Edipcia Dubón, ex diputada nicaragüense: "La ciudadanía fue masacrada por los grupos parapoliciales en complacencia de la Policía Nacional”

La economista, que en 2016 fue removida como parlamentaria por la Corte Suprema sandinista, analizó en diálogo con Infobae la crisis que atraviesa el país. El rol de la Iglesia, la "crudeza" de las turbas, y los posibles mecanismos para que Daniel Ortega deje el poder

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Más de 400 muertos y 600 detenidos de forma arbitraria; miles de heridos y un número indefinido de personas desaparecidas. Ese es el crudo registro que dejó, hasta el momento, la brutal represión del régimen de Daniel Ortega en estos cuatro meses de protestas.

Pese a la presión internacional y al recurrente llamado de la Conferencia Episcopal de Nicaragua a un diálogo entre todos los sectores de la sociedad, el Ejecutivo adelantó que no negociará y que no permitirá el ingreso al país del Grupo de Trabajo que formó la Organización de Estados Americanos (OEA). En este contexto, el régimen recrudece día a día su represión con la cada vez más activa participación de los grupos de choque, conocidos como "turbas".

Edipcia Dubón es una ex diputada nicaragüense que integró la Asamblea Nacional por el Partido Liberal Constitucionalista (PLC) hasta que en el año 2016 la Corte Suprema, afín al sandinismo, la removió junto a otros 27 dirigentes de la oposición.

Edipcia Dubón, ex diputada nicaragüense
Edipcia Dubón, ex diputada nicaragüense

En diálogo con Infobae, la economista analizó la crisis que atraviesa su país y remarcó que la única salida del régimen debe ser de forma "democrática y pacífica". Destacó, además, el rol que asumió la Iglesia nicaragüense y denunció la "crudeza" con la que reprimen los grupos paramilitares.

Dubón también reconoció que "hay muchos rumores sobre la participación de grupos venezolanos y cubanos" en respaldo del régimen de Ortega, y advirtió que el ejemplo de Nicaragua y Venezuela debe ser usado por la comunidad internacional para seguir de cerca la realidad de Bolivia: "Va denotando una ruta muy similar".  

Los nicaragüenses exigen la renuncia de Daniel Ortega y elecciones anticipadas (AFP)
Los nicaragüenses exigen la renuncia de Daniel Ortega y elecciones anticipadas (AFP)

-Hace cuatro meses comenzaron las protestas en Nicaragua contra el régimen de Daniel Ortega y rápidamente la crisis mostró matices muy similares a los de Venezuela el año pasado. ¿Cuál es su análisis de estos meses de violencia y represión?

-Estamos en una tercera fase. La primera fue la represión abierta que el mundo entero pudo seguir a través de las redes sociales, de las noticias, donde prácticamente tuvimos un saldo de más de 400 personas asesinadas, más de 600 detenidos de manera ilegal que hoy están en las prisiones, sobre todo en el Chipote, algunos están alegando torturas y tratos inhumanos. Y por otro lado una cantidad importante de personas desaparecidas. Esa fase, que fue acompañada de la denominada "Operación Limpieza", donde el régimen desmontó prácticamente toda la movilización ciudadana en todo el territorio nacional, desmontó los tranques, empezó y dio lugar a una nueva fase que fue la burocrática. La utilización del aparato judicial realizando juicios sumario, sentenciando a 3, 4 o 5 años de prisión, la legislación de una ley antiterrorismo acusando a todo aquel que se ha rebelado contra el régimen como terrorista. Y a otros, como la Iglesia católica, señalándole de golpista.

Es un momento donde los nicaragüenses no sienten seguridad porque están en un estado prácticamente de indefensión, las denuncias permanentes de detenciones arbitrarias, de desapariciones forzadas en las calles están a la orden del día, no importa ni origen, ni clase, ni sexo, ni edad… porque también tenemos denuncias de muchachitos jóvenes, menores de 14 años, que han sido detenidos por el régimen de Ortega. Es un momento muy difícil. Para nosotros lo más complicado es que el régimen no tiene voluntad de diálogo real.

