Desarrollan un nuevo tratamiento de inmunoterapia que reprograma las células para luchar contra el cáncer

El tratamiento se basa en estimular las citocinas para que ataquen el tumor sin que liberen su toxicidad por todo el cuerpo

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Científicos investigando en un laboratorio (Shutterstock)
Científicos investigando en un laboratorio (Shutterstock)

La tendencia en aumento de la incidencia del cáncer empuja a los científicos de todo el mundo a buscar nuevas vías para curarlo o mejorar las actuales. Los tratamientos actuales no pueden distinguir entre las células sanas y las células cancerosas, por lo que cuando un paciente se somete a quimioterapia, esta ataca todas las células de su cuerpo, tanto buenas como malas.

Los efectos secundarios de la quimioterapia son más que conocidos, como cansancio y fatiga, caída del pelo, infecciones, anemia, cambios de peso, alteraciones en el estado de ánimo... Por ello, algunas ramas de la ciencia apuestan por la inmunoterapia como una solución alternativa a la quimioterapia. El motivo es que un tratamiento de inmunoterapia implica aprovechar las propias defensas del sistema inmunológico de nuestro cuerpo para combatir las células cancerígenas.

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Un equipo de investigadores del Departamento de Ingeniería Química del Instituto Politécnico y la Universidad Estatal de Virginia (Estados Unidos) han encontrado una forma innovadora de aplicar este tipo de tratamiento contra el cáncer. Se trata de reprogramar las células inmunes para que estas ataquen y destruyan las células cancerígenas, según exponen en el estudio publicado en la revista Science Advances.

Para llevar a cabo este tratamiento, es común utilizar la citocina (o citoquina), una proteína que actúa como mensajera bioquímica intercelular y que son liberadas por las células inmunitarias del cuerpo para coordinar su respuesta. Aunque son realmente efectivas para estimular las células inmunes que eliminen el tumor, el problema es que “son tan potentes que si deambulan libremente por el cuerpo, activarán cada célula inmune que encuentren, lo que puede causar una respuesta inmune hiperactiva y efectos secundarios potencialmente fatales”.

Como explica Medline Plus, una respuesta inmune hiperactiva o excesiva puede causar trastornos en el sistema inmunitario y conducir al desarrollo de una serie de enfermedades autoinmunitarias. Algunos de esas complicaciones pueden ser la anafilaxia (una reacción alérgica grave y potencialmente mortal), trastorno por inmunodeficiencia, enfermedad del suero, rechazo de trasplantes...

Sin embargo, estos investigadores han desarrollado una nueva forma de hacer uso de las citocinas garantizando que su acción contra el cáncer sea local, es decir, que estimulen las células inmunitarias concretas sin liberarse por todo el organismo. “Los científicos determinaron hace un tiempo que las citoquinas pueden usarse para activar y combatir tumores, pero no sabían cómo localizarlas dentro del tumor sin exponer la toxicidad al resto del cuerpo”, ha expresado Rong Tong, profesor asociado de ingeniería química.

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Para Tong y el resto de científicos, el objetivo era encontrar ese equilibrio entre matar las células tumorales y proteger, al mismo tiempo, las células sanas. De esta manera, crearon partículas especializadas diseñadas de distintos tamaños para permanecer dentro del tumor para observar hacia dónde se dirigía el tratamiento. “En el campo de la ciencia e ingeniería de materiales, estudiamos la química de la superficie y el comportamiento mecánico de los materiales, como la partícula especializada creada para este proyecto”, ha explicado Wenjun “Rebecca” Cai, profesora asociada de ciencia e ingeniería de materiales.

Episodio: Prevención del cáncer.

La creación de estas micropartículas que irían inyectadas era el primer paso. Los científicos anclaron las citocinas a estas micropartículas con el objetivo de limitar el daño a las células sanas. De esta manera, las citocinas podían impulsar los sistemas inmunológicos desde dentro del entorno del tumor y reclutar otras células inmunes que atacaran a las cancerígenas. “Nuestra estrategia no solo minimiza el daño inducido por las citocinas a las células sanas, sino que también prolonga la retención de citocinas dentro del tumor”, dijo Tong. “Esto ayuda a facilitar el reclutamiento de células inmunes para el ataque tumoral dirigido”.