Sheila Mulero, experta en psiconutrición: “Si nos prohibimos comer alimentos ‘no saludables’, generaremos un deseo irrefrenable por ellos”

La psicóloga experta en psiconutrición analiza para ‘Infobae España’ cómo funciona realmente el “hambre emocional” y qué riesgos puede suponer en nuestra salud mental si no la gestionamos correctamente

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Sheila Mulero, psicóloga-nutricionista. (Foto cedida)
Sheila Mulero, psicóloga-nutricionista. (Foto cedida)

Todos los seres vivos se alimentan, pero solo los humanos hemos construido una cultura en torno a la comida. En ella volcamos y expresamos nuestras propias emociones, mucho más allá de la estricta necesidad biológica de nutrirnos. En este sentido, existe un tipo de hambre no fisiológica de la que cada vez se habla más, pero cuyo significado no todos comprenden realmente. Se trata del hambre emocional.

Sheila Mulero es psicóloga experta en psiconutrición y aclara para Infobae España en qué consiste este hambre que no se siente en el estómago, sino en la mente y que “aparece para cubrir, tapar, sanar o volcar emociones”. Sin embargo, Mulero alerta de que se ha tergiversado el verdadero significado del término. “Comer emocionalmente no es negativo ni tiene por qué ser disfuncional si se hace con conciencia y desde la elección de amor propio y autocuidado. Comer nos genera emociones, recuerdos, experiencias compartidas con nuestros seres queridos... Es imposible separar la comida de las emociones. Sin embargo, entendemos que para algunas personas no es una elección desde el autocuidado, sino que se hacen daño al comer de esa forma. Sienten ese hambre emocional desde un lugar de ansiedad, malestar, culpa, frustración, decepción con uno mismo...”

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Por otra parte, ese hambre emocional suele llevarnos a consumir alimentos considerados “no saludables”, como chocolate, galletas, bollería... Son los alimentos “prohibidos”. Pero puede que no estemos abordando correctamente el problema si clasificamos la comida en una dicotomía de blancos y negros, una percepción muy arraigada por nuestra cultura de dieta.

Sheila Mulero lo explica desde el enfoque de la salud integrativa, en la que la salud mental es prioritaria: “Entendemos que hay alimentos más nutritivos y alimentos que no lo son en absoluto, pero no tienen por qué ser insanos por sí mismos. Podemos ingerir alimentos menos nutritivos y seguir teniendo una alimentación y un estilo de vida saludables. Lo que determina si algo es saludable o no es el conjunto. Es decir, la calidad de la comida que se ingiere, la frecuencia, desde dónde se elige, si se come sin culpa ni ansiedad, si se siente congruente con sus valores...”

Por tanto, si caemos en etiquetar ciertos alimentos como “no saludables” y evitamos comerlos, ya sea porque nos engordan o porque no son tan nutritivos, poco a poco estaremos creándonos una necesidad de ingerirlos. “Cuando constantemente estamos pensando en no comer algo, estamos generando un deseo irrenunciable por ello, haciendo que acabemos comiendo en exceso cuando lo hagamos”.

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Es entonces cuando la culpa se apodera de nosotros y “potenciamos el círculo vicioso de creer que el problema es el alimento y seguir insistiendo en no comerlo”. Ese deseo incontrolable que experimentan las personas con una relación difícil con la comida es la ansiedad. Así, esta mentalidad de dieta unida a una deficiente gestión emocional y una desconexión con el propio cuerpo empujan a este tipo de hambre emocional caracterizado por la culpa y alejado del autocuidado.

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Mulero ofrece una serie de consejos para evitar caer en esta problemática. Lo primero sería olvidar la mentalidad de dieta tan nociva para nuestra salud mental, para ser capaces de establecer un equilibrio. Además, es importante no llegar a la hora de la comida con un hambre extrema por un ayuno de varias horas, porque podemos caer en la ansiedad. La experta en psiconutrición recomienda también no comer por comer o por aburrimiento, porque no lo estaremos disfrutando. Y, por último, puede resultar útil enfocarnos en otros factores externos a la comida, como la compañía y la conversación.