Daniel Grinbank: “Ojalá no especulen con el mundial para patear para adelante los despelotes tremendos que tenemos como país”

En una charla íntima con Teleshow, el empresario presentó su flamante biografía en la que repasa sus 50 años de carrera y las vicisitudes de la industria. La música, el fútbol, la familia y un análisis de la realidad actual

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Entrevista a Daniel Grinbank - “Ojalá no especulen con el mundial para patear para adelante los despelotes tremendos que tenemos como país”

“Es una letra que habla de una historia mía y me gustó la dualidad porque refleja la constante del libro de jugar con los matices. Hay ideas absolutas, pero también diversidad de historias, y de conflictos y de cuestiones personales”. Daniel Grinbank explica por qué eligió “Te amo, te odio, dame más”, la frase de la canción “Peperina” para titular su biografía. Claro está, es un link directo a su relación con Charly García, pero apenas una de las tantas aristas posibles para abordar su inmensa tarea como productor de cultura y espectáculos en los últimos 50 años.

De la vuelta de Mercedes Sosa tras el exilio a la reciente exposición de Van Gogh; de la visita de monstruos como Paul McCartney, Madonna y los Rolling Stones a la gira mundial de Fito Páez por los 30 años de El amor después del amor; la revolución que originó la Rock & Pop, la dirección del zoológico de Buenos Aires, la irrupción en la política futbolera derivada de su amor por Independiente. Y la lista sigue.

Daniel Grinbank junto a Mercedes Sosa y Charly García
Daniel Grinbank junto a Mercedes Sosa y Charly García
En los noventa, fue el responsable de traer a los Rolling Stones
En los noventa, fue el responsable de traer a los Rolling Stones

Leer su libro, que puede volverse documental, es de alguna manera viajar en el tiempo al detrás de escena de esos eventos de los que de alguna manera fuimos parte. Y sirve para entender cómo aquel adolescente rockero, inquieto y voraz que soñaba con musicalizar una radio se convirtió en el hombre que cambió la historia en la producción de espectáculos en la Argentina. Y que ofrece una interesante mirada sobre su propia historia, políticamente incorrecta, sin edulcorar los recuerdos para que suenen lo más reales y actuales posibles, sin caer en las trampas de la nostalgia y buscando eludir las licencias que provoca el paso del tiempo.

“Te amo, te odio, dame más”, su flamante autobiografía
“Te amo, te odio, dame más”, su flamante autobiografía

Apasionado por su trabajo, enamorado de familia, está por cumplir 25 años de relación con la actriz Andrea Pietra, con quien adoptaron a Stephanie. Fue un proceso arduo y lleno de dificultades, que Daniel se puso al hombro y que hoy disfruta en cada paso de su hija, a punto de entrar a la adolescencia. Y en ese escenario explica por qué todavía eligen vivir en Argentina, aun con lo que significa ser un empresario de este calibre en un país con las dificultades como este. “Yo me siento en Madrid y en Nueva York como en mi casa, pero elijo seguir viviendo acá”, dice el empresario, que también dará su mirada de la política argentina en tiempos de grieta y de la industria cultural en la era de las plataformas.

Entrevista a Daniel Grinbank -"Los empresarios sobrevivientes en la Argentina tenemos avatares absolutamente ajenos a nosotros"

—Empecemos por el libro y por el título…. ¿Te amo, te odio, dame más aplica también a tu vínculo con Charly García?

Sí, también… son títulos pasionales, a los que el tiempo les pone un matiz. Hace mucho que no trabajo con Charly pero en el libro hay una alta valoración de todo el proceso que tuve con él.

—Hay un reconocimiento de lo que hicieron juntos.

