La historia de Max Álvarez, el cirujano que abusó sexualmente de sus pacientes y ocasionó una muerte por liposucción

El reciente fallecimiento de Flor Sheiza Quispe Sucapuca, la joven cantante conocida como ‘Muñequita Milly, ha traído al presente otros casos de muertes y delitos cometidos durante operaciones estéticas en el Perú. Uno de los más oscuros es la historia de Max Álvarez que llegó a su fin en 2012. El afamado “cirujano de las estrellas” murió en prisión tras ser condenado por cometer abusos sexuales y atentar contra la vida de sus pacientes en su centro de cirugía plástica, ubicado en Miraflores.

Álvarez, quien en su momento llegó a ser el especialista en cirugía plástica más buscado por personajes de la farándula peruana, fue denunciado por realizar procedimientos médicos bajo la influencia del alcohol y drogas. Un video, grabado por una de sus víctimas, delataría los abusos sexuales en su quirófano.

Este escándalo se vio agravado por la muerte de una paciente, Ángela Chuquilín Tucto, durante una liposucción, un caso que inicialmente fue archivado debido a las influencias de Álvarez con autoridades locales.

El ascenso y caída de Max Álvarez se vieron marcados por sus controvertidas prácticas médicas y la manipulación del sistema judicial para evadir sanciones. A pesar de la muerte de Chuquilín en 1990 y la posterior muerte de Claudia Badaracco, novia del cirujano, en circunstancias similares en 2002, Álvarez logró evitar consecuencias legales durante años.

No fue hasta la aparición de un video grabado por una de sus víctimas, que exhibía los abusos cometidos en su quirófano, que la justicia finalmente alcanzó a Álvarez, conduciendo a su encarcelamiento.

Las investigaciones adicionales en el lugar de trabajo de Álvarez, el Centro de Cirugía Plástica y Estética, revelaron condiciones alarmantemente deficientes, desde la presencia de utensilios de cocina usados como herramientas quirúrgicas hasta la falta de un ambiente adecuado para la recuperación postoperatoria.

Estos hallazgos, reportados por especialistas del Ministerio de Salud tras una inspección en 2002, evidenciaron un grave descuido por las regulaciones sanitarias y médicas, subrayando el peligro que Álvarez representaba para sus pacientes.

A lo largo de su carrera, Álvarez atrajo a numerosas celebridades locales, incluyendo a Angie Jibaja, Paula Marijuán, Tula Rodríguez y Susan León, a quienes prometía resultados estéticos excepcionales. Sin embargo, detrás de sus aparentes éxitos, se escondía una realidad oscura de negligencia, abuso y muerte.

El notorio caso de Max Álvarez, un médico condenado por negligencia médica y abuso sexual, cobró relevancia gracias a las acciones valientes de Lucy Cabrera, quien logró documentar el crimen cometido contra ella. Álvarez fue condenado en 2005 a un total de 12 años de prisión, tras ser hallado culpable por la muerte de Claudia Badaracco y por abusar de Cabrera. Sin embargo, su vida terminó abruptamente en 2012 debido a un paro cardíaco mientras aún estaba bajo custodia, cerrando un capítulo sombrío de abuso de poder y violencia.

El proceso contra Álvarez ganó tracción cuando Cabrera, actriz y exvedette, insatisfecha con un procedimiento de aumento mamario realizado por Álvarez, decidió confrontar al médico. Para recabar evidencia de su mala praxis, ocultó una cámara durante su segunda cirugía, la cual capturó el momento en que Álvarez la agredió sexualmente mientras estaba bajo los efectos de la anestesia. Este material fue decisivo para que las autoridades tomarán acciones legales en su contra y reabrieran el caso de Badaracco, quien fue una previa víctima mortal del médico.

Pese a las especulaciones alrededor de su fallecimiento, insinuando que pudo haber sido resultado de agresiones por parte de otros reclusos debido a deudas de drogas, las autoridades penitenciarias confirmaron que la muerte de Álvarez fue por causas naturales, sin relación con enfrentamientos o motines internos. La divulgación de los hechos por Magaly Medina, quien emitió las grabaciones de Cabrera, fue crucial para iluminar los crímenes de Álvarez y asegurar su condena, marcando un precedente en la lucha contra el abuso de poder en el ámbito médico.