El crudo testimonio que permitió detener a los ex futbolistas chilenos acusados de violación en manada

Según el relato de la víctima, identificada como Valentina, fue abusada por al menos ocho personas quienes incluso la ahorcaron con un cinturón

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Los acusados se encuentra en prisión preventiva y separados del resto del penal a fin de evitar posibles represalias.
Los acusados se encuentra en prisión preventiva y separados del resto del penal a fin de evitar posibles represalias.

(Desde Santiago, Chile) Conmoción ha causado en el país la detención de nueve excadetes del club deportivo Cobreloa, quienes fueron acusados de violar en manada a una joven durante un asado realizado el 16 de septiembre de 2021 en la Casa Naranja, sede del club ubicada en Calama (1.500 kms al norte de Santiago).

En concreto, los involucrados son: Óscar Ramírez Mendoza, Cristóbal Saravia Arredondo, Jhan Góngora Ordoñez, Rivaldo Hernández Pizarro, Nicolás Navarro Villafuerte, Patricio Romero Leiva, Lucas Román Avilés, Joaquín Agüero Núñez y Luciano Parra Villanueva, según detalló el diario La Tercera.

La propia víctima, identificada como Valentina, entregó en su testimonio crudos detalles de cómo fue abusada.

“Me pegaron cachetadas, con un cinturón, me ahorcaron, eran bastante violentos”, relató, asegurando que en el lugar los jóvenes habían consumido alcohol, marihuana y cocaína, cosa que ella también reconoció haber hecho.

En detalle, la joven contó que “llegué a esa casa como a las 22.30 horas, me invitó un amigo que yo tenía en ese tiempo, porque comenzaban las Fiestas Patrias y se trataba de un asado”.

“Yo fui con uno al baño, y llegando al baño me encuentro que hay dos personas más. Ahí intento salir del baño, y me toman de los brazos y me llevan a una pieza. Ahí habían más personas”, detalló. “Traté de escaparme, estaba shockeada, por eso no hice nada”, subrayó.

También confirmó que los agresores realizaron al menos una videollamada mientras todo sucedía: “Me mostraban (por la cámara) y decían ‘mira como tenemos a esta mina’ y se reían. Me sentía mal, me sentía sucia, pero yo decía que si me dejaba, iba a ser más rápido. Si me oponía podían hacer algo peor”.

“Uno de ellos tenía el cinturón puesto, se lo sacó y me lo puso en el cuello y me empezó a ahorcar. Después me pegaban con el mismo cinturón”, acusó la joven.

Finalmente, y tras casi tres años, el Ministerio Público logró reunir las pruebas suficientes para formalizar a los jóvenes y solicitar que todos queden en prisión preventiva, cosa que sucedió el pasado viernes.

Entre dichas pruebas se cuentan peritajes realizados por la Brigada Investigadoras de Delitos Sexuales de la Policía de Investigaciones (PDI), los que permitieron concluir de que ocho de los imputados agredieron sexualmente a la joven. En tanto que el noveno, Román Avilés, no habría participado del hecho, pero sí grabó el momento en que todo ocurrió.

Los investigadores concluyeron también que, aunque Valentina desistió de la denuncia en un principio, el delito sí ocurrió.

A fin de probarlo, se consideraron los informes en las que se constatan las lesiones que la joven tuvo y que fueron confirmadas en Urgencias del Hospital Carlos Cisterna de Calama. Entre ellas se encontraban hematomas y lesiones en la espalda, glúteos y en la zona genital.

De hecho, el informe de la atención en urgencia firmado por la doctora Alejandra Ledezma Soza, y que tiene fecha 17 de septiembre de 2021, concluyó: “Relato otorgado por paciente más signos físicos sugerentes de violencia sexual flagrante”.

“Se lo pasan llorando”

Luego de cuatro días en el Centro de Detención Preventiva de Calama, testigos aseguraron a La Tercera que los acusados no la están pasando nada de bien. “Están bajoneados, se lo pasan llorando. Están urgidos (asustados). Esa es la mejor definición para la forma en que están viviendo”.

La misma fuente reveló que “en el centro penitenciario han mantenido contacto con sus abogados y recibieron una encomienda con algunos artículos indispensables para su estadía en el lugar”.

Cabe destacar que el grupo se encuentra aislado del resto del penal y no tienen acceso al patio, debido al riesgo de represalias por parte de otros reos del penal.