Lo que Edward Granados creyó podría convertirse en un “brindis” terminó de la peor manera, en limites entre Bucaramanga y Girón, luego de que Jaime Yesid Díaz le propinara una puñalada al entrar en una discusión.
Granados, de 41 años, se acercó a su agresor pidiéndole un trago de cerveza, porque por su condición de habitante de calle no podía comprar una y extrañaba su sabor. Sin embargo, este gesto no fue bien recibido por Díaz.
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Por tanto, iniciaron una discusión y esta fue escalándose, hasta el momento en el que el bumangués sacó un arma blanca de entre su ropa y acabó con la vida de Granados.
No sorprende que Díaz estuviera armado y es que, según las autoridades del área metropolitana de Bucaramanga, tenía anotaciones judiciales por los delitos de lesiones personales, violencia intrafamiliar, tráfico de drogas y porte ilegal de armas de fuego.
“Un testigo presencial del hecho señala la ruta de huida y en la búsqueda se logra la captura con la incautación del arma blanca, donde se evidencia el fluido de sangre”, explicó el comandante de la Estación Centro de la metropolitana, Milton Pachón, tras dar con la captura de Díaz, quien trató de evadir a la Policía en un asentamiento.
La mayoría de habitantes de calle saldrían de sus hogares por problemas con los demás miembros de la familia
En Colombia, la cantidad de personas que viven en situación de calle alcanzó los 34.091 individuos entre 2017 y 2021, según reveló El Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE). La mayoría de estos habitantes son hombres jóvenes, entre los 24 y 34 años, reflejando una problemática social enfocada en un grupo demográfico específico.
La información recopilada por el DANE, que se encargó del censo bajo el mandato de la ley de Habitantes de Calle, mostró un crecimiento y expansión en la recopilación de datos a lo largo de los años.
Inicialmente, en 2017, el conteo comenzó en Bogotá con 9.538 individuos identificados. Para 2019, se añadieron 13.262 personas de varias ciudades importantes como Medellín, Barranquilla, Bucaramanga, Cali, Manizales y San Andrés. Y, en los años siguientes, el estudio se extendió a más municipios, revelando un aumento continuo en el número de habitantes de calle.
Uno de los datos sobre el que el entonces director del DANE, Juan Daniel Oviedo, hizo hincapié fue la proporción significativa de hombres en esta situación, constituyendo cerca del 90% del total.
La encuesta también destacó la presencia de individuos procedentes de otros países, especialmente de Venezuela, que representaron un 16,2% en 2021. Este incremento se atribuye a la inclusión en el censo de ciudades fronterizas y metrópolis con una alta población venezolana, lo que marca una tendencia significativa hacia la diversificación de la población en situación de calle.
Oviedo subrayó que esta población joven ha sido una constante a lo largo de los años, con la mitad de los habitantes de calle teniendo entre 25 y 44 años. El incremento de extranjeros, especialmente venezolanos, en los últimos años destaca un nuevo desafío en la atención a esta población vulnerable, evidenciando la necesidad de políticas inclusivas y efectivas para abordar no solo la problemática nacional sino también la implicaciones de los movimientos migratorios en la región.
La metodología detallada y progresiva del DANE permitió una cobertura amplia y profunda del fenómeno de habitabilidad en calle, ofreciendo un panorama actualizado que llama a acciones concretas para el bienestar de esta población. Los esfuerzos para incluir a todos los municipios del país, a excepción de Huila, que no proporcionó datos, responden a la necesidad de un abordaje integral y coordinado entre diversas entidades y niveles gubernamentales para mitigar el número de personas en condición de mendicidad.