"Le llamamos de la Guardia Civil": cuando las buenas noticias llegan del cuartel

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Jordi Ferrer

València, 20 abr (EFE).- La Guardia Civil de Valencia ha puesto en marcha un proceso de comunicación directa con las víctimas de hurtos o robos que permite a aquellas personas que los han sufrido conocer los avances en la investigación de los delitos, la resolución exitosa de los casos e incluso recuperar los objetos sustraídos.

Esta medida contribuye a visibilizar la labor de los agentes y permite alumbrar la otra cara del delito, la de su resolución, cuando las malas noticias que se suelen depositar en un cuartel se transforman en buenas y viajan en sentido contrario.

Se trata de una iniciativa que se puso en marcha de forma experimental en marzo de 2022 en el puesto de Massamagrell, una pequeña localidad a unos quince kilómetros al norte de València, que en pocos meses se extendió al resto de la compañía de Sagunto y que en verano se aplicaba ya en toda el área de influencia de la Comandancia de Valencia.

La efectividad de la comunicación directa y la buena respuesta de las víctimas y receptoras de esas comunicaciones propiciaron la extensión del sistema.

Desde entonces, la Comandancia de la Guardia Civil de Valencia ha remitido 5.150 mensajes a las víctimas de robos contra el patrimonio y el orden socioeconómico (hurtos, robos, estafa, apropiación indebida o usurpación, entre otros de los contemplados en el título 13 del Código Penal).

Los mensajes incluyen información sobre el esclarecimiento del delito, la detención o investigación del o los supuestos sospechosos, el número de las diligencias previas o policiales, el juzgado que verá la causa, datos sobre la personación y cualquier otro dato de interés como la recuperación de efectos para su reconocimiento.

Entre los objetos más comunes de cuantos han sido devueltos a sus propietarios se encuentran desde coches hasta teléfonos, ordenadores, maquinaria, joyas, relojes o imágenes religiosas.

Tal y como explican desde la Guardia Civil a EFE, obviamente antes de la puesta en marcha de estas comunicaciones también se trataba de localizar a las víctimas de hurtos o robos para que recuperasen sus objetos, pero salvo casos concretos habitualmente era el juzgado el que se encargaba de comunicar con el denunciante.

En declaraciones a EFE, José Luis, uno de los responsables de la oficia de atención al ciudadano de la Guardia Civil en el puesto de Paiporta, explica que "normalmente se llama por teléfono al afectado, se concierta una cita o se le envía un mensaje de texto" con información sobre la marcha de la investigación o sobre el número del juzgado que verá su caso, para que se informe o se persone como perjudicado.

Esta comunicación facilita, además, que el ciudadano espere la comunicación del juzgado y sepa de qué se trata esa carta, normalmente certificada, que en ocasiones asusta o causa recelo.

La sistematización de las comunicaciones con las víctimas se aplica en casos de delitos contra el patrimonio en general. "Desde el hurto de un móvil en un bar hasta un robo en el interior de un domicilio con violencia o intimidación, pasando por cualquier tipo de robo en un coche, por ejemplo", detalla este agente.

Aunque no es habitual que se sustraigan objetos de gran valor económico, en ocasiones hay joyas que por haber pertenecido a familiares o seres queridos tienen un especial valor sentimental, y es precisamente en estos casos cuando la información a la víctima del robo resulta especialmente agradecida.

"Nuestra información se recibe con sorpresa, alegría también, y si los objetos son valiosos mucho más. Quizá la gente puede pensar que si le roban un móvil de 200 euros no va a recuperarlo, pero desde luego que se investiga, se rastrea y si es posible se recupera y se devuelve", señala.

El proceso también satisface a los agentes. "Es importante que se vea que las denuncias no se quedan en un cajón, que se trabaja al máximo posible para identificar al delincuente y recuperar lo robado", subraya este guardia civil.

Una víctima de uno de estos robos y propietaria de una peluquería en Paiporta, cuya identidad prefiere mantener en el anonimato, explica a EFE que sufrió dos robos en noviembre en apenas quince días.

"Tras el primer robo instalé una cámara de seguridad en el local", de modo que después del segundo robo pudo facilitar imágenes del atracador a la Guardia Civil.

"Se llevaron material de trabajo, champús, tintes... Di el parte del robo alrededor de las nueve y media de la mañana y creo que a las 11 ya me estaban llamando para venir al cuartel a comprobar si eran mis cosas", valora.

Este es probablemente uno de los ejemplos más satisfactorios para la Guardia Civil, que dio con el ladrón cerca del barrio del Xenillet, en el vecino municipio de Torrent, cuando todavía transportaba los efectos robados y su identificación fue sencilla porque iba vestido con la misma ropa con la que se le veía en las imágenes de la peluquería.

En otras ocasiones, cuando los objetos robados son joyas, que suelen ser fundidas y resulta imposible localizarlas, o quizá piezas de coche cuyo rastreo es muy complicado, también se informa de la detención del sospechoso, de modo que el perjudicado pueda ejercer acciones judiciales contra él.

El sentimiento de "rabia, ansiedad e inseguridad" que describe a EFE esta peluquera se transformó: primero se sintió "atendida y escuchada", y después, al recuperar la mercancía, tuvo "la sensación de que los agentes hicieron bien su trabajo". EFE

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