—Absoluto. Tengo conciencia que trabajé con uno de los grandes genios de la cultura nacional. Y es un ser humano, también. Hay una cuestión absolutamente desmitificadora, que intento básicamente primero conmigo. Hay algunas cuestiones narradas con cierta crudeza que lo convierte en políticamente incorrecto. Estuve con muchas personalidades del arte y la cultura muy fuertes que hacen a la historia de los últimos 50 años y uno de los desafíos del libro era contarla desde mi mirada y sin caer en la nostalgia.

—¿Hay algo que hayas decidido no contar y guardarlo para vos?

—No, pero hubo un ejercicio. Me hice primero un esqueleto de qué temas tomaba como prioritarios y llamaba por teléfono para reafirmar mi mirada, porque la memoria puede ser traicionera. Y era muy interesante hablar con gente después de 10 años y por ahí del mismo hecho tenía otra mirada y esa confrontación de ideas me permitía ampliar el espectro de lo que iba a relatar. Uno es dueño de su historia, pero en tanto y en cuanto la comparte con otro hay una parte que tomé los recaudos, y prevaleció el respeto si el que fue mi cómplice en esa historia se podía sentir incómodo.

Daniel Grinbank - "Hay una confusión muy grande de lo que son los seguidores y los likes en las plataformas y eso confunde bastante a la industria"

—Es muy interesante el análisis de la actualidad y cómo los algoritmos nos dicen qué escuchar o qué consumir.

—Hay un cuestionamiento que tiene que ver con que creemos que las redes nos dieron libertades y visibilidad para un montón de cuestiones y a la vez nos generó una dependencia. Nunca hubo medios tan contundentes como Google, como YouTube que son un patrimonio de dominio impresionantes. Y que los algoritmos nos van limitando y haciendo perder la identidad y la personalidad. Te estereotipa, te hace demasiado cliché.

—En este sentido, las nuevas camadas de músicos tienen la libertad de presentar su música sin una discográfica que los toque con la varita mágica. Y a la vez tienen la presión de cada dos semanas estar sacando un tema nuevo porque la oferta es enorme, las métricas. ¿Siempre fue así?

—Los seguidores, los likes, las aprobaciones, en todas las plataformas, confunden bastante a la industria. Cuando no existían las cuestiones digitales, era más tangible trasladar la venta de discos en formato físico a la venta de shows o de tickets. Hoy en la profundización de las grietas que cada vez son más agresivas, tenés una participación más activa cuanto más agresivo sos. Eso no se traduce ni en consumo, ni en que las marcas te van a seguir más, ni que te van a contratar como actriz.

—Trabajaste en los 70, en los 80 y ahí salió una camada de artistas maravillosos, con mucho para comunicar y ante tanta necesidad de escuchar. ¿Cómo ves a la generación actual, a la que le está yendo muy bien en el mundo? ¿También tienen algo para decir?

—Sí, para mí hay mucho que decir. Creo que esta es una de las partes positivas del mundo digital, es que democratizó la posibilidad de acceso internacional y Argentina está generando muy buena música. Por decir nombres, un Bizarrap o una Nicki Nicole, Wos, Ca7riel. Y hay otro aspecto interesante y es que nunca se consumió tanta música. Hoy ver a gente con auriculares es parte de la escenografía de la calle.

—¿Tuviste miedo en algún momento?

—Muchísimas veces. Cuando trabajaba con Mercedes Sosa, recibía llamados que tenía una bomba y tenía familiares y público ahí adentro de una sala y sabíamos que habíamos hecho toda la prevención. Eso dentro de los miedos más profundos. Y en los menores, encarar proyectos en los cuales vos supones que tenés varias variables para que te vaya bien pero después puede ser que sí o que no. El llamarse exitoso en esto no es pegar todos, sino tener un 70% que te va bien. Además, podés tener un éxito, pero de golpe te agarró una devaluación y en lo económico se convirtió en un fracaso. Los empresarios sobrevivientes en la Argentina tenemos avatares que son absolutamente ajenos a nosotros.

