Historia de una concentración bancaria: cómo España ha pasado de 55 a 10 entidades financieras

En el caso de que la fusión propuesta por BBVA a Banco Sabadell finalmente se complete, quedarían tan solo nueve grupos bancarios en el sector financiero español, menos de una quinta parte que en 2009

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La banca española. (Europa Press)
La banca española. (Europa Press)

Hace tiempo que la banca española ve cómo las grandes entidades han ido comiéndose entre sí hasta dejar sobre el tablero tan solo 10 jugadores en una partida en la que hace 17 años había 55 protagonistas. El anuncio de que BBVA ha propuesto al Banco Sabadell fusionar ambas entidades para unirse bajo las mismas siglas -y, por tanto, bajo el mismo banco y codearse entre los grandes de Europa-, ha provocado una oleada de críticas hacia el sector, que cada año que pasa está más mermado en cuanto al número de entidades. Esta operación reduciría la amalgama bancaria por debajo de la doble cifra, dejando tan solo nueve grupos financieros en el país.

En el año 2009, con España sumida en una gran crisis económica, el ámbito financiero contaba con un total de 55 bancos y Cajas de Ahorro. Sin embargo, los problemas que afrontaba el país, con su elevada exposición al sector inmobiliario, que puso en jaque a las entidades financieras, provocaron que se acelerara la fusión entre ellas y se llevara a cabo toda una reestructuración del sector bancario. El pistoletazo de salida vino en el año 2010, cuando se llevaron a cabo hasta 13 operaciones. La más importante fue la SIP (Sistema Institucional de Protección) o fusión fría, como también se la conoció, y que dio lugar a Bankia, formada por la unión de Caja Insular de Canarias, Caja Madrid, Bancaja, Caja de Ávila, Caja de Segovia, Caixa Laietana y Caja La Rioja.

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Pero esta no fue la única fusión fría que se produjo. Sa Nostra, Caixa Penedés y Caja Granada se unieron para dar lugar a Banco Mare Nostrum. Caja Navarra, Caja Burgos y Caja Canarias formaron Banca Cívica. Las entidades catalanas (Caixa Sabadell, Caixa Terrassa y Caixa Manlleu) también se unificaron para formar Unnim (que luego fue absorbido por BBVA). Y Caixa Manresa, Caixa Tarragona y Caixa Catalunya se convirtieron en Catalunya Caixa (también hoy parte de BBVA).

Una nueva oleada de fusiones se produjo entre los años 2011 y 2013, con 12 operaciones que dejaron el escenario financiero todavía más reducido, dibujando ya el mapa que prácticamente existe en la actualidad. En este periodo, destacan la integración del Banco Pastor en el Banco Popular y el surgimiento de una nueva entidad, Kutxabank, como resultado de la unión de BBK Kutxa y Caja Vital.

La sede del BBVA. (Eduardo Parra/Europa Press)
La sede del BBVA. (Eduardo Parra/Europa Press)

Adiós a las Cajas de Ahorro

La crisis global que comenzó con la quiebra de Lehman Brothers en el año 2008 supuso el fin de las Cajas de Ahorro -unas firmas financieras cuyo principal objetivo debía ser la obra social, a la que debían destinar buena parte de sus beneficios-, y que acabaron integradas en las entidades bancarias. Con ello, se produjo un cambio radical en el escenario financiero, que pasó de contar con 55 entidades a tan solo 11 en pocos años. En ese momento, las cajas se encontraban en una posición de debilidad financiera, y peligraba su supervivencia si no se fusionaban con algún grupo bancario.

Y eso hicieron. Prácticamente todas acabaron dentro de algunas de las grandes entidades bancarias del sector financiero español de entonces: Banco Sabadell, Unicaja, Bankinter, Kutxabank, Abanca, Cajamar, Liberbank, Ibercaja, Santander, BBVA, CaixaBank o Bankia. En los últimos años, aunque las fusiones se han reducido considerablemente, todavía no han concluido. En septiembre del año 2020, se anunció el último gran movimiento del tablero financiero: la fusión entre CaixaBank y Bankia, que finalmente se formalizó en marzo del año siguiente.

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Desde marzo de 2015, solamente quedan dos cajas de ahorros: Caixa Ontinyent y