Qué son las ‘rissagas’, los meteotsunamis que suceden de vez en cuando en Menorca

Para que se produzcan, deben coincidir varios elementos meteorológicos que impliquen vientos de distinta altura, potencia y temperatura, algo que se da con frecuencia en la isla balear

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Daños materiales en el puerto de Ciudadela tras el paso de una rissaga, en junio de 2006.
(EFE / Josep Bagur)
Daños materiales en el puerto de Ciudadela tras el paso de una rissaga, en junio de 2006. (EFE / Josep Bagur)

Este domingo, Emergencias ha desactivado las avisos meteorológicos de nivel amarillo por lluvias y tormentas en Baleares, así como la alerta amarilla por rissaga en Menorca. Con este nombre, también con el de meteotsunamis se conoce un fenómeno meteorológico que se da con frecuencia en las costas menorquinas, también a veces en el resto de islas e incluso en la Península. Ambos apodos, por distintas razones, tienen mucho que ver con el tiempo, más en concreto con la presión atmosférica.

Así, el término rissaga podría traducirse como “resaca”, y es una oscilación del nivel del mar con amplitud variable (de 10 centímetros más hasta 2 metros). Otro rasgo característico es cómo en la zona que está punto de sufrir esta rissaga se retira toda el agua, de modo que puede verse incluso cómo las embarcaciones pueden tocar el suelo marino. Poco después, el agua vuelve al puerto con gran fuerza y violencia, provocando un desbordamiento y numerosos daños materiales, subiendo los barcos a los muelles.

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Un lugar conocido por este fenómeno es el puerto de Ciutadella, donde en 1984 se dio una rissaga que provocó el hundimiento de casi 100 embarcaciones. Más recientemente, pudo verse una en Alcudia, donde los vídeos del puerto completamente inundado en julio de 2018 fueron difundidos y vistos masivamente. Fue también en ese año donde una de estas resacas se cobró la vida de un turista alemán, aunque este tipo de sucesos son muy infrecuentes.

Las condiciones meteorológicas necesarias

Para que las rissagas se produzcan, deben coincidir varias condiciones en el tiempo de las costas: vientos fuertes del suroeste, situados entre los 5.500 y los 9.000 metros de altura, aire cálido proveniente de África a 1.500 metros con capa de inversión térmica -es decir, que aumente su temperatura cuanto más arriba esté-, inestabilidad en capas medias a unos 5.5000 metros y un viento del este o del sureste en la superficie, con cielo nublado y lluvias de barro.

Toda esta confluencia de distintos vientos y temperaturas provoca variaciones en la presión atmosférica, las cuales son las responsables de que también cambie el peso de la columna de aire sobre la superficie del mar que forma ondas largas por todo el Mediterráneo. Cuando estas ondas se juntan con las gravitatorias (marina y atmosférica), se produce una resonancia y crece la altura de las olas. Por eso se consideran meteotsunamis, porque no son ocasionados por seísmos o mareas.

Por otro lado, la construcción de los puertos puede ser también determinante, según hacia dónde estén orientados, ya que esto puede influir también en la dirección del viento y su fuerza. En declaraciones al diario de Mallorca, el catedrático de la Universidad de las Islas Baleares, Sebastià Montserrat, comentó que para comprender el proceso de formación de este fenómeno “hay que comprender que en cualquier puerto el agua tiene una oscilación propia. Cuando hay una fuerza exterior, esta oscilación se ve amplificada. Y en vez de ser de pocos centímetros puede ser de algunos metros dentro del puerto”.

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Así, un espacio para los barcos que sea estrecho, alargado y poco profundo es ideal para acentuar este efecto meteorológico. Sin ir más lejos, durante la segunda semana de abril de este año pudimos ver una en el puerto de Ciutadella, donde el agua experimentó una oscilación de hasta 1,30 metros de altura.

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