Así llegó Pedro Pablo Kuczynski a su casa tras la renuncia: "No nos vamos a dejar pisotear por unos delincuentes"

Después de resignar su cargo como presidente de Perú, saludó a las personas que lanzaban arengas y les dirigió un breve mensaje. El mandatario saliente será reemplazado en el cargo por su vice, Martín Vizcarra

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Cuando Pedro Pablo Kuczynski llegó la noche de este miércoles a su domicilio, lo recibió un grupo de simpatizantes con banderas de Perú y gritando consignas a favor del presidente renunciante.

Hacia las 8:40 p.m., Kuczynski saludó a las personas que realizaban arengas y dirigió un breve mensaje en el que se destacó la frase: "No nos vamos a dejar pisotear por unos delincuentes".

En el video difundido por Canal N, se escuchó al político decir esas palabras y a la gente que lo acompañó.

La renuncia llegó en vísperas de que el Congreso dominado por el fujimorismo vote una moción de destitución por sus lazos con la constructora brasileña Odebrecht, y tras la supuesta compra de votos para evitar su desplazamiento en diciembre pasado.

La constructora reveló que había pagado casi cinco millones de dólares por asesorías a empresas ligadas al presidente cuando era ministro. Además, admitió que hizo aportes de campaña en 2006 y 2011 a los últimos cuatro ocupantes del sillón presidencial peruano, incluido Kuczynski, y a Keiko Fujimori.

(El discurso en el que Kuczynski presentó su renuncia)

"No quiero ser un escollo para la unidad del Perú", declaró el mandatario en un mensaje transmitido por televisión desde la Casa de Pizarro, sede del poder ejecutivo, para confirmar su renuncia debido al "clima de ingobernabilidad" que "no permite avanzar".

Kuczynski denunció la "grave distorsión del proceso político" causado por la difusión de videos y audios en las últimas horas que lo hacían "injustamente parecer como culpable de actos" en los que no había participado y que por eso "lo mejor para el país es que renuncie a la presidencia".

Kuczynski se convirtió así en el primer mandatario en ejercicio en perder su puesto por los tentáculos corruptores de Odebrecht, que admitió haber pagado decenas de millones de dólares en sobornos en varios países latinoamericanos para adjudicarse contratos de obras públicas.

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