Gonzalo Guerra, médico digestivo: “Nuestros niveles de ansiedad impactan directamente en el funcionamiento del intestino”

El doctor Guerra, director médico del Centro Médico-Quirúrgico de Enfermedades Digestivas, analiza para ‘Infobae España’ los problemas digestivos que más afectan a la población española

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Dr. Gonzalo Guerra Azcona (Foto cedida)
Dr. Gonzalo Guerra Azcona (Foto cedida)

Casi la mitad de la población española padece algún problema digestivo, según la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD). La tendencia, cada vez mayor, a unos hábitos de vida poco saludables, ya sea por una alimentación deficiente o por la falta de ejercicio físico, está agravando y favoreciendo la aparición de enfermedades relacionadas con el aparato digestivo.

El doctor Gonzalo Guerra Azcona es el director médico del Centro Médico-Quirúrgico de Enfermedades Digestivas, especialista en Cirugía general y del aparato digestivo. Sus años de experiencia le avalan para hacer un balance de cuáles son las enfermedades digestivas que más padecemos y que más se diagnostican en consulta: “Las gastritis en toda su amplitud: gastritis crónicas, gastritis agudas con metaplasia, con atrofia, asociadas o no a Helicobacter. Esa quizás sería una de las patologías más frecuentes”.

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Respecto a la bacteria Helicobacter pylori, descubierta hace más de 50 años y ampliamente conocida, se está experimentando una prevalencia cada vez mayor en la población general. “Por hacernos una idea, se calcula que en la Comunidad de Madrid solo la prevalencia de la infección por Helicobacter debería estar cerca del 50%. Eso no quiere decir que estemos tratando a un 50% de la Comunidad de Madrid, como es lógico, pero sí que es muy, muy frecuente la colonización del estómago por parte de esta bacteria”, explica el especialista digestivo en una entrevista para Infobae España.

Helicobacter pylori (Shutterstock)
Helicobacter pylori (Shutterstock)

Teniendo esto en cuenta, ¿a qué se debe esta alta tasa de incidencia por infección de H. pylori? “Adquirimos esta bacteria por contagio directo. No nacemos con la bacteria, sino que se contagia de unas personas a otras. El problema es que no podemos hacer nada para evitar estos contagios. La prevalencia de esta infección es tan alta que no hay ninguna medida de contención posible. Es decir, no va a ser necesariamente nuestra pareja, nuestros hijos, nuestros familiares o alguien muy cercano quien nos contagie. La bacteria Helicobacter, al estar presente en el estómago y por ende en el aliento y en la boca, se va a transmitir con facilidad en cualquier círculo social, en el trabajo, en el colegio, en el metro...”, afirma el doctor Guerra.

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Además de la alta tasa de prevalencia de la Helicobacter, el gastroenterólogo señala “los problemas de sobrecrecimiento bacteriano (SIBO), es decir, de exceso de bacterias en el intestino delgado, con los consecuentes síntomas de gases, hinchazón, cambios en el ritmo intestinal... es una patología en aumento que vemos con mucha frecuencia y diagnosticamos cada vez más. También la enfermedad por reflujo, que es cuando el ácido del estómago al paciente le sube al esófago y le produce síntomas como la acidez gástrica”.

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Una conexión directa entre intestino y cerebro

A menudo, muchos profesionales de la salud califican nuestro aparato digestivo como un segundo cerebro. Esto se debe a que una gran cantidad de emociones podemos sentirlas en nuestro estómago: desde mariposas por la ilusión de un nuevo amor hasta un pellizco si estamos nervioso. El doctor Guerra da una respuesta científica a esta curiosa relación: el eje intestino-cerebro.

“Nuestro estado anímico, nuestro estrés y nuestros niveles de ansiedad impactan muy directamente en el funcionamiento de nuestro tubo digestivo. Esto es porque el eje cerebro-intestino tiene una conexión directa entre las neuronas del sistema nervioso central y las neuronas de nuestro aparato digestivo. Por eso, cualquier alteración en nuestro estado de ánimo va a repercutir negativamente en todas las patologías del aparato digestivo”.

Sin embargo, el experto aclara que “es difícil que la produzcan”. Es decir, “no es frecuente ni fácil que el aumento de ansiedad o de estrés produzca una patología digestiva, pero es seguro que va a agravar cualquier otra patología preexistente, como por ejemplo una gastritis, una enfermedad por reflujo, problemas de gases, tránsito intestinal o estreñimiento”.