La soledad no deseada de las personas mayores

Considerada un problema de salud pública global, que afecta lo emocional y lo físico; en Argentina el 20% de la población de la tercera edad se siente solo. Los proyectos de vida y la participación social la reducen. Hay iniciativas públicas y privadas que buscan combatirla

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El aislamiento social, subjetivo u objetivo, aumenta el riesgo de muerte en los adultos mayores
El aislamiento social, subjetivo u objetivo, aumenta el riesgo de muerte en los adultos mayores

No estoy sola cuando estoy sola”. Eso decía el papel que encontré pegado en la heladera de mi abuela en 2014, cuando vivía con ella. Le pregunté por qué había anotado eso. Me respondió: “Lo escuché en la radio y me hizo sentido. Lo dejé en la heladera para recordármelo todo el tiempo”. Con tantos nietos e hijos que la visitábamos a diario, no entendía cómo podía sentirse sola.

Después de muchas charlas, me di cuenta de que ella empezaba a sentirse excluida de nuestro día a día, de las conversaciones que teníamos en reuniones y en las sobremesas, y de esta manera se aislaba cada vez más. Porque el aislamiento social puede ser objetivo y subjetivo: puede bastar únicamente con sentirse solo. El sentimiento y la sensación subjetiva de soledad son tan importantes como estar físicamente solos, sin contacto real con otro ser humano. Esta diferencia marca un cambio de paradigma sobre el enfoque y la manera de tratarla. De un modo u otro, la ciencia actual considera que el riesgo de muerte aumenta hasta un 30% en aquellos individuos que viven sin compañía, y alcanza el 50% en quienes se auto perciben y sienten solos.

La soledad que experimentan las personas mayores empezó a ser un tema importante para el sistema de salud mundial. Se define como “carencia voluntaria o involuntaria de compañía” y ha empezado a preocupar a los expertos. Países como el Reino Unido o Japón ya la tratan como un problema de Estado, y han creado un ministerio específico para lidiar con este fenómeno. En un estudio comparativo (se analiza China, América Latina y Estados Unidos) de la Organización Mundial de la Salud del año 2021, entre el 20 % y el 32 % de las personas mayores entrevistadas reconocieron sentirse solas.

Argentina no es una excepción, al contrario. Hoy es uno de los países con mayor cantidad de personas mayores en América Latina: representan el 15,7% de su población total (casi 7,1 millones de individuos). Según revela un trabajo efectuado en 2022 por el Observatorio de la Deuda Social de la UCA, 2 de cada 10 personas mayores se sienten solas. Durante la pandemia, ese porcentaje llegó a duplicarse. Aunque ahora hubo una leve disminución, este problema afecta al 20% de todos aquellos que se encuentran en esa franja etaria.

Hasta un 32% de las personas mayores a nivel mundial reconocen sentirse solas (Shutterstock)
Hasta un 32% de las personas mayores a nivel mundial reconocen sentirse solas (Shutterstock)

Por otro lado, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde 1 de cada 4 personas tiene más de 60 años, los datos que hemos podido obtener también son alarmantes. En una encuesta pos pandemia sobre soledad no deseada en personas mayores, realizada por la Secretaría de Bienestar Integral, nos encontramos que el 15% de los encuestados reconocía tener sentimientos de soledad no deseada y alrededor del 50% aceptó sentirse triste de modo recurrente. Creo que es imprescindible comenzar a estudiar en detalle en qué medida aquellos que dicen sentirse angustiados no están experimentando una sensación de vacío, producto de no poder relacionarse con un otro que le brinde el apoyo social necesario y fundamental para vivir en plenitud. En otras palabras, debemos ahondar en la necesidad de identificar si realmente no están atravesando una soledad encubierta en tristeza.

Profundizando en los datos que arrojó la encuesta, podemos señalar que más de 100 mil personas de más de 60 años que residen en CABA se sienten solas. Dos cuestiones motivan a plantearse una política pública para tratar el problema. Una de orden económico: el sentimiento de soledad no deseada se acrecienta a partir de las dificultades para llegar a fin de mes (el 30% de los encuestados), básicamente por no tener a quién pedir ayuda económica; y otra de orden educativo: el sentimiento de soledad es menor a medida que se tienen estudios completos, principalmente secundarios y universitarios.

Hay iniciativas que buscan aliviar la soledad en los adultos mayores mediante conversación y actividades sociales
Hay iniciativas que buscan aliviar la soledad en los adultos mayores mediante conversación y actividades sociales

Ya sabemos que, además de los aspectos biológicos de la evolución de la edad, existen factores sociales que terminan activando experiencias emocionales en las diferentes etapas de la vida. No es lo mismo quedarse sin familia en la niñez que quedarse soltero luego de una separación no querida en la adultez mayor. Durante la vejez, la soledad no deseada tiene un rango de gravedad mayor teniendo en cuenta la dificultad de la movilidad del cuerpo, la muerte de los seres queridos y la ausencia de familiares por motivos laborales. En medicina, cada vez más se insiste en que el componente emocional del aislamiento, el estar solo cuando no se lo desea, es una condición que afecta la salud.

Todos nosotros debemos enfrentarnos, en algún momento, a situaciones que suponen una adaptación física, mental y/o social. Si entendemos que un proyecto de vida es un camino en permanente construcción, que sigue cierta continuidad pero que se adapta a las distintas etapas de nuestra existencia; es preciso afirmar que tener un “para qué” alarga la vida. Que las personas mayores cuenten con un proyecto de vida implica que estén dispuestas a cuidarse más, a tener motivaciones, a realizar actividades. Por el contrario, el aislamiento social empuja hacia un círculo vicioso: más soledad no deseada, menos movimiento, menos entusiasmo, menos contención psicosocial. El nuevo enfoque para encarar la soledad como problema público está basado en la idea de que debemos hacer lo posible para que hombres y mujeres continúen desarrollando su proyecto de vida.

