Ottessa Moshfegh: “La glamurización del dolor no es nada nuevo, mira a Jesús”

La autora de uno de los fenómenos literarios de los últimos años, ‘Mi año de descanso y relajación’, edita en español la que fuera su primera novela, ‘McGlue’, un relato oscuro en el que el alcohol es un vehículo de supervivencia

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La escritora estadounidense Ottessa Moshfegh (Andrew Casey)
La escritora estadounidense Ottessa Moshfegh (Andrew Casey)

Nos alertan de que es muy directa, que no nos preocupemos si, en alguna que otra pregunta, responde con monosílabos. También nos dicen que está encantada con todo el cariño que está recibiendo del público español, algo completamente inesperado para ella. Ottessa Moshfegh (Boston, 1981) se ha convertido en la escritora predilecta de una generación que se refugia en estancias altamente inflamables para lidiar con el desdén vital. Sus personajes presentan una complejidad interior que entronca con la conexión forzada que el lector busca con el protagonista. Su escritura es como tirarse un cubo de agua fría al cuerpo: una acción terapéutica, un ritual esotérico de verdad, un caramelo que indigesta.

Con Mi año de descanso y relajación (2019), la autora estadounidense se consagró (y viralizó en TikTok) con una novela que quiebra el código de la apatía coyuntural: para qué trabajar pudiendo dormir. Una crítica cruda al privilegio y al sistema que conectó con un estrato social cuya vida se basa en la confección del táper y las 40 horas de contrato semanales. Consolidada y ácida, Moshfegh visita Madrid para presentar McGlue, su primera novela, editada ahora en español. Ganadora del Fence Modern Prize y del Believer Book Award, la novela “es más relevante ahora que cuando salió por primera vez en Estados Unidos”, indica la autora en una entrevista en la que está presente Infobae España.

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McGlue se publicó en el año 2014, pero el personaje que da nombre al libro podría vivir en pleno 2024. La razón por la que Moshfegh cree que su obra debut “se siente muy presente” es porque adquiere un carácter global dentro de su carrera: “Es una parte de un millón, en lugar de un proyecto independiente. Puedo identificar ciertas cosas de la novela que me han seguido y que he ido desarrollando” en la escritura posterior. Al igual que otros personajes del universo Moshfegh, McGlue (nombre de un marinero rudo y alcohólico que ha sido acusado de matar a su mejor amigo) habla del vacío existencial a través de una posición de profunda riqueza sentimental. “Es único en eso, más que cualquier otro personaje, es un aventurero, una estrella del rock”, afirma la autora, que habla de su creación como “una mente retorcida y envenenada”.

“Alejar a un personaje de todos los demás siempre me ha resultado un escenario muy interesante”

A la escritora le interesa saber cómo la solitud cambia a sus protagonistas, un escenario al que suele recurrir en sus páginas. “En lo que a drama se refiere, alejar a un personaje de todos los demás siempre me ha resultado un escenario muy interesante”, afirma. Ambientada en el siglo XIX, y con una precisión matemática de la jerga y la rutina de un marinero desquiciado que regresa a Salem para ser juzgado por asesinato, Moshfegh recolectó información histórica que la ayudó a comprender la idiosincrasia cronológica de Massachusetts.

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Su madre, croata, y su padre, iraní, emigraron a Estados Unidos para dar clases de música en el conservatorio de Nueva Inglaterra. “Siempre me he sentido a medio camino entre ser de dentro y de fuera, ya que fui la primera persona de mi familia en nacer en Estados Unidos”, dice. “Conectar con McGlue fue, en cierto modo, como conectar con un pasado en el que no estuve y encontrar una forma de expresarme dentro de ese mundo”, explica.

“Fui la primera persona de mi familia en nacer en Estados Unidos. [...] Conectar con ‘McGlue’ fue como conectar con un pasado en el que no estuve”
'McGlue' se edita en español una década después de su publicación en Estados Unidos
'McGlue' se edita en español una década después de su publicación en Estados Unidos

Un antihéroe (más)

Si McGlue está más presente que nunca es, sobre todo, por su necesidad de acudir al alcohol para sobrellevar la jornada (y los pensamientos que anegan su voluntad). “Me encanta aportar una conciencia más contemporánea a un personaje que vive en un pasado”, dice sobre uno de los preceptos que marcan su literatura. Su novela debut no sólo presenta a un personaje adicto, también habla de represión sexual y de lenguaje.

