Así es la vida de un desminador en Colombia, la corta distancia entre ser un salvador o una víctima

En 2016, Colombia era el segundo país con más minas antipersona del mundo, siendo superado únicamente por Afganistán

Compartir
Compartir articulo
Las incautaciones de este tipo de explosivos se siguen registrando en Colombia - crédito Ejército Nacional
Las incautaciones de este tipo de explosivos se siguen registrando en Colombia - crédito Ejército Nacional

Con 61 casos de víctimas por minas antipersona terminó el 2023 en Colombia, en donde aún hay múltiples espacios donde fueron sembrados estos artefactos que ponen en peligro a las comunidades.

En las últimas semanas, el Gobierno nacional anunció que Los Montes de María, uno de los escenarios más marcados por la guerra entre la guerrilla y los grupos paramilitares, había sido liberado por completo de las minas antipersonales, lo que marca un nuevo futuro para las poblaciones que han vivido durante años bajo el miedo de que un paso erróneo termine con sus vidas.

Ahora puede seguirnos en nuestro WhatsApp Channel y en Facebook.

Este alentador panorama no sería posible sin la labor del Batallón de Desminado e Ingenieros Anfibios de la Armada de Colombia, que en sus filas tiene personal entrenado que vive con la certeza de que un error podría ser irremediable.

Es por ello que la Agencia EFE visitó a un grupo de desminadores para conocer cómo es el día a día de aquellos que ponen en peligro su vida por el bienestar de los demás.

Un error puede terminar con la vida de las personas que se encargan de retirar las minas - crédito EFE
Un error puede terminar con la vida de las personas que se encargan de retirar las minas - crédito EFE

Uno de ellos es el infante Eider Orozco, que lleva 15 años dedicado a esta labor, desgastante, pero en la que se motiva con la felicidad de las poblaciones que pueden caminar sin miedo gracias a su trabajo; este viste un traje en el que se destaca un chaleco que cuenta con múltiples refuerzos de láminas.

A esto se suma un visor antiesquirlas y un detector de metales que lo acompañan en todo momento. Las temperaturas en los Montes de María son altas, pero los desminadores no pueden retirarse el uniforme en ningún momento, una consecuencia de estar en una zona minada que solo pueden compararse con las que existen en Afganistán.

Dentro de las especificaciones de su trabajo, Orozco mencionó que debe estar concentrado en todo momento y tener la precisión de un cirujano, ya que una mala decisión podría terminar con su vida.

“Me gusta lo que hago”, afirmó Orozco a la Agencia EFE, señalando a un grupo de personas que afirmaron que podrán volver a sembrar yuca, ñame, aguacate, cacao, tabaco, ajonjolí, tabaco y maíz.

El contraste de la labor de los desminadores se refleja en la felicidad de Irene Niño Cortés, que a sus 67 años camina tranquila, lo que no pudo hacer uno de sus hermanos, que perdió una de sus piernas cuando se encontraba limpiando la maleza de una finca.

Mi hermano está vivo por la gracia de Dios... Darle gracias a Dios porque llegó el desminado e hizo un trabajo excelente en los Montes de María para que quedaran esas tierras libres de peligro de minas”, declaró la mujer, que recordó que se salvó de dos masacres perpetradas por los paramilitares.

Aunque se han reducido los casos de víctimas, este tipo de explosivos siguen quitando vidas en Colombia - crédito Ejército Nacional
Aunque se han reducido los casos de víctimas, este tipo de explosivos siguen quitando vidas en Colombia - crédito Ejército Nacional

Las voces de las víctimas también se hicieron presentes durante la visita, una de ellas fue la de José Díaz Hoyos, que en 2005 sufrió un cambio drástico tras pisar una “quiebrapatas”. Díaz era parte de un grupo de infantes de Marina que tenían la misión de buscar el paradero del exministro Fernando Araújo, secuestrado por las Farc.

“En septiembre de 2005 iba en una patrulla buscando al ministro Araújo y pisé una mina ‘quiebrapatas’. Fue en un abrir y cerrar de ojos”, recordó Díaz Hoyos, que actualmente vive sin su pierna izquierda y lamenta que las conclusiones del Acuerdo Final de Paz que se firmó en 2016 no sean congruentes con la realidad, ya que los grupos armados han seguido minando zonas del país en las que en un momento se aseguró que ya no habría más guerra.