Mi pareja es desordenada. ¡Auxilio!

The New York Times: Edición Español

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Cuando personas con diferentes tolerancias al desorden viven juntas, la situación puede ponerse tensa. Los expertos ofrecen formas de encontrar la paz en medio de los cúmulos.

El año pasado, Tracy McCubbinm--que lleva dos décadas dedicándose profesionalmente a la organización de espacios y sigue el lema "no lo dejes tirado, guárdalo"-- se casó con un hombre al que describió como "muy desordenado".

Ambos reconocieron la "broma cósmica" de su improbable conexión. McCubbin puso cinta azul de pintor en todos los cajones y armarios de la cocina cuando se mudaron juntos, para tener un mapa de lo que va en cada sitio. Pero también ha aprendido a practicar lo que predica a sus clientes, al mantener la calma y la serenidad ante los desórdenes que no afectan a su funcionamiento cotidiano. Como su mesa de noche, que está sepultada bajo libros, cables de carga y controles remotos de televisores de los que está casi segura que ya no poseen.

O el revoltijo de herramientas que su esposo, ávido jardinero, suele dejar en el jardín. "Están por todas partes", suspiró exhausta McCubbin. "Pero, ¿sabes qué? Tenemos un jardín precioso. Nuestros árboles están dando frutos. Realmente se trata de comprender: esta parte no importa".

McCubbin, y otros expertos en organización y psicología, afirmaron que existen algunas estrategias prácticas que pueden ayudar a los acumuladores y a los obsesivos con el orden a cohabitar en relativa armonía.

Mejora tus sistemas de organización

"A menudo, cuando una persona es más desordenada, la tesis subyacente es que está equivocada, que lo está haciendo mal, que es mala", afirmó McCubbin. Pero en muchos casos, el desorden doméstico es simplemente un indicio de que no se dispone de sistemas sólidos.

Algunas de las soluciones que ofrece a sus clientes son casi demasiado obvias. Por ejemplo, ha trabajado con padres frustrados cuyos hijos tiran las mochilas y los abrigos en lo que ella llama la "pista de aterrizaje", justo al pasar la puerta principal. Colgar unos cuantos ganchos que puedan alcanzar con facilidad ayuda.

McCubbin también recomienda colocar estanterías suficientes para los libros de los ávidos lectores. ("El límite debe ser que tienen que estar en una estantería. No pueden estar apilados en el suelo"). En casa, puso un plato junto a la puerta principal, para que su esposo no estuviera "perdiendo la cabeza durante 10 o 15 minutos cada día" buscando la cartera y las llaves.

"Siempre es importante explicar que estos sistemas se ponen para ayudar", dice, "no porque 'estás equivocado'".

Céntrate en la funcionalidad

McCubbin dice que lo más relevante es tener en cuenta las implicaciones prácticas del desorden.

"El objetivo de organizarse es hacer que la casa funcione para ti", afirmó. "No se trata de poner estanterías arco iris o hacer que las cosas luzcan perfectas, sino de controlar el desorden para poder cocinar en la cocina y utilizar el garaje".

McCubbin aconseja a sus clientes que dediquen la mayor parte de su energía a los espacios comunes. Por ejemplo, a ella y a su marido les gusta cocinar, así que la cocina debe funcionar bien para los dos, dice. Pero él tiene una oficina y un baño que ella rara vez pisa para no tener que ver el desorden. (Mucha gente no tiene tanto espacio, reconoció).

Centrarse en la funcionalidad puede ser especialmente útil para los padres que no quieren pelearse con sus hijos por el desorden de los dormitorios. Antonia Colins, que administra el sitio web Balance Through Simplicity, tiene dos hijas adolescentes, una de las cuales no consigue ser ordenada. Así que Colins ha establecido unas normas básicas. Por ejemplo, insiste en que el suelo no esté desordenado y que el escritorio esté lo suficientemente despejado para estudiar. (También espera que sus hijas pongan la ropa sucia junto a la lavadora y devuelvan los platos y vasos a la cocina). Pero se hace la vista gorda si la cama no está perfectamente hecha o si hay un montón de ropa limpia en un rincón.

Considera las implicaciones más profundas en juego

A veces, el desorden se acumula porque alguien no está dispuesto a hacer el esfuerzo de limpiar y organizar. Otras veces, se debe a que tiene bloqueos mentales o físicos, explicó Michael Tompkins, psicólogo y coautor de Digging Out: helping Your Loved One Manage Clutter, Hoarding and Compulsive Acquiring.

Quizá el ejemplo más obvio sea el trastorno de acumulación compulsiva, pero existen otros vínculos entre la salud mental y el desorden. Por ejemplo, las personas con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) u otros problemas de funcionamiento ejecutivo a menudo tienen problemas con el exceso de desorden. En estos casos, la paciencia y la comprensión pueden ayudar mucho, afirmó Tompkins.

Las limitaciones físicas también pueden ser un factor. "Tengo 73 años, así que puedo hablar de esto personalmente", dijo Tompkins. "Mi capacidad para mantener mi entorno de vida se ha degradado a medida que mi capacidad física se ha degradado, no porque no siga interesado en mantener mi entorno de vida ordenado y organizado".

Tompkins afirmó que es importante observar cualquier cambio repentino o drástico en la limpieza del hogar de una persona (o si parece estar acumulando una cantidad insana de cosas) y señalárselo a un médico de atención primaria, ya que podría indicar un problema de salud subyacente.

Si una persona simplemente no está dispuesta a hacer concesiones en cuanto al desorden, también puede ser motivo de preocupación. Podría haber problemas más estructurales en la relación.

"Nunca se trata solo de los calcetines", afirmó Kiaundra Jackson, terapeuta matrimonial y familiar licenciada en Los Ángeles. "En realidad se trata de malas habilidades de comunicación, u otras necesidades, o roles de género, o algo mucho más profundo".

Si una persona en el hogar es especialmente rígida sobre el desorden, eso podría tratarse más sobre el control que de la limpieza, dijo, y es algo que él o ella podría necesitar trabajar en terapia individual. La terapia de pareja o simplemente trabajar con un organizador también puede ayudar a llegar a un mejor entendimiento si han llegado a un punto muerto, dijo Jackson.

Sé estratégico a la hora de hablar de ello

Aunque el apoyo externo puede ayudar, a veces basta con aprender nuevas tácticas de comunicación para apagar el conflicto, afirmó Jackson. No abordes el tema del desorden cuando alguno de los implicados tenga hambre o esté cansado. Además, hay que tener cuidado con los regaños, que ella define como repetir lo mismo una y otra vez de la misma manera.

"Prueba otra manera, otro tono y otro momento del día", recomendó Jackson, como escribir un correo electrónico en lugar de discutir sobre el desorden al final de una larga semana de trabajo.

Hay que ser deliberado a la hora de expresar las expectativas, afirmó Jackson, y revisarlas a menudo, porque las comprobaciones periódicas pueden evitar que surja el resentimiento. Se negó a ofrecer un marco de tiempo específico para esas conversaciones, ya que varía de un hogar a otro, pero animó a cualquier persona que se mueve en una nueva etapa en la vida (después de un nuevo bebé o un cambio de trabajo, por ejemplo) a hablar de las expectativas del hogar.

"Incluso si solo ha habido un cambio en las preferencias", dijo, "es necesario vocalizarlo".

Catherine Pearson es reportera de la sección Well del Times. Escribe sobre temas de familia y relaciones. Más de Catherine Pearson

(Erik Winkowski/The New York Times)