La isla sagrada de Inglaterra que tiene las ruinas de un monasterio del siglo XII, un imponente castillo y una reserva natural

Este lugar es testigo de uno de los principales acontecimientos de la historia de Inglaterra. Además, queda inaccesible dos veces al día como consecuencia de las mareas

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Isla de Lindisfarne, en Inglaterra (Shutterstock).
Isla de Lindisfarne, en Inglaterra (Shutterstock).

En la costa noroeste de Inglaterra, en aguas del mar del Norte, se ubica una de las islas más singulares de Europa. En ella se han vivido algunos de los acontecimientos más importantes de la historia de Reino Unido, como por ejemplo la llegada del cristianismo. Esto convierte a este destino en un lugar sagrado, pero no es todo, pues además, cuenta con un rico patrimonio cultural e histórico que se traduce en impresionantes monumentos.

En este sentido, la isla de Lindisfarne emerge como uno de los lugares más singulares del país. Este punto, perteneciente al condado de Northumberland, es accesible mediante un causeway que queda descubierto solo durante las mareas bajas. Allí, el viajero puede descubrir un conjunto monumental maravilloso capitaneado por las ruinas de un monasterio del siglo XII y un imponente castillo. A su vez, en la isla se pueden disfrutar de paisajes naturales increíbles gracias a la Lindisfarne National Nature Reserve (Reserva Nacional Natural de Lindisfarne).

La llegada del cristianismo

Isla de Lindisfarne, en Inglaterra (Shutterstock).
Isla de Lindisfarne, en Inglaterra (Shutterstock).

Lindisfarne fue el escenario de uno de los eventos más significativos de la historia medieval británica: la llegada del cristianismo a la isla en el año 635, cuando el rey Oswald de Northumbria invitó al monje irlandés Aidan de Iona a fundar un monasterio. Este se convirtió en el epicentro de la cristiandad en el norte de Inglaterra, jugando un papel crucial en la expansión del cristianismo en el país. El cenobio no solo fue un centro de piedad y devoción, sino también un destacado foco de aprendizaje y cultura.

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Dentro de sus muros se creó uno de los más grandes tesoros del arte medieval: el Evangelio de Lindisfarne, un manuscrito iluminado realizado alrededor del año 700. Este libro, que combina inscripciones latinas con insuperable arte celta y anglosajón, es considerado uno de los ejemplares más exquisitos de los evangelios iluminados y refleja la habilidad y devoción de los monjes de la época. Sin embargo, la paz y el aislamiento de Lindisfarne la hacían vulnerable.

En el año 793, la isla sufrió el ataque de los vikingos, un evento tan brutal que es a menudo citado como el inicio de la era vikinga en Europa. Este asalto no solo dejó una marca indeleble en la historia de la isla, sino que además cambió el curso de la historia británica, abriendo una época de invasiones y asentamientos escandinavos en las islas británicas. A pesar de las incursiones vikingas, la comunidad religiosa de Lindisfarne perseveró, de hecho, a día de hoy todavía se pueden apreciar los restos del monasterio del siglo XII.

Un castillo y bellos paisajes

Castillo de Lindisfarne, en Inglaterra (Shutterstock).
Castillo de Lindisfarne, en Inglaterra (Shutterstock).

Otros de los espacios imprescindibles en la isla es su castillo. Esta fortaleza se sitúa en lo alto de un promontorio y domina prácticamente toda la isla. Esto demuestra su importancia en la defensa del territorio y su estratégica importancia militar a lo largo de los siglos. Fue construido en el siglo XVI y posteriormente remodelado por el famoso arquitecto Edwin Lutyens a principios del siglo XX. Hoy en día, este castillo, junto con los restos del priorato y el incomparable paisaje natural, atrae a visitantes de todas partes del mundo.

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Tanto es así, que otro de los atractivos de la isla es su rico patrimonio natural. De la mano de la Lindisfarne National Nature Reserve (Reserva Nacional Natural de Lindisfarne) el viajero puede disfrutar de una riqueza natural incalculable. Se trata de un paisaje dominado por dunas y marismas cubiertas de barrón donde se puede encontrar una fauna y una flora impresionante. Por su parte, la isla queda incomunicada dos veces al día, pues las mareas cubren la única carretera de acceso. Por ello es necesario consultar las mareas antes de viajar a esta isla.

La isla habitada desde hace 5.000 años con senderos entre acantilados.