Joselu rompe la calculadora, su sequía en Liga y restituye al Real Madrid en el liderato antes del derbi

El delantero rompe su sequía goleadora en el campeonato doméstico y engrasa la maquinaría blanca. El Getafe apenas inquieta la meta de Lunin. Rüdiger acabó lesionado

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Joselu celebra uno de sus goles anotados ante el Getafe (REUTERS).
Joselu celebra uno de sus goles anotados ante el Getafe (REUTERS).

LaLiga se ha puesto al día. Se acabaron -hasta que Tebas quiera- las cábalas y cuentas de la lechera para descifrar el estado de la clasificación. Que si un equipo está por delante, pero tiene un partido menos, si otro minimiza una derrota porque aún le resta una jornada aplazada… se acabó. Joselu resolvió la ecuación al despejar, por partida doble, la incógnita que le atormentaba desde la novena jornada: su puntería de cara a puerta. Casi cuatro meses se ha pasado sin festejar un tanto liguero, pero como el fútbol -en ocasiones- premia la voluntad, Joselu fue el agraciado de la noche.

Fue un derbi prederbi, al menos para Ancelotti, que decidió cambiar a siete de los que ganaron en Las Palmas, incluidos los cuatro centrocampistas. El descanso selectivo es un fichaje invernal a buen precio. La cercanía del Atlético y Girona, una buena coartada para rotar. Bordalás también le dio un lavado de cara a su Getafe, mitad por convicción, mitad por obligación. Horas antes del partido perdió a Enes Ünal, su presunto delantero de referencia hasta el repunte de Mayoral, que se marcha cedido al Bournemouth.

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Un Getafe Zero Zero

Pocos partidos en el Coliseum han resultado tan cómodos al Real Madrid. A medio gas, los de Ancelotti dominaban el balón y no sentían ni cosquillas de un Getafe Zero Zero. Ni atacaba ni defendía. Hizo dos tantos, uno en cada tiempo, y cedió el tercero a Vinicius, que no tuvo el día en el remate, recordando viejos tiempos. De estar fino, la goleada habría sido inevitable. El Getafe apenas tuvo más opciones que las que brindó Greenwood, con un remate al palo que pudo suponer el empate. El camino de la amargura del Real Madrid pasó por De Burgos, que no señaló un penalti sobre Brahim muy protestado por los blancos y amonestó a un Tchouaméni que se perderá el derbi por ciclo de tarjetas.

El Real Madrid ganó por 0-3 en Cádiz con una gran actuación de Rodrygo.

Bordalás empujó a sus defensas a dibujar una línea muy alta, estrechando el espacio en el que se podía jugar. Apretaban más en lo posicional que en lo físico. Lo más peligroso que sucedió a favor del Getafe fue un resbalón de Lunin y una contundente acción defensiva de Rüdiger que terminó en lesión del alemán. Greenwood había encontrado campo abierto por la izquierda, perseguido por Modric, cuando se le cruzó el central y acabó con toda esperanza. También con la rodilla izquierda de Rüdiger, que se quedó cojeando y fue sustituido por Camavinga, el multiusos.

Joselu, el nueve

El Madrid, Vinicius al margen, iba a lo práctico: control, pocas concesiones, llegadas esporádicas de Lucas Vázquez. Y en una de ellas, puso el balón al área pequeña donde el ariete mostró registros más potentes que los de Domingos Duarte. No lleva el 9 a la espalda, pero es el 9 de Ancelotti. El Getafe cambió el control posicional del principio por el desgobierno. Amenazó al Madrid, pero también le invitó. Y el equipo de Ancelotti se lanzó con voracidad sobre la presa a lomos de Joselu.

Cabeceó fuera primero. Después llegó al área solo a la carrera, se la cedió a Vinicius y el brasileño se deshizo de Soria con un regate. Pero cuando iba a marcar, el portero alargó el brazo desde el suelo. No era la noche de Vinicius, que volvió a verse solo ante Soria y le tiró al cuerpo. El portero, inspiradísimo como en el Bernabéu, sostuvo al Getafe hasta que Joselu sentenció y elevó al Madrid hasta el liderato, desde donde recibirá al Atlético con la opción de dar un golpe por LaLiga y mandar al traste las calculadoras.