Alcaraz repite triunfo en Indian Wells ante Medvedev y gana su primer título desde Wimbledon

El número dos del mundo vuelve a proclamarse campeón de un torneo ocho meses después en una final en la que supo recomponerse de un ‘break’ inicial para ir creciendo poco a poco y acabar dominando (7-6, 6-1)

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Medvedev y Alcaraz antes de la final de Indian Wells (EFE/EPA/DANIEL MURPHY)
Medvedev y Alcaraz antes de la final de Indian Wells (EFE/EPA/DANIEL MURPHY)

Si una de las acepciones de la palabra ‘gritar’ que contempla la RAE es la de “reprender o mandar algo a alguien con gritos”, está claro que Carlos Alcaraz envió un mensaje muy claro a Daniil Medvedev cuando hizo lo propio nada más apuntarse el primer set este domingo. La liberación que experimentó el número dos del mundo tras ser capaz de recomponerse a un mal comienzo de final fue absoluta. A partir de ahí, todo fue cuesta abajo: Charly está de vuelta y en Indian Wells, al reeditar título, ha vuelto a experimentar, ocho meses después, qué se siente al ser el campeón de un torneo (7-6 [5], 6-1).

Desde el pasado Wimbledon, Alcaraz no sabía lo que era levantar un trofeo. La sequía de finales, desde que pisó la de Cincinnati, había llegado a resultar alarmante. Tampoco 2024 había empezado con tan buen pie para él como para disipar las dudas. Ni el Abierto de Australia ni Buenos Aires ni Río, este último evento con lesión de por medio, habían arrojado más luces que sombras. Tuvo que llegar al desierto para recuperar la confianza perdida y pasar a provocar fisuras, en vez de sufrirlas. El tríptico de encuentros con los que el español ha repetido victoria en el Masters 1000 californiano (Zverev, Sinner, Medvedev) es lo suficientemente convincente como para que la ilusión vuelva a ser factible.

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En cuanto se destensó, Carlitos se divirtió. El marcador se mantuvo igualado un buen rato, pero él se mostraba superior. El cambio de chip le llegó a tiempo, no perdiendo la compostura a pesar de lo mal que empezó para él el duelo por el título. El ruso se adueñó de su servicio a las primeras de cambio y de una comodidad que no acompañaba a Alcaraz. Estaba nervioso, incluso molesto por la dirección que sus golpes tomaban debido al viento. Incluso hubo un pequeño rifirrafe con Ferrero. Hasta parecía que Medvedev iba a estar más atinado con el saque que en jornadas previas. Sin embargo, el potro salvaje se domesticó a tiempo: en cuanto pagó con la misma medicina al de Moscú y se hizo con un break, el camino hacia el triunfo se allanó.

Alcaraz, sonriente durante la final de Indian Wells (BNP Paribas Open)
Alcaraz, sonriente durante la final de Indian Wells (BNP Paribas Open)

Medvedev se diluye a partir del ‘tie-break’

¿Había perdonado Medvedev, con la posibilidad de convertirse en el ganador más joven de los seis M1000 de pista dura en el horizonte, a Alcaraz? Lo cierto es que desde que se recompuso de la rotura inicial, el aluvión de errores no forzados dejó de ser tal para el murciano. Él se apuntaba sus servicios con solvencia, aprovechando los primeros, mientras que su rival sufría mucho más cuando tenía que asumir el papel de sacador. Al aportar calma a su juego, Alcaraz encontró la clave para empezar a verse ganador.

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Incluso en un disputado tie-break, los nervios de acero le pertenecieron al de El Palmar. De hecho, arriesgó al límite (la pelota tocó muy poquito en la línea) para forzar la bola de set y acabar convirtiéndola acto seguido. Yendo de menos a más, logró que la irregularidad llegase al lado de la pista de Medvedev para quedarse. Tenía el choque en sus manos y no desperdició la ocasión de hacer sangre, como se le pedía desde su banquillo.

En cuanto pudo, Alcaraz se puso 2-0 en la segunda manga. Una vez confirmó el break, todo fue coser y cantar. Nada se supo ya, prácticamente, del moscovita. El monólogo de Carlitos fue un hecho y todos sonrieron. El público, que le animó de forma ostensible. La actriz Charlize Theron, que sufrió con el desempate que allanó la consecución del entorchado. Y, por supuesto, el propio interesado, que ya tiene más Masters 1000, cinco, que su técnico, cuatro. El alumno ha superado al maestro y, ya no cabe duda, está de vuelta.

Medvedev en Indian Wells (EFE/John G. Mabanglo)
Medvedev en Indian Wells (EFE/John G. Mabanglo)

Ni las abejas ni la lluvia ni los rivales portentosos han podido con la bestia, que llegó a reconocer que, una semana antes de esta cita, apenas había podido entrenar. Pero los genios son así: hacer fácil lo difícil va de serie en su ADN. A Medvedev no le quedó más remedio que pedirle, con cierta sorna, que le deje jugar un poquito mejor la próxima vez. El caso es que Carlitos intentará, para su desgracia, no hacerle ni caso.