El mapa de los hermanos Urdangarin tras el divorcio de la infanta Cristina e Iñaki: repartidos por el mundo y centrados en su vida profesional

Conocidos desde su nacimiento, no ha sido hasta los últimos meses cuando los hermanos Urdangarin han pasado a ser personajes cada vez más habituales de los medios de comunicación. Esto se ha propiciado por dos hechos, la mayoría de edad de todos ellos y la firma de divorcio de sus padres, la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin. Tampoco ayudó el retraso, consciente, en la realización de este trámite entre la hija del rey Juan Carlos y el exjugador de balonmano, pues tanto ellos como sus hijos se convirtieron en personas de interés mediático.

Ahora que está todo solucionado, el exmatrimonio hace su vida por separado, ajeno a lo que le suceda al otro. Mientras que Iñaki vive en Vitoria, feliz y enamorado en compañía de su novia, Ainhoa Armentia, la infanta continúa establecida en la ciudad Suiza de Ginebra, donde se mudó en 2013. La hermana de Felipe VI ha encontrado allí el anonimato suficiente para vivir su vida ajena al foco público y es que entre los suizos es una más.

Te puede interesar: Miguel Urdangarin sufre un aparatoso accidente esquiando en Suiza: los detalles

Durante los años que duró la investigación del caso Nóos y el posterior encarcelamiento del exduque de Palma, la máxima de Cristina e Iñaki fue proteger a sus hijos y mantenerlos lo más alejados posible del foco mediático. Pese a ello, siempre que han aparecido en público todas las miradas se volvían hacia ellos y, como respuesta, los Urdangarin se mostraban educados, elegantes y discretos.

De todos ellos, el más conocido es Pablo y es que, además de mudarse a Barcelona, el joven se convertía en una suerte de portavoz de la familia y, siempre que había cámaras, respondía con una sonrisa y mucha naturalidad, llegando a contar que pese a la separación de sus padres “nos vamos a querer igual”.

Te puede interesar: Así es la nueva vida de Irene Urdangarin como voluntaria de una ONG en Camboya

A día de hoy, Pablo sigue residiendo en la Ciudad Condal, donde tiene toda su vida. Allí juega en el equipo de balonmano Granollers, siguiendo los pasos de su padre, y estudia en la escuela de negocios, donde conoció a su novia, Johanna Zott, con quien es normal verle.

En el otro extremo está el primogénito de Cristina e Iñaki, Juan. Es normal verle acompañar a su madre en los actos más solemnes y de él se conoce que vive en Londres, donde trabaja para Extreme E, una empresa de vehículos eléctricos de la que es propietario Alejandro Agag, yerno del expresidente del Gobierno José María Aznar. De su vida privada se conoce muy poco, pero sí sabe que viaja con frecuencia tanto a Ginebra como a Madrid, y es que está muy unido a su madre y a su abuela materna, la reina Sofía.

Los deseos de tener anonimato y una vida muy tranquila también los comparte Miguel, que es el más parecido físicamente a Iñaki Urdangarin, rubio y alto. Dicen quienes le conocen que también comparte muchas aficiones con su amiga, la reina Sofía, pues como ella es un apasionado de la naturaleza y el mar. Cuando terminó bachillerato se mudó a Londres para seguir con su pasión y estudió la carrera de Biología Marina, que terminó el año pasado.

A día de hoy vive en Suiza y es que, con la salida de Irene de la casa familiar, quiere estar cerca de su madre. Además, está aprovechando para realizar un posgrado en una universidad del país centroeuropeo.

En la otra punta del mundo está en estos momentos la pequeña de la familia, Irene Urdangarin. La joven inició hace unos meses un voluntariado centrado en causas sociales en Camboya. De acuerdo con la información desvelada por ¡Hola!, Irene se encuentra en una de las provincias más pobres de Camboya, Battambang, de la mano de la ONG española Sauce, fundada por un grupo de familiares y amigos del monseñor Enrique Figaredo, amigo de la familia Borbón.

Los principios que rigen la asociación y que ella tendrá que poner en práctica durante su estancia es “el deber de actuar con compasión, caridad y solidaridad”. Además, todos los jóvenes y profesionales de la ONG tienen “la responsabilidad de pensar y preocuparse por aquellos que sufren”. “Con la ayuda y alegría, unidos entre todos, podemos construir un mundo mejor y hacer que la vida del pueblo camboyano sea un poco mejor”.