Daniel Grinbank: "Es difícil explicar la argentina internacionalmente"

—¿Cómo es hacer un espectáculo en Argentina hoy? Pareciera, como espectadora, que estamos en un buen momento, con una oferta enorme de distintas propuestas. Quiero el otro lado.

—Hay una cuestión de una necesidad post pandemia muy importante de la gente de salir. Lo vemos en los shows, en los restaurantes y en determinado nivel socioeconómico. También se juntó un tráfico de artistas muy grande porque hubo dos años de cancelaciones por la pandemia. El efecto Coldplay, el haberse abierto por el Mundial la disponibilidad en el estadio de River, y la incorporación del Movistar Arena, que es un lugar muy amigable, me parece que le dio un plus también a la industria local. Por el otro lado, los empresarios que trabajamos con las cuestiones internacionales cada vez tenemos más trabas. Algunas locuras, por ejemplo, que la sociedad de gestión de los directores de cine pretendan, por el uso de pantallas, inventar un cobro de derechos es algo que no existe en ninguna parte del mundo.

—¿Cómo hace un empresario en este escenario de crisis para pensar algo para abril del año que viene?

—Y, es complejo. Una de las áreas que empezamos a abarcar dentro de la empresa muy firmemente son las exposiciones. Tuvimos un éxito extraordinario con Van Gogh, ahora tenemos Banksy, pero todavía tengo problemas para girar los fondos, porque hay una escasez de divisas absoluta. Entonces lo que tenía programado para enero post Banksy en La Rural hoy no lo estoy pudiendo arrancar. Esto viene con una cuestión más grave, que es que se empieza a notar un proceso recesivo que se manifiesta en los consumos de alimentos. Obviamente el entretenimiento, la cultura, viene después que la gente satisfizo la alimentación, la educación, la salud. Entonces, dentro de esta política de parches sobre parches y esta escasez de políticas económicas, entra a resentirse el poder de consumo de la clase media.

Daniel Grinbank junto a Andrea Pietra y su hija
Daniel Grinbank junto a Andrea Pietra y su hija

—¿En ese escenario estás repensando tu año 2023?

—Hace bastante que tengo mucho trabajo en el exterior en Europa con franquicias de Disney, haciendo conciertos, lo cual lamentablemente me hace repensar cuánto hago en Argentina. Y me duele, porque son puestos de trabajo en mi país. Me gusta trabajar en mi país, opto por vivir acá pudiendo vivir afuera. Y lo que me ofende como ciudadano es que hay una desconexión absoluta y cada vez mayor entre la política y las necesidades de la gente. Y obviamente no milito a Milei, quiero recalcarlo. Creo firmemente en la política, y quiero más y mejor política, pero estamos en este nivel de discursos que son absolutamente de trinchera pero que, en el imperio de las ideas, en el imperio de los proyectos, en el imperio de programas de gestión y de gobierno son de una carencia absoluta. Y eso es gravísimo porque desencadena inevitablemente en estas soluciones extremistas que es la frustración de una sociedad que entra a buscar soluciones en milagreros que termina peor.

—De cara al 2023 que hay elecciones en la Argentina ¿algo te da un poquito de esperanza?

—Veo al revés, que cada vez hay una degradación más grande en la medida que se van aproximando las elecciones porque garpa por lo menos en la apuesta a corto plazo esto de ir por los extremos. Y los extremos entre otras cosas conllevan una necesidad de fanatismo. Y en general los fanatismos carecen de racionalidad. Y las salidas que necesita Argentina necesariamente tienen que tener una alta dosis de racionalidad.

—Vos trabajás hoy con un artista para el año que viene, pongamos Dua Lipa, cerrás un monto en dólares y ella quiere ese monto en dólares pase lo que pase en la Argentina de acá a julio del año que viene...