Daniel Ortega resiste y asegura que no llamará a elecciones anticipadas
Daniel Ortega resiste y asegura que no llamará a elecciones anticipadas

-Al igual que Nicolás Maduro, vemos en Daniel Ortega una intención de aferrarse al poder a cualquier costo. ¿Por qué piensa que el régimen no accede a un diálogo?

-Yo creo que Ortega sabe cuáles son las circunstancias en las que se encuentra. Él tiene que responder no solamente por los asesinatos, por las detenciones arbitrarias, él tiene que responder independientemente de si fueron órdenes dadas desde el Gobierno por la responsabilidad que le compete como presidente y como jefe de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional. Si no estuvo a cargo de esas operaciones también tiene que responder porque esas operaciones han estado sucediendo en su cara, y él tiene los instrumentos suficientes para desmontar estos aparatos. La llamada fundamental que hace la OEA es desmontar los aparatos parapoliciales que están circulando en el país, que imponen terror, que han creado inestabilidad y que están actuando sin ningún tipo de control de la Policía, del Ejército. El Ejército en Nicaragua, por ejemplo, está llamado a controlar las fuerzas que generan terror en el campo, narcotráfico, grupos irregulares, y los grupos parapoliciales son grupos irregulares que deberían ser desmantelados rápidamente.

-Desde el comienzo de la crisis la Iglesia de Nicaragua ha asumido un rol muy activo, al mismo tiempo que la comunidad internacional ha denunciado las violaciones a los derechos humanos del régimen. Estados Unidos, por ejemplo, ya aplicó sanciones sobre algunos funcionarios y la OEA creó un Grupo de Trabajo para abordar la situación. Pese a esto, Ortega no cede. Ante este panorama, ¿desde la oposición qué vislumbran para el futuro, mientras cientos de nicaragüenses siguen muriendo en las calles?

-Hay dos caminos: el camino del diálogo, en el que Ortega tiene la pelota en su cancha. Es decir, crear las condiciones para que haya una reforma constitucional y una reforma electoral y habilitar el anticipo de elecciones, y así darnos la oportunidad a los nicaragüenses de que por la vía pacífica podamos resolver este conflicto. La segunda es la ruta de la mayor presión internacional a través de distintos instrumentos. Nicaragua es un país dependiente de la cooperación internacional. Tanto de préstamos bilaterales, como de cooperación multilateral. Pero también de cooperación de organismos multilaterales como el BID y el Banco Mundial. Los países del hemisferio tienen responsabilidad en esos espacios. De alguna manera, si el régimen no accede a  abrir las puertas del diálogo, los países van a estar llamados a utilizar ese poder que tienen en estos instrumentos para disminuir la capacidad económica de Ortega en el país, que tiene un impacto más profundo también en Nicaragua. Porque a diferencia del diálogo, eso crea condiciones para que rápidamente todos los nicaragüenses estemos en una mejor condición. En cambio, si vamos por la segunda ruta, la afectación es más de orden económico en el segundo país más pobre de América Latina, donde el 80% de la población vive en el sector informal y decisiones de este tipo estrangularían más la situación de los nicaragüenses. Y para nosotros esa es la ruta más dolorosa al final. Pero está dejando sin salida a la comunidad internacional si no crea las condiciones de un diálogo.

La Iglesia, que interviene como mediadora en la crisis, también ha sido blanco de la violencia del régimen (La Prensa Nicaragua)
La Iglesia, que interviene como mediadora en la crisis, también ha sido blanco de la violencia del régimen (La Prensa Nicaragua)

-¿Qué opinión tiene de la intervención de la Iglesia y cómo se encuentra la oposición ante la crisis? ¿Está en condiciones de hacer frente a un proceso de transición?

