La cara B de los test de microbiota intestinal: un estudio pone en duda su fiabilidad

La falta de rigor y regulación en las pruebas de microbioma vendidas directamente a consumidores ha sido puestas en ojo de mira en un estudio de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia

Compartir
Compartir articulo
Bacterias en el intestino (Shutterstock)
Bacterias en el intestino (Shutterstock)

La falta de rigor y regulación en las pruebas de microbioma vendidas directamente a consumidores ha sido puestas en ojo de mira en un estudio de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia (AAAS), liderado por Diane Hoffman. Este estudio, publicado en la revista ‘Science’, advierte sobre la ausencia de validez analítica y clínica en estos productos y la necesidad de una mayor supervisión por parte de las autoridades para proteger a los consumidores.

El equipo de Hoffman destaca que, aunque una comprensión más profunda del microbioma humano podría mejorar la salud, la industria de pruebas de microbiomas directas al consumidor se ha expandido rápidamente sin la adecuada regulación. Muchas de estas empresas prometen identificar desequilibrios en el microbioma que podrían ser la causa de problemas de salud, sin embargo, estas afirmaciones carecen de fundamento sólido y de un respaldo científico a partir de comprobaciones y estudios que confirmen su eficacia.

Te puede interesar: Ozempic, el ‘milagro contra la obesidad’ que empieza a mostrar efectos adversos: los pacientes recuperan dos tercios de los kilos perdidos

El informe señala que esta falta de regulación abre la puerta al engaño, permitiendo que algunas empresas ofrezcan productos o servicios nutricionales no comprobados bajo la premisa de ajustar un supuesto desequilibrio. Esto podría llevar a los consumidores a confiar en tratamientos no regulados y sin eficacia probada, dejando de lado las terapias médicas que puedan necesitar.

Así, las empresas de microbiomas DTC afirman que pueden determinar si el microbioma de un individuo está sano o “desequilibrado” y sugieren que esta podría ser la razón de uno o más problemas de salud. Dada la falta de supervisión, esto podría llevar a algunas empresas a engañar deliberadamente a los consumidores. Por ejemplo, si el microbioma de un cliente comparte características con pacientes “no saludables” (hallazgos derivados de los algoritmos patentados de cada empresa), la empresa puede sugerir suscribirse a servicios de apoyo nutricional vendidos por las respectivas empresas y solicitar más pruebas para rastrear la mejora. Se puede engañar a los consumidores haciéndoles creer que estos productos están regulados y pueden sustituir tratamientos médicos críticos por alternativas no reguladas y no probadas.

Te puede interesar: El impacto del cambio climático en la salud: “El 50% de la población va a presentar algún tipo de enfermedad alérgica”

Los investigadores han concluido que es imperativo que los reguladores establezcan requisitos claros para que estas empresas demuestren la precisión y la validez de sus métodos y afirmaciones, con el objetivo de salvaguardar la salud y el bienestar del consumidor.

Faltan investigaciones sobre la microbiota y sus enfermedades

Aunque existe una extensa bibliografía sobre el SIBO y las otras disbiosis intestinales -el desbalance del equilibrio microbiano normal,-, en general su calidad es limitada. A pesar del interés reciente en el microbioma intestinal y sus trastornos, se necesita más investigación clínica para determinar la fisiopatología, identificar tratamientos efectivos y prevenir el sobrecrecimiento de la microbiota en el intestino delgado y grueso.

La investigación futura nos puede permitir utilizar los cambios específicos en la composición y diversidad de la microbiota intestinal como biomarcadores de salud o de enfermedades específicas. De momento, lo más urgente es, quizá, consensuar protocolos. Y en caso de duda, siempre hay que acudir al médico y no autodiagnosticarse ni automedicarse.

*Información elaborada por Europa Press