Crisis en Cataluña: por qué a 4 días de las elecciones no se avizora la salida del laberinto

Las últimas encuestas anticipan una paridad entre el bloque de fuerzas independentistas y constitucionalistas. Así, podría prolongarse el entuerto político que sacude a España

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(Rodrigo J. Acevedo Musto)
(Rodrigo J. Acevedo Musto)

Las elecciones regionales de Cataluña del próximo jueves apuntan a un resultado tan fragmentado que resulta imposible adivinar qué camino va a tomar la comunidad autónoma española para salir de la crisis generada por el proceso independentista ilegal liderado por sus gobernantes y las represalias del Ejecutivo español de Mariano Rajoy.

El desafío separatista llegó a su auge el pasado 1° de octubre con un referéndum sobre la autodeterminación que no contaba con la aprobación del gobierno español ni con el reconocimiento de ningún país europeo. Las imágenes de las duras cargas policiales en los colegios electorales indignaron al independentismo e impactaron fuera de España.

Después, el gobierno suspendió temporalmente el autogobierno catalán tras la proclamación de independencia aplicando el artículo 155 de la Constitución y la justicia decretó la cárcel del presidente catalán Carles Puigdemont -hoy fugado en Bruselas- y de sus consellers (equivalente regional a un Ministro), así como de otros líderes de la sociedad civil, acusándolos de delitos como sedición y rebelión.

Las inminentes elecciones catalanas se leen ahora en clave de bloques. A un lado del ring, los tres partidos que defienden la independencia (Junts Per Catalunya, ERC y CUP). Al otro, los denominados constitucionalistas (Ciudadanos, PSOE y PP) que se oponen frontalmente y defienden que la Constitución no permite en estos momentos una consulta por la independencia y que, por tanto, cualquier camino a corto plazo hacia ella es ilegal.

"No hay salida para la crisis, ha venido para quedarse. La sociedad todavía no está dividida por bloques, pero sí la política. Y por lo que veo ninguno de los dos va a ganar, al menos no por knock out", reflexiona para Infobae el analista político Guillem Martínez.

El sistema electoral catalán es a una vuelta y elige a los representantes del poder legislativo, de cuyas mayorías o alianzas saldrá un presidente que debe contar con el apoyo mayoritario del parlamento. Cualquiera de los dos bloques, si se impone, lo hará probablemente por una mayoría muy débil.

En caso de que ninguno de los dos bloques consiga formar un gobierno, un último actor todavía no mencionado podría tener la llave para un nuevo ejecutivo. Se trata de En Comú Podem, un partido a favor de un referéndum pactado (y por tanto no constitucionalista) pero contrario a la independencia. Aunque apunta a ser quinta fuerza política bastante lejos de los cuatro 'preferidos', podría decantar la balanza hacia un lado o hacia el otro. ¿Hacia cuál? Este es el gran enigma cuya resolución podría marcar el guión de los próximos episodios del desafío independentista.

Estos son los principales partidos que se presentan a las elecciones y sus cábalas y líneas rojas sobre posibles pactos de gobierno:
Bloque independentista

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Esquerra Republicana de Catalunya (ERC): Las encuestas apuntan a que la izquierda más moderada del independentismo superará al centro-derecha, que ya no comparten la misma lista electoral. De entrada descartan cualquier tipo de pacto con el también partido de centro-izquierda PSC, por su apoyo a las duras medidas del gobierno central. El número uno de su lista, el vicepresidente electo Oriol Junqueras, está en la cárcel. Gabriel Rufián, diputado de este partido en el Congreso de España dijo a Infobae que si los independentistas suman mayoría, el camino a seguir será "seguir construyendo república, implementando las leyes que el gobierno español no ha permitido que apliquemos y no pidiendo permiso" para llevar a cabo su programa. Aunque se han mostrado críticos con En Comú Podem, no sería descartable que acabaran pidiendo su apoyo en la investidura de cara al nuevo gobierno.

