En Colombia, el tiempo de desplazamiento al trabajo se ha convertido en un factor crucial para medir la calidad de vida de los trabajadores, particularmente en ciudades como Bogotá, la cual es señalada por el Centro de Estudios Económicos Anif y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) por tener uno de los sistemas de transporte público menos eficientes a nivel global.
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Un reciente estudio de Anif, utilizando datos de la Gran Encuesta Integrada de Hogares del Dane, revela que el tiempo medio de desplazamiento ha aumentado de 29,8 minutos por trayecto en 2019 a 31,3 minutos en 2023 a nivel nacional. Este incremento, aunque parece menor, pone de manifiesto desigualdades significativas cuando se analiza por género, nivel educativo y posición ocupacional.
Es notorio que el desplazamiento afecta de manera diferenciada a hombres y mujeres. Mientras que el tiempo para las mujeres aumentó de 28,8 a 33,1 minutos después de la pandemia, para los hombres disminuyó de 31,3 a 30,1 minutos.
Estas cifras sugieren cambios en las dinámicas laborales y en las elecciones de residencia post-pandemia. Además, el estudio destaca que los trabajadores con educación postsecundaria invierten aproximadamente 35,4 minutos por viaje, en comparación con quienes no tienen educación formal, que gastan unos 24,9 minutos.
Del mismo modo, la duración del viaje varía notablemente según la posición ocupacional. Empleados de empresas y del gobierno invierten cerca de 35 minutos en cada trayecto, contrastando fuertemente con los jornaleros o trabajadores familiares no remunerados que tardan entre 14,5 y 18,1 minutos.
Esta variabilidad enfatiza cómo el tiempo de desplazamiento puede reflejar situaciones de desigualdad socioeconómica y laboral dentro del país.
“Este cambio en las dinámicas laborales tiene implicaciones en variables a largo plazo, como el desarrollo urbano, educación, ingresos familiares y salud,” apuntan los expertos de Anif. La elección sobre dónde vivir ya no solo se ve impulsada por la cercanía al lugar de trabajo sino también por la búsqueda de un equilibrio que permita estilos de vida más saludables. Vivir lejos de los centros urbanos puede ofrecer beneficios como menores costos de vivienda y entornos menos estresantes, lo cual a largo plazo puede tener un impacto positivo en la salud mental y física de los trabajadores.
En el contexto de Bogotá, clasificada en el puesto 19 de 387 en el TomTom Traffic Index como una de las ciudades con peor tráfico en el mundo, estos hallazgos adquieren una relevancia especial. La ineficiencia del transporte público, según reporta el BID en 2020, no solo deteriora la calidad de vida por el tiempo perdido en desplazamientos, también pone de manifiesto la necesidad de mejorar la infraestructura y las políticas de movilidad urbana.
El costo del traslado
Los tiempos de traslado al trabajo representan un considerable costo de oportunidad, que es los bienes o servicios a los que se renuncia cuando se elije otra opción (en este caso agarrar transporte), especialmente en áreas urbanas densamente pobladas como Bogotá. El análisis, elaborado por Anif, destaca la importante variación geográfica de estos costos, mostrando que en regiones como Caribe, Amazonas y Orinoquía, el impacto económico es notablemente menor.
Los datos proporcionados por Anif indican que el costo de oportunidad diario varía considerablemente según el sector y el nivel educativo de los empleados. “El costo de oportunidad diario para un trabajador del sector de agricultura es de 3.580 pesos, mientras que para los de posgrado, se incrementa a 26.400 pesos”, ilustra el estudio.
En el caso de Bogotá, la situación se agudiza debido a los altos costos asociados al desplazamiento. “En Bogotá, asciende a 13.360 pesos”, señala el informe, subrayando cómo, pese a ofrecer salarios más elevados, la capital colombiana impone un alto costo de oportunidad para los trabajadores que se desplazan a sus lugares de trabajo. Este hecho resalta la importancia de considerar no solo el salario nominal, sino también los gastos indirectos relacionados con el empleo al evaluar la compensación efectiva.
El estudio sugiere que las modalidades de trabajo híbrido y remoto podrían ofrecer soluciones parciales a este problema, siempre y cuando exista la flexibilidad para implementarlas. Anif argumenta que “la disponibilidad de estas opciones de trabajo” juega un papel crucial en la mitigación de los efectos negativos del aumento de la distancia al lugar de trabajo sobre la calidad de vida de los empleados. Sin embargo, la eficacia de estas modalidades depende en gran medida de la infraestructura existente y de la cultura laboral de cada región.
“Esto significa que el beneficio neto debe ser evaluado con relación al costo de desplazamiento”, explica el análisis, enfatizando la necesidad de una evaluación holística que tome en cuenta tanto los ingresos como los gastos indirectos al calcular el beneficio neto de un empleo.