Cómo una enfermedad crónica se convirtió en el motor para lograr sus metas y correr maratones

Verónica Kaufmann tiene diabetes tipo 1 y es insulinodependiente. Aún así ha logrado competir en carreras y cruzar los Andes a pie varias veces. Relató su historia para dar un mensaje: “Es posible, aún con enormes dificultades”

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“Las veces que me sentí vulnerable —cuenta a Infobae— fueron aprendizajes"
“Las veces que me sentí vulnerable —cuenta a Infobae— fueron aprendizajes"

Fue una deportista precoz. Desde sus primeros tiempos en el club de su barrio, a los siete años, era una apasionada corredora. Eran épocas en que no sabía aún que la experiencia de vida y su carácter la volverían una mujer resiliente y determinada dentro y fuera del deporte.

Cuando en 2009 Verónica Kaufmann lidiaba con éxito con dos enfermedades autoinmunes, la celiaquía y el hipotiroidismo de Hashimoto, un diagnóstico de diabetes tipo 1 —insulinodependiente— la llevó a replantearse su relación con el deporte. Pero estaba convencida de que no se dejaría abrumar, por lo que decidió que su condición no sería un obstáculo, sino un desafío a enfrentar.

“Me decían que la actividad física ayuda a controlar el azúcar en sangre. Entonces decidí correr. En mis primeros intentos con el running, sabía que tenía que comer hidratos y azúcares antes del ejercicio, para arrancar con la glucemia alta. Así que comía, y a la hora y media salía a correr. Pero a los 15 o 20 minutos sentía que me iba debilitando y no podía continuar, eso me frustraba mucho”, recordó Verónica, en diálogo con Infobae.

La primera carrera, recuerda hoy, fue cerca de su casa. “Mi hijo me acompañó por si necesitaba ayuda con la diabetes, había comido tanto para tener la energía suficiente, que me sentía muy mal, paré varias veces y llegué última, me terminaron aplaudiendo por eso. Me sentí muy vulnerable”, cuenta. Pero esta escena fue un antes y un después: “Entonces me propuse que mi condición de diabética no iba a limitarme, que la enfermedad no me iba a controlar sino que yo controlaría a mi enfermedad”.

Ya corrió las maratones de Buenos Aires y Nueva York y ahora irá por la de Berlín (Franco Fafasuli)
Ya corrió las maratones de Buenos Aires y Nueva York y ahora irá por la de Berlín (Franco Fafasuli)

Verónica, hoy de 51 años, buscó la ayuda de una nutricionista especializada en diabetes y deportes que le enseñó cómo debía prepararse, que debía “escuchar” a su cuerpo y “tener conciencia de cómo respondía a los alimentos y al ejercicio”.

En 2015 llegó la primera carrera de 21 kilómetros, cuando hasta entonces nunca había superado los 10 kilómetros. Pero fue por más: “Mi primera maratón de 42 kilómetros fue en Nueva York, en 2019. Después, en septiembre del año pasado, hice la Maratón de Buenos Aires y este año voy a hacer la Maratón de Berlín”, contó.

Aún cuando estas experiencias son extraordinarias, asegura que lo que más disfruta son las carreras de trail running en montaña. “Comencé con 21 kilómetros y ya llevo cumplidos 3 Cruces de 100 kilómetros, en 2017, 2018 y 2022; el Raid de 60 kilómetros en altura, y otras carreras en montañas, sierras, médanos y bosques. Los paisajes que me voy encontrando al correr son bellísimos, es un regalo estar ahí, adonde solo podés llegar corriendo o haciendo trekking”, destacó.

Vale la pena hacer un breve paréntesis aquí para contar de qué se trata cada carrera. El Cruce es un tipo de trayecto anual que tiene por objetivo atravesar la cordillera de los Andes uniendo Argentina y Chile. El recorrido total es de 100 kilómetros divididos en tres etapas. El desafío se lleva cada vez por diferentes pasos, ya que son muchísimos los senderos que unen ambos países.

“Creo que sí que se puede y que se puede mucho más —aseguró—. El tema es estar bien asesorado, acompañado, siendo responsable y también dando a conocer a otros lo que nos toca vivir, como para estar atento y que nos cuiden"
“Creo que sí que se puede y que se puede mucho más —aseguró—. El tema es estar bien asesorado, acompañado, siendo responsable y también dando a conocer a otros lo que nos toca vivir, como para estar atento y que nos cuiden"

La otra competencia es el Raid Columbia que recorre por sectores diferentes las provincias de Salta y Jujuy, en un trayecto establecido en 60 kilómetros y tres días.