-La Iglesia católica ha jugado un rol extraordinario. La Conferencia no solamente asumió la responsabilidad de ser testigo y mediadores en el diálogo entre Ortega y la sociedad nicaragüense, sino también fue un factor de articulación porque la Iglesia fue la que convocó a los sectores del país a participar de este diálogo. Eso dio como resultado el nacimiento de la Alianza Cívica por la Democracia, que es la plataforma donde están articulados todos los sectores de la sociedad y que de alguna manera todos los políticos, los distintos sectores del país hemos decidido acompañar como una plataforma de transformación del país, como una plataforma que cree condiciones para poder ir a un proceso electoral con elecciones libres, justas y transparentes. Este es un momento particular donde los distintos sectores políticos del país hemos depuesto los intereses individuales y estamos trabajando de manera más articulada, más consensuada, y sobre todo tratando de empujar la carreta en la misma dirección porque creemos que este es un momento donde la clave es lograr la salida de Ortega del poder, habilitar la posibilidad de unas elecciones justas, libres y transparentes, y sobre todo de construir una oportunidad hacia el futuro. Una oportunidad de esperanza, una oportunidad pacífica, y esto es muy importante. Nicaragua en todo un siglo ha vivido dictaduras, ha vivido guerras, ha vivido intervenciones militares, guerras fratricidas, y es la primera vez en nuestra historia que nosotros, de manera pacífica, estaríamos resolviendo un conflicto tan complejo como el que tenemos hoy los nicaragüenses. Entonces para nosotros ese nivel de conciencia, de lo complejo de la circunstancia, es lo que ha creado esta oportunidad de que podamos hacer un esfuerzo de trabajar de forma conjunta por una salida democrática para Nicaragua.

El dictador Nicolás Maduro es el principal aliado de Daniel Ortega (EFE)
El dictador Nicolás Maduro es el principal aliado de Daniel Ortega (EFE)

-Entre los principales puntos de contacto con la situación de Venezuela se destaca la activa participación que tienen los grupos paramilitares. Y en el caso venezolano hay decenas de denuncias de una estrecha colaboración militar por parte del Ejército cubano. ¿En Nicaragua hay algún tipo de intervención extranjera? ¿Y cómo operan las turbas sandinistas?

Para nosotros los grupos de choque han venido actuando en el país desde el primer año de gobierno de Ortega. La situación de Nicaragua se ha venido construyendo paso a paso. Ortega vino desmantelando cada uno de los pilares de la democracia representativa del país. Anuló al estado de derecho, anuló la posibilidad de los nicaragüenses de elegir libremente, violentando no solamente el derecho de los electores y de los elegidos; destituyó de sus cargos legítimamente electos a diputados, a alcaldes, a concejales… Cercenó una serie de derechos civiles, políticos, de los nicaragüenses, incluido el derecho a la vida. Frente a ese desmantelamiento, donde fue además cooptando todos los poderes del Estado, utilizó también como medida profiláctica para desmantelar la acción de los ciudadanos en la calle  estos grupos paramilitares que nosotros llamamos turbas, las turbas orteguistas. Cuando nosotros hacíamos protestas, estos grupos salían a las calles desde el año 2008 a amedrentar, a perseguir. Este es un modelo que se volvió más visible en estos últimos tres meses por la permanencia y la continuidad de los grupos parapoliciales y la articulación con la policía, el trabajo coordinado con la policía, como ellos atacaban los territorios de manera coordinada y cómo además la policía resguardaba a los grupos parapoliciales en vez de resguardar a la ciudadanía creando esta condición de indefensión en la que nos sentimos los nicaragüenses. Para nosotros es llamativa la crudeza, la violencia, la falta de pudor con la que se ha atacado a la ciudadanía, utilizando francotiradores, disparando al pecho, al cuello, a la cabeza… tiros muy certeros. Nosotros siempre hemos estado indagando si realmente estamos hablando de fuerzas que son de origen nicaragüense o no. Esta es una incógnita que los nicaragüenses aún no logramos resolver. Hay muchos rumores sobre la participación de grupos venezolanos o de grupos cubanos en el país, pero no hay una confirmación fidedigna de estos grupos. Lo que sí podemos decir con claridad es que han actuado de manera decidida en desmontar la participación ciudadana de los nicaragüenses y sobre todo utilizando cualquier tipo acción violenta. Utilizando armas de guerra como Dragonov, RPG 7, lanzagranadas, metralletas… o sea, armas pesadas contra  una población indefensa. Para nosotros es claro que en Nicaragua no hay dos grupos armados, lo que hay es una ciudadanía que salió a las calles a defender sus derechos y que fue masacrada por estos grupos parapoliciales en complacencia de la Policía Nacional.

