Así luce la embajada de un país que ya no existe, pero se mantiene en pie en Bogotá

Su escudo y arquitectura recuerdan a la época de la guerra fría

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A pesar de su caída en la década de los 90s, sigue manteniéndose en pie, como un recuerdo de la guerra fría -crédito montaje realizado con imágenes de @quinteropfeifer y HistoryMaps
A pesar de su caída en la década de los 90s, sigue manteniéndose en pie, como un recuerdo de la guerra fría -crédito montaje realizado con imágenes de @quinteropfeifer y HistoryMaps

Caminando por Bogotá, el creador de contenido especializado en historia Santiago Quintero Pfeifer se encontró con los restos de una nación que, con la caída de la Unión Soviética, se vio obligada a transformarse, al igual que el resto de países del Comecon.

Se trata de una embajada, ubicada en la calle 81, llegando a la carrera Octava, en la localidad de Chapinero”, explicó, con el antiguo edificio de fondo, con problemas evidentes de mantenimiento, pero aún sosteniéndose en pie.

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Y continuó: “En la fachada del edificio que queda allí, hay un escudo de la extinta República Popular de Bulgaria, que fue el nombre oficial de la que hoy es conocida como la República de Bulgaria, en tiempos de la guerra fría”.

Con la caída de la URSS, el Estado bulgaro se vio obligado a transformarse - crédito @quinteropfeifer / TikTok

Mientras la antigua República Popular de Bulgaria existió, el país emprendió una campaña masiva de industrialización que lo llevó a recibir hasta un 14% del PIB por sus desarrollos en tecnología, Mientras, en el campo, se implementó el primer sistema de pensiones y bienestar agrícola de Europa del Este.

Se extendió “de 1946 a 1990 y fue gobernada por el Partido Comunista Búlgaro, la mayoría del tiempo encabezado por Todor Zhivkov”, hasta “después de la caída del muro de Berlín y el debilitamiento del bloque soviético, que condujeron a la desintegración de la URSS”.

Sin embargo, “La República Popular de Bulgaria no fue la excepción”, el Partido Comunista cayó y con él la nación, que se vio obligada a transformase en la hoy República de Bulgaria, un Estado soberano con 110.879 km² de territorio.

“¿Sabían que todavía hay vestigios de la guerra fría en Bogotá? ¿Han visto la embajada de la República popular de Bulgaria?”, se preguntó Pfeifer en la descripción del video que ya alcanza las 350.000 interacciones en redes sociales.

País Europeo donó un “pedazo de ciudad” a Bogotá hace tres décadas y aún se ve por sus calles

El regalo se encuentra compuesto por tres elementos - crédito @quinteropfeifer / TikTok

En 1988, el gobierno de Portugal realizó una significativa contribución a Bogotá con la donación de un ambiente que recuerda a las calles de Oporto, ubicado cerca del Palacio de San Carlos en la localidad de La Candelaria, centro histórico de la capital colombiana. Esta donación coincidió con la alcaldía de Andrés Pastrana, quien fue el primer alcalde elegido por voto popular en la historia de Bogotá. Este gesto se presentó como un símbolo de la unión y la historia compartida entre Portugal y América, reflejando las contribuciones del país europeo al continente americano desde el siglo XVI.

El espacio donado incluye elementos característicos de la cultura portuguesa como una fuente tradicional y un mural en tona azules y blancos, que simbolizan la riqueza histórica y cultural de Portugal. El acto de donación formó parte de las celebraciones por los 450 años de la fundación de Bogotá, simbolizando no solo la fraternidad entre ambas naciones sino también el papel de Portugal en la historia americana. Este sitio, a pesar de haber enfrentado periodos de deterioro, sigue siendo un punto de encuentro y un recordatorio del vínculo entre estos dos países.

Fue Andrés Pastrana quien recibió la estructura a nombre de la ciudad - crédito @andrespastranaarango6497
Fue Andrés Pastrana quien recibió la estructura a nombre de la ciudad - crédito @andrespastranaarango6497

El entonces embajador de Portugal en Colombia destacó durante la ceremonia de donación la importancia de este gesto, subrayando que la fuente no solo era un regalo a la ciudad en su aniversario sino también una expresión de la identidad y la contribución portuguesas a la historia y la cultura americanas. La ubicación de esta donación, al lado de un edificio con tanta historia política y social para Colombia como lo es el Palacio de San Carlos, resalta aún más el significado de este regalo en el contexto de las relaciones entre ambos países.

A más de tres décadas de su inauguración, el callejón portugués se mantiene como un testimonio de la relación entre Portugal y Bogotá, y aunque la fuente ha tenido momentos en los que no ha funcionado correctamente, su presencia continúa evocando la historia compartida y el cariño entre las dos naciones. Este espacio simboliza la apertura y el esfuerzo humano hacia la creación de un mundo más unido, reflejando los lazos históricos que han unido a Europa y América a través de los siglos.