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Junts Per Catalunya: El partido de centro-derecha tiene como candidato al ex presidente catalán Carles Puigdemont, que se encuentra fugado en Bruselas y con una orden de arresto de la justicia española por el referéndum ilegal. La fractura de la lista unitaria independentista les haría perder protagonismo en favor de ERC, según la mayoría de encuestas publicadas hasta la fecha. No se espera que hagan demasiados esfuerzos por pactar con ninguna fuerza que no sea independentista. Defienden que, gane quien gane, el presidente debería ser Puigdemont porque las elecciones han venido impuestas por el gobierno central, posición que está suscitando rencillas con sus socios de ERC.

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CUP: El partido independentista de extrema izquierda, de origen asambleario, mantendría según las encuestas un mismo papel menor pero imprescindible en una futura coalición independentista. Su postura en la campaña está siendo  la más contundente de todas. Tanto su candidato Carles Riera como otros miembros de la formación han defendido la unilateralidad como "la única vía posible" hacia la independencia, lo cual elevaría la tensión aún más con el gobierno español.
Bloque constitucionalista:

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Ciudadanos: Este partido que nació recientemente como respuesta indignada al independentismo y a la corrupción y que no se define en el eje izquierda-derecha es el que tiene más números de plantar cara al independentismo y encabezar el bloque constitucionalista. Su líder, Inés Arrimadas, ha calificado el independentismo como "caos y despilfarro" y ya ha anunciado que apoyaría un gobierno liderado por el PSC si éste sacara más votos que su lista. Espera un pacto entre los tres partidos autodenominados constitucionalistas y también pediría una abstención de En Comú Podem si fuera necesaria para la investidura.

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PSC: La federación catalana del tradicional partido de la socialdemocracia española apunta a su primera recuperación tras unos años de sonoras caídas. Su líder, Miquel Iceta, ha asegurado que en principio no apoyaría un gobierno de Ciudadanos o del PP, pero ha sido más tajante al asegurar que no hará presidente a un independentista. "Estamos dispuestos a hablar con todos", señaló a Infobae Beatriz Silva, número 3 de la lista electoral de dicho partido. "Nuestra postura es la de formar un gobierno de consensos, con el máximo de partidos posibles, que vaya mucho más allá de los bloques", agregó.

(AFP)
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PP: El partido que gobierna en España parece condenado a tener, de nuevo, un papel muy secundario en Cataluña. Con pocas opciones de gobernar, lo más posible es que apoyarán la investidura de cualquiera de los otros dos partidos constitucionalistas. Juan Milián, número 8 de la lista electoral, dijo a Infobae que "la solución es que salga un gobierno que cumpla la ley y abandone la línea del proceso (independentista)" y apuntó a los tres partidos del bloque. Asimismo, aseguró que "el inicio de la salida a la crisis fue la aplicación del artículo 155, que generó alivio a nivel social y rebajó la tensión".

Sin bloque

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En Comú Podem: Nacido al calor de las protestas del 15M en 2011, el partido de izquierdas ha vivido situaciones de tensión interna por las discrepancias con respecto al independentismo. Aunque se han manifestado siempre contrarios a la opción de la unilateralidad, muchos de sus miembros votaron en el referéndum ilegal del uno de octubre y son acusados siempre de no tener muy clara su postura. "Es difícil que el bloque del 155 sume mayoría, por lo que la única forma de frenar el proceso (independentista) somos nosotros", afirmó a Infobae Marc Parès, número 9 de la lista electoral. "No se trata de que un bloque derrote al otro, sino de tender puentes entre los dos bloques y sumar amplias mayorías", agregó.

Por ahora, es difícil ver ninguna de las tres soluciones como una salida inminente del laberinto político en el que se encuentra Cataluña a raíz del proceso independentista: ni la proclamación de una república, ni la solución de un problema político por vías judiciales para neutralizar al independentismo ni, aún menos, que ambas soluciones encuentren un punto de acuerdo para una negociación eficaz.