-Usted recién señalaba que la crisis nicaragüense se vino gestando desde el inicio del mandato de Ortega. ¿Por qué piensa que la comunidad internacional recién reaccionó con la explosión de las protestas y no mientras el régimen iba aumentando las violaciones a los derechos humanos?

-Yo creo que hay dos factores. Primero, estamos hablando de un régimen que es inteligente, que en ese proceso de desmantelamiento de la democracia también logró cooptar los medios de comunicación, se apropió de la mayoría de los medios de comunicación del país, lo que permitió instalar un cerco mediático para que lo que sucediera en Nicaragua no fuese ventilado de manera abierta en todos los canales. Por otro lado, la comunidad internacional estaba muy agobiada con la situación de Venezuela y no querían, de alguna manera, entender que Nicaragua era una derivada de Venezuela, sino que tenía su propio proceso y en algún momento iba a estallar como los denunciamos nosotros en distintas instancias. En el 2016 tuve la oportunidad de estar aquí denunciando cómo fue todo el proceso de desmantelamiento del aparato legislativo cuando nos destituyeron de nuestros cargos de manera ilegal, sin ningún procedimiento. Y era como que contábamos siempre una historia nueva, no lograban articular ese proceso de desmantelamiento de la democracia en el país por falta de información, y yo creo que esa fue una estrategia exitosa del régimen, pero también creo que la oposición nicaragüense no tuvo todas las herramientas para hacer las denuncias de manera más eficiente, creo que tuvimos un déficit ahí también nosotros, y hay que asumirlo.

Edipcia Dubón fue destituida de su cargo de parlamentaria en 2016 por la Corte Suprema del régimen de Nicaragua
Edipcia Dubón fue destituida de su cargo de parlamentaria en 2016 por la Corte Suprema del régimen de Nicaragua

Por otro lado los organismos internacionales que están a favor de la democracia no tienen la forma real de utilizar los elementos de la defensa de la democracia, porque aquí hay mucha discusión sobre si intervenir en países donde hay violaciones de derechos humanos o deterioro de la democracia es injerencismo o no. Cuando la discusión debe ser que, frente a un deterioro de la democracia, la acción conjunta puede ser mucho más potente para detener en su momento las situaciones que se van agravando, y es el mismo caso de Bolivia. Hoy por hoy la comunidad internacional todavía no presta atención al proceso de reelección del señor Evo Morales que claramente va denotando una ruta muy similar a la de Nicaragua y que debería ser llamativo para la comunidad internacional. Cuando se violenta la voluntad popular, cuando los ciudadanos no son escuchados, eso debería ser un síntoma para la comunidad internacional. Estos fenómenos, el caso venezolano y el caso nicaragüense, ponen en entredicho la eficiencia de estos aparatos que son muy lentos, no responden de manera eficiente a la demanda de justicia, de democracia, de derechos humanos. Son muy burocráticos, y sobre todo tienen que lidiar con los intereses geopolíticos de los países.

-El año pasado en pleno estallido social en Venezuela, Donald Trump deslizó la posibilidad de una intervención militar, aunque luego no aplicó tal medida. Recién usted hacía referencia a las discusiones sobre lo que se considera injerencismo. ¿Considera que una intervención en Nicaragua podría ser una solución, o la única salida es democrática?

La única alternativa que tenemos es la salida democrática. Creo que hay distintos niveles de presión que se pueden realizar desde la comunidad internacional, utilizando sobre todo estos elementos de presión económica que tienen todavía los gobiernos como poder. Sobre todo con una economía tan pequeña como la nicaragüense. No creo que estemos en condiciones de avanzar a una cosa más drástica de ese tipo. Lo que queremos los nicaragüenses es paz, democracia, y para eso debemos esforzarnos en mantenernos en esa línea.

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