Qué pasa con el reparto de la herencia si el fallecido no designó herederos para recibir el tercio de libre disposición

La partición de una herencia representa uno de los procesos más delicados y complejos en el ámbito del derecho sucesorio, especialmente cuando el fallecido no ha dejado instrucciones claras sobre el destino de sus bienes

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Testamento y herencia. (Getty Images)
Testamento y herencia. (Getty Images)

La partición de una herencia representa uno de los procesos más delicados y complejos en el ámbito del derecho sucesorio, especialmente cuando el fallecido no ha dejado instrucciones claras sobre el destino de sus bienes. Esta tarea se complica aún más si el difunto no designó herederos para recibir el tercio de libre disposición, uno de los componentes clave de la herencia según la legislación vigente en España.

El Código Civil español, junto con leyes específicas de cada comunidad autónoma, proporciona un marco legal detallado para la división de la herencia, la cual se estructura en tres partes principales: el tercio de legítima, el tercio de mejora y el tercio de libre disposición.

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El tercio de legítima es aquella parte de la herencia que por ley se reserva a los herederos forzosos. Esto incluye a hijos y descendientes con preferencia sobre los padres y ascendientes; en su defecto, los padres y ascendientes heredarán esta porción. El cónyuge viudo o la pareja de hecho superviviente también se considera heredero forzoso.

Por otra parte, el tercio de mejora permite al testador disponer de una parte de sus bienes para favorecer a uno o varios de sus hijos o descendientes, sin que terceros puedan beneficiarse de esta porción. El tercio de libre disposición es la fracción de la herencia sobre la cual el causante tiene total libertad para decidir su destino, permitiéndole asignar bienes a cualquier persona, sin importar si existe un vínculo de parentesco.

La libre disposición y los herederos forzosos

Cuando la persona fallecida no designa a quién deben ir destinados los bienes que integran el tercio de libre disposición, se genera una situación que puede llevar a la incertidumbre entre los posibles herederos. En estas circunstancias, este tercio se asigna automáticamente a los herederos forzosos, distribuyéndose de acuerdo con las cuotas que la ley les reserva en la legítima.

La ausencia de un testamento claro, o la falta de designación de herederos para el tercio de libre disposición, subraya la importancia del asesoramiento legal profesional. Los expertos en derecho sucesorio pueden ofrecer orientación esencial sobre cómo proceder, asegurando que la división de los bienes se haga de manera justa y conforme a la ley.

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La división de una herencia, particularmente en casos donde no hay directrices explícitas para el tercio de libre disposición, puede desembocar en disputas familiares. Por ello, contar con la asistencia de un abogado especializado no solo ayuda a interpretar la voluntad del fallecido, en caso de existir, sino también a mediar entre los herederos forzosos y asegurar que el proceso de partición se realice de manera ordenada y equitativa.

De esta forma, la figura del tercio de libre disposición juega un papel crucial en la partición de una herencia, otorgando al testador la libertad de decidir sobre una parte de sus bienes. Sin embargo, en ausencia de una designación explícita de herederos para esta fracción de la herencia, la ley establece que se integre a la parte correspondiente a los herederos forzosos, garantizando así su derecho a una porción de la herencia. Este mecanismo legal asegura que, incluso en situaciones de incertidumbre, haya un procedimiento establecido para distribuir justamente el patrimonio del fallecido, subrayando la importancia de la asesoría legal en estos procesos.

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