“Hay una epidemia increíble debido a la crisis de los opiáceos”, dice sobre una sociedad cada vez más dependiente de las drogas, la bebida y los ansiolíticos. “No sé si la gente que es adicta nace o se hace. Tal vez nacen. En ese caso, ¿puedes culpar a los fabricantes de drogas?”, afirma. En Mi año de descanso y relajación se encumbra a la hora de hablar de las adicciones silenciosas que nos alejan de nuestra propia existencia. “Se necesita mucho trabajo para estar sano en este momento”, sentencia. “No hay mucha paz actualmente, por eso creo que crear un aura de seguridad en tu propio mundo es importante”, añade. De no alcanzar lo anterior, Moshfegh entendería recurrir al consumo de “las drogas o el alcohol”.

“Se necesita mucho trabajo para estar sano ahora mismo. [...] Crear un aura de seguridad en tu propio mundo es importante”

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McGlue no sólo es consumo, también es pasión inhibida y culpabilidad que bebe de la moral católica. “Necesitamos tener sexo para estar sanos mentalmente”, indica su autora, que conecta su novela con los incels, esos “hombres jóvenes que están furiosos con el mundo porque creen que las mujeres deberían tener relaciones sexuales con ellos todo el tiempo”.

Moshfegh es un huracán de inteligencia literaria, pero desvela uno de los secretos que la convierten en una de las escritoras más valoradas del presente. “Me gusta dar a mis lectores la oportunidad de sentirse superiores para luego derribarlos de nuevo”, explica. Los personajes de sus novelas suelen ser antihéroes alejados de la ejemplaridad canónica. “Nos gusta ver a la gente ser mala”, dice con una sonrisa. “No sé si mis protagonistas son tan malos, pero sí tienen un elemento liberador en ellos” que conecta con la audiencia. La estadounidense cree que el ser humano tiende al masoquismo, a querer estar triste. “Es entretenido, catártico”, indica.

“Me gusta dar a mis lectores la oportunidad de sentirse superiores para luego derribarlos de nuevo”
La escritora estadounidense Ottessa Moshfegh (Andrew Casey)
La escritora estadounidense Ottessa Moshfegh (Andrew Casey)

El dolor, en modo ‘yassified’

Ottessa Moshfegh se ha enterado de que Pedro Almodóvar es un amante de sus novelas. “Trabajar con él sería demasiado bueno como para ser verdad. Puede llamarme cuando quiera”, admite. Hay mucho del carácter de las mujeres del director manchego en sus páginas, aunque en una vertiente mucho menos dramática. No en vano, la protagonista de Mi año de descanso y relajación podría ser una suerte de Carmen Maura en Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988). Ella no metía los somníferos en gazpacho, sino en Sprite.

El dolor autoinfligido, el autosabotaje, la autodestrucción... episodios emocionales que parecen haber adquirido un estatus cultural supremo entre las nuevas generaciones potenciadas por TikTok, tuits y publicaciones. El éxito de su novela anterior en una demográfica centennial podría explicarlo. “La glamurización del dolor no es nada nuevo, mira a Jesús”, reflexiona. “Creo que el dolor y el sufrimiento son elementos primarios en muchas historias de héroes”, apostilla.

“El dolor y el sufrimiento son elementos primarios en muchas historias de héroes”

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Que su novela más conocida fuese viral en una aplicación tecnológica adscrita a la desinformación es algo que valora como positivo, sobre todo porque “la presunción era que, cuanta más tecnología consumiéramos, menos tiempo íbamos a dedicar a hacer cosas como leer”. Aunque ella no use las redes sociales, agradece que las aplicaciones hayan agrandado la leyenda de su catálogo literario. “Mi año de descanso y relajación fue popular cuando se publicó y tuvo una segunda vida durante la pandemia porque tocó una fibra particular en un momento en el que nos sentíamos asustados”, dice.

En Lapvona (publicada en España el año pasado) y Eileen (llevada a la gran pantalla en 2023), Moshfegh sigue demostrando su valía a la hora de presentar relatos que no se alistan con la moraleja o la superación. Su forma de contar historias entronca con la norma, un pozo de lugares comunes basados en la redención de la culpa. “No nos gusta contar historias desde la confusión o la enfermedad, nos gusta oír hablar de dificultades y de gente que sobrevive superándolas, nos da esperanza”, concluye.