia directa de la creación de un embalse que sumergió el viejo núcleo habitacional, originalmente situado a 300 metros hacia el sur.

Durante los meses de septiembre y octubre, cuando el nivel del agua del embalse desciende a su mínima capacidad, emergen los vestigios de la iglesia y otros edificios que quedaron bajo las aguas, revelando una huella palpable del pasado de la comunidad.

Portomarín, en Lugo

La construcción del embalse de Belesar, a mediados del siglo XX, significó la inundación del Portomarín original, forzando a sus habitantes a trasladar piedra por piedra, edificaciones emblemáticas como la Iglesia de San Juan de Portomarín, una joya del románico que hoy se erige en el nuevo emplazamiento del pueblo. Este monumental traslado buscó preservar el legado arquitectónico, convirtiendo a Portomarín en un caso excepcional de patrimonio salvaguardado de las aguas.

Además de su famosa iglesia fortaleza, Portomarín ofrece a sus visitantes otros lugares de interés como el Puente romano (reconstruido en el siglo XX sobre los restos del original que quedó sumergido) que sirve de puerta de entrada a la villa para los caminantes del Camino Francés. Las capillas de las Nieves y San Pedro, así como los restos de la muralla medieval, añaden capas de historia y misticismo al recorrido por sus calles.

Te puede interesar: El impresionante castillo que vio nacer al Antipapa español

Sant Román de Sau, en Barcelona

Sant Román de Sau, en Barcelona (Shutterstock).
Sant Román de Sau, en Barcelona (Shutterstock).

La iglesia de San Román de Sau, notable por su diseño románico lombardo, constituye el símbolo más perdurable del que fuera un vibrante pueblo. Originaria del siglo XI, esta construcción religiosa se encuentra hoy parcialmente sumergida bajo las aguas del embalse de Sau, tras la creación del pantano en 1962. Su característico campanario de planta cuadrada, que se eleva a tres niveles y culmina en una cubierta a cuatro aguas, ahora sirve como un indicador visual del nivel del agua, convirtiéndose en una de las imágenes más emblemáticas de Cataluña.

La iglesia estaba compuesta originalmente por una nave única, con un ábside, y se complementaba con ventanas geminadas en el segundo piso del campanario y arcos de medio punto en el tercer nivel. Aunque la nave ha sufrido deterioros significativos, el campanario se mantiene erguido, marcando la intersección entre la historia y el paisaje actual del embalse de Sau.

Tiermas, Zaragoza

Tiermas, en Zaragoza (ShutterStock).
Tiermas, en Zaragoza (ShutterStock).

Tiermas destaca por su impresionante carácter rural y bella estampa. Se localiza en Zaragoza, muy cerca de la frontera con Navarra, y su abandono, junto con el de los municipios de Escó y Ruesta, se precipitó tras la construcción del embalse de Yesa en el año 1960. Esta presa tuvo como objetivo responder a la demanda de agua en las regiones del sur de Navarra y la comarca de Las Cinco Villas en Zaragoza. La construcción de este embalse implicó la edificación de una presa destinada a almacenar el caudal del río Aragón.

Este proyecto, sin embargo, tuvo como consecuencia la expropiación de aproximadamente 1.500 residentes, cuyos hogares quedaron sumergidos bajo el agua. En la actualidad, solo se mantienen en pie unas pocas estructuras, las cuales están rodeadas de una densa vegetación. Su visita solo se puede realizar a pie y una vez allí se puede contemplar la iglesia de San Miguel, una de las construcciones más imponentes. Igualmente, destacan los restos de la muralla y del Hotel Balneario Infanta Isabel.