La soledad no deseada en la población de la tercera edad de Buenos Aires alcanza el 15% pospandemia
La soledad no deseada en la población de la tercera edad de Buenos Aires alcanza el 15% pospandemia

Mi experiencia con personas mayores va en esta dirección. Si bien dejé mis funciones en el sector público en noviembre de 2022, recojo muchas anécdotas de mi paso por la Secretaría de Personas Mayores. En mi primer encuentro con Mirta, de 72 años, en uno de los talleres de folklore del programa La Tercera en la Calle del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, me confesó que había perdido a su marido hacía dos años, y por eso había decidido participar de este programa de actividades físicas y talleres artísticos en las plazas de la ciudad. Mirta me dijo que su matrimonio había sido todo para ella. Que había compartido su vida con Carlos durante 35 años, y que él había sido un compañero de fierro ante los problemas de la vida. Por eso lo extrañaba cada día desde que él se había ido. Pero se había dado cuenta de que no podía quedarse en su casa sufriendo con el dolor de su ausencia, y que había algo que tenía hacer para salir adelante en este momento de su vida.

A diferencia de Mirta, otras veces la soledad es el resultado de distintos cambios que se producen en el núcleo familiar. Por ejemplo, Pedro, quien con mucha vitalidad sobrelleva la distancia de sus hijos que viven en el extranjero. Lo conocí en las capacitaciones de Inclusión Digital, un programa que ayuda a las personas mayores en el uso de las telecomunicaciones y en la gestión de contenidos en internet. “Si no aprendo a manejarme con esta tecnología, no puedo ver a mi nieta recién nacida”, me dijo la primera vez que le consulté qué lo llevaba a capacitarse.

Para todo aquel que tenga la suerte de recorrer el maravilloso camino de envejecer (claro que maravilloso, significa que estamos vivos), es importante estar estimulado por la vida social, no quedarse quieto, dar con el camino para nuevos encuentros, rutinas y prácticas. Hay una gran cantidad de personas mayores que tienen mucho para dar, para enseñar, incluso desde su casa, porque su imposibilidad de moverse fuera no significa que estén limitados a compartir algo valioso.

La inspiradora determinación de mantenerse activo, clave (Imagen ilustrativa Infobae)
La inspiradora determinación de mantenerse activo, clave (Imagen ilustrativa Infobae)

El programa Escucha Activa está cumpliendo un rol fundamental en el trabajo de generar un nuevo espacio para personas mayores, buscando integrarlas e impulsando su participación desde el diálogo y la empatía. A través de un servicio de acompañamiento telefónico (147, opción 5, desde la Ciudad de Buenos Aires, y 0800-999-2727, opción 5, desde el resto del país), unos 50 operadores se encuentran disponibles para recibir los llamados que llegan a diario. En lo que va del año, ya se recibieron más de 30.000.

Son numerosos los casos de personas mayores que se ahogan en la soledad porque sienten que molestan o perturban a sus seres queridos. Poder acompañarlas brindándoles la posibilidad de entablar una conversación sincera y desde el corazón, con alguien capacitado para dialogar y ofrecerles contención, es de un valor sustancial. Sólo basta con la pregunta “¿de qué querés hablar?”, para que quien esté del otro lado se abra y encuentre un lugar donde pueda ser escuchado.

Hay varias iniciativas complementarias para replicar en la Argentina, que nacen del trabajo conjunto entre el sector público y privado. Una de ellas, con amplia repercusión en los medios de comunicación de nuestro país, tiene su origen en los Países Bajos. Allí, una reconocida cadena de supermercados introdujo las “cajas lentas” en el verano de 2019 como parte de una iniciativa más amplia llamada One Against Loneliness (Coalición Nacional contra la Soledad), lanzada por el Ministerio de Sanidad, Bienestar y Deporte del gobierno holandés. Estas cajas son especiales para personas mayores ya que, a diferencia de las típicas que podemos encontrar en cualquier tienda, aquí lo importante es establecer un momento para conversar y vincularse. Para muchas personas mayores la escapada al supermercado puede significar su única salida del día, y probablemente el único momento en el que pueden comunicarse con alguien real. La cadena de supermercados abrió la primera en Ámsterdam y tuvo tan buenas repercusiones que hace poco anunciaron que habilitarán 200 cajas más.

Los factores económicos y educativos inciden en los niveles de soledad en la población mayor porteña (Freepik)
Los factores económicos y educativos inciden en los niveles de soledad en la población mayor porteña (Freepik)

Este ejemplo bien concreto no refleja más de lo que naturalmente sucede en muchos establecimientos de salud, donde las personas mayores desarrollan una red social que actúa como un marco para poder vincularse. En otras palabras, un sinnúmero de personas mayores escogen acudir a un hospital por la necesidad de entablar un diálogo con alguien y, de esta manera, evadir al menos por un rato la soledad. Poder desarrollar un análisis exhaustivo de la cantidad de individuos que asisten a una dependencia de salud más por la necesidad de relacionarse con alguien que por la dolencia física en sí, es una cuenta pendiente para seguir entendiendo esta problemática y actuar en consecuencia.

El bienestar de las personas mayores es un imperativo de la salud pública. No sólo implica atender al rango fisiológico de la medicina sino también los aspectos sociales y afectivos, dimensiones significativas para motivar el trabajo conjunto entre ciudadanía, organizaciones civiles y Estado. La soledad no deseada es un desafío que debe ser encarado con un trabajo de cambio de actitud frente a las personas mayores, de volvernos más atentos a la escucha y a su sentir.