—Exacto, y eso me llevó a mí a varios quebrantos. A veces son errores nuestros. Mal cálculo de cuánto puede ser la convocatoria. Mal cálculo de cuánto es el precio. Mal cálculo de pensar que podías tener sponsors que después no los tenés. Esos son errores del avatar del ejercicio de nuestra profesión. Pero hay elementos externos que nada tienen que ver con nosotros y la economía argentina durante los últimos 30 años ha ido de sorpresa tras sorpresa. Es difícil explicar la Argentina internacionalmente y lo más grave es que te lleva a una imprevisibilidad para tomar las decisiones. Yo prefiero que sean malas o buenas, pero saber con qué reglas voy a jugar.

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—Te voy a preguntar por el Mundial, porque el fútbol es muy importante en tu vida y de hecho le dedicás parte del libro. ¿Vas?

—No sé, tengo que cuadrar con mucha actividad de trabajo, con vacaciones, es el arte de combinar fechas. Tengo un grupo de amigos con los que siempre fuimos a los mundiales, solo falté al de Sudáfrica, porque estábamos con el proceso de adopción de Annie, y al de Rusia por cuestiones personales. Amo el fútbol, y mi club, Independiente, cada vez me representa menos. Y esta generación de jugadores que tiene la Selección donde Messi es la cara saliente, me motiva mucho.

—Qué bien nos vendría a los argentinos un festejito en este contexto que hablábamos, siempre que no se use para tapar otras cosas.

—Exacto. Pero no especulemos con que viene el Mundial, después las vacaciones para dejar de lado lo importante. Ganar el Mundial es importantísimo, queda para siempre en la historia. Pero tenemos quilombos muy grandes los argentinos y ojalá que no haya una especulación de que porque hay un Mundial patear para adelante esos tremendos despelotes que tenemos como país y que no sea un uso más demagógico de esta política tan deteriorada que nos agrede todos los días.

—Ya me puedo imaginar a un montón de políticos rezando y haciendo cuanta cábala se les ocurra pensando en que el Mundial les dé un poco de oxígeno ¿no?

—Es absolutamente así. Vivimos cuestionando al Mundial del 78 por usarlo para tapar lo que estaba ocurriendo en el país. Entonces, salvando absolutamente las distancias, porque vivimos en un sistema democrático y lo tenemos que defender con todo. Y obviamente mi agenda está día por día qué partido veo, me interesa ver muchos partidos más allá de los de Argentina.

—¿Andrea acompaña en eso?

—Le gusta, mira. Cuando la conocí le dije que cada cuatro años iba al Mundial con mis amigos. “Eso no es negociable y no van mujeres”, le dije, queda mal decirlo en el período del feminismo, pero era así. Y el primer Mundial que ocurrió fue Alemania y Andrea vino conmigo (risas). Y lo disfrutamos muchísimo, la pasamos bárbaro.

Junto a Fito Páez, con quien planearon la gira por los treinta años de El amor después del amor
Junto a Fito Páez, con quien planearon la gira por los treinta años de El amor después del amor

—Y en el medio te queda el último show con Fito Páez en Buenos Aires. ¿Cómo fue esa experiencia?

—Muy feliz. Es un artista inmenso que representa una obra que es el soundtrack de la vida de mucha gente, y en la gira se vio esto en el fenómeno del desarraigo. Una cuestión es irse porque lo elegís y otra cuando te sentís en la necesidad de la supervivencia o de realizarte. Estaría bueno que la gente pueda sentir que se puede realizar en su propio país, a mí me parte el alma cuando veo en Ezeiza que alguien se está despidiendo porque se va a vivir a otro lado. Es fuerte.

—Igual me decías, pudiendo vivir donde quieras, seguís eligiendo vivir acá

—Lo sigo eligiendo absolutamente mientras haya determinados valores democráticos que sigan prevaleciendo y aun con toda la grieta y la pelea. En el momento que sienta que estas peleas se me tornen asfixiantes, voy a elegir mi calidad de vida y la de mi familia. Pero obviamente elijo vivir en Argentina y luchar y militar porque precisamente esos valores sigan existiendo.

La entrevista completa a Daniel Grinbank

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