Pero hay algo que une a estas dos competencias: la belleza sin igual de los paisajes. Montañas, volcanes, cumbres nevadas, bosques, lagos, valles, salinas, el Tren a las Nubes, las yungas... vistas imposibles de apreciar yendo en un vehículo.

Pero esa es la parte más hermosa de su vocación deportiva, pero detrás está la contracara que es, en definitiva, sin lo cual no sería posible ese maravilloso resultado.

“Una de las situaciones más difíciles que atravesé, fue en el segundo día del Cruce 2022. El primer día, estaba muy cargada con líquido y alimentos y me costaba correr con tanto peso. Terminé largando última para ajustarme bien la mochila por la cantidad de peso que llevaba, y como al finalizar la primera etapa de 33 kilómetros me había sobrado comida, decidí al día siguiente reducir la cantidad que llevaría. El segundo día, faltando 15 kilómetros para finalizar la carrera me quede sin alimentos, y me encontré en el medio del bosque con hipoglucemia. Dos kilómetros me separaban del puesto de abastecimiento, y los transité sin piernas ni cabeza, a puro corazón. Y me volví a sentir vulnerable. Ese día, crucé el arco de llegada con lágrimas en los ojos, porque sabía a lo que me había enfrentado y lo había logrado, una vez más”, relató.

La otra competencia es el Raid Columbia que recorre por sectores diferentes las provincias de Salta y Jujuy, en un trayecto establecido en 60 kilómetros y tres días (@raidcolumbia)
La otra competencia es el Raid Columbia que recorre por sectores diferentes las provincias de Salta y Jujuy, en un trayecto establecido en 60 kilómetros y tres días (@raidcolumbia)

“Las veces que me sentí vulnerable —contó a Infobae— fueron aprendizajes. Me gusta tener todo bajo control, pero con la diabetes es muy difícil. Sin embargo, estas experiencias, lejos de dejarme en una situación vulnerable me hacen más fuerte y me llevan a tener en cuenta lo que aprendí y manejarlo mejor en la próxima carrera. Lejos de hacerme más débil, me hacen más fuerte”. Por eso, busca contar su experiencia para movilizar a otras personas con un “mensaje esperanzador para los que creen que teniendo un tema de salud no se puede” cumplir metas exigentes.

Correr en la máxima exigencia siendo insulinopendiente requiere mucha organización y un buen asesoramiento. Contó que debe gestionar la preparación adaptándola en función de la duración de cada carrera y la intensidad que requiera. “Si es algo más intenso y más largo, me debo preparar con más comida para llevar, que son suplementos de geles, membrillos, hidratos de carbono y, si es algo menos intenso y de menos tiempo, con bebidas isotónicas lo puedo manejar perfectamente”.

En ese sentido, dijo que en los tres Cruces que lleva realizados, “donde en la mochila, además de elementos básicos para supervivencia en la montaña, tenía que contar con hidratación, con mi medidor de glucemia, con comida, ponía en el reloj una alarma para que me avisara cada tanto tiempo que tenía que tomar o que tenía que comer, de acuerdo a las pautas que me dio mi nutricionista”, relató. En paralelo debe tener en cuenta que los alimentos que lleve deben ser aptos para celíacos.

"Dos kilómetros me separaban del puesto de abastecimiento, y los transité sin piernas ni cabeza, a puro corazón. Y me volví a sentir vulnerable", dijo Verónica
"Dos kilómetros me separaban del puesto de abastecimiento, y los transité sin piernas ni cabeza, a puro corazón. Y me volví a sentir vulnerable", dijo Verónica

Aún con sus enfermedades, Verónica demuestra que es posible llevar una vida sana y esto no es una contradicción. Y en ese sentido cita a los médicos que la tratan y le han señalado que, “a veces las dificultades que uno tiene hacen que sea más sano y que haga más cosas y que vaya por el camino de la salud y el deporte”. Su condición y su decisión de mantener la salud y cumplir sus metas la llevó “a ser más organizada, a ser más cuidadosa con mi alimentación, con mis controles médicos, con mi actividad física diaria”.

“Creo que sí que se puede y que se puede mucho más —aseguró—. El tema es estar bien asesorado, acompañado, siendo responsable y también dando a conocer a otros lo que nos toca vivir, como para estar atento y que nos cuiden, no para que nos tengan lástima, porque lejos de eso terminamos logrando un montón de cosas. Voy a seguir por este camino, voy a seguir poniéndome desafíos porque amo lo que hago, me hace sentir muy bien y me hace feliz”.