De qué vive hoy Jenny Ambuila, hija del exfuncionario de la Dian, que presumía un Lamborghini en sus redes sociales

Su padre, Omar Ambuila, fue extraditado a primera hora del miércoles 15 de noviembre hacia los Estados Unidos

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Los lujos excéntricos que Jenny Ambuila Chará publicaba en sus redes sociales fueron la pista para descubrir la red de corrupción en el puerto de Buenaventura - crédito vía redes sociales
Los lujos excéntricos que Jenny Ambuila Chará publicaba en sus redes sociales fueron la pista para descubrir la red de corrupción en el puerto de Buenaventura - crédito vía redes sociales

En su garaje, Jenny Ambuila guardaba un Porsche y un Lamborghini Huracán EVO de 819 millones; en el closet, accesorios como su excéntrico reloj Hublot de 94.3 millones, y en su perchero colgaban bolsos Louis Vuitton, de alrededor de cinco millones.

Sin embargo, a cuatro años de haber puesto en evidencia la red de corrupción de la que formaba parte su padre, Omar Ambuila, en el puerto de Buenaventura, poco queda de la vida de lujos y opulencia que llevaba en los Estados Unidos.

Ahora, según comentó el abogado de la familia Ambuila para Blu Radio, Jenny y su madre, Elba Chará, viven de lo que dos heladerías en Cali producen mensualmente: “Doña Elba y doña Jenny tienen un establecimiento de comercio desde hace muchos años, con una sede en el sur de la ciudad y otra en el norte. Esa es su actividad desde mucho antes de haberse surtido la captura”.

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Antes, cuando exhibía su lujosa vida en redes sociales, Jenny vivía en un departamento que arrendaba por 5.000 dólares al mes (20.442.550 COP al cambio de hoy) en Miami y asistía a un curso en Harvard, cuya mensualidad rondaba los 8 millones de pesos.

Los objetos de diseñador de Jenny Ambuila - crédito vía redes sociales
Los objetos de diseñador de Jenny Ambuila - crédito vía redes sociales

En 2023, tras recuperar su libertad por vencimiento de términos, viven en el sur de Cali, atentas a lo que ocurra con el proceso de su padre, en el que siguen vinculadas. Jenny ya no anda en autos de lujo porque, según el abogado de la familia, “están sujetos a las investigaciones que se adopten allá y obviamente la justicia colombiana no ha tenido disponibilidad jurídica sobre ellos”.

Pero siguió el consejo que su padre le dio cuando intentaba “persuadirla” de comprar el célebre Lamborghini color cereza: “Mi papá me dijo que necesitaba conseguir trabajo y me aconsejó que no comprara el Lamborghini. Él hubiera preferido que invirtiera el dinero, pero yo le dije que quería el Lamborghini porque quería vivir la experiencia. Le expliqué que en Miami se necesita demostrar que tienes dinero para ganar dinero”.

De acuerdo con las declaraciones entregadas por su abogado, Néstor Pineda, al medio citado, permanece al pendiente de lo que sucede con ambos establecimientos de comercio y lleva una vida mucho más austera, con los bienes y servicios que puede permitirse del lado de la legalidad.

Omar Ambuila responderá ante una corte de Florida por el delito de lavado de activos - crédito Dijín
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¿Qué dijo Jenny Ambuila en audiencia sobre sus compras desmedidas?

Cuando aún vivía de lo que su padre, que ganaba seis millones de pesos, podía enviar a los Estados Unidos, Jenny atravesaba fuertes episodios de depresión, con los que lograba lidiar al realizar compras de lujo: “Estaba muy deprimida en ese momento y quería el Lamborghini, me salvaron la vida”, comentó en audiencia.

De acuerdo con el informe realizado por el Departamento del Tesoro del país norteamericano, en el que Ambuila tendrá que enfrentar cargos por lavado de activos, el dinero para su Lamborghini “provino de la venta de una casa, ubicada en el barrio Ciudad Jardín de Cali, realizada por su padre, quien transfirió 1.000 millones de pesos colombianos al concesionario Lamborghini desde una compañía colombiana propiedad de su primo. Además, se pagó un depósito de otros 20.000 dólares con una transferencia bancaria hecha por su madre”.

Pero el resto de los supuestos sobornos para no revisar ciertos contenedores antes de su salida del puerto llegaron a los EE. UU. a través de métodos varios “para entregar los 1,3 millones de dólares al cómplice, incluido pagar por la compra de artículos costosos, como vehículos de lujo. También coordinaron para que el efectivo se depositara en las cuentas del banco estadounidense del cómplice y pagaron el alquiler mensual del apartamento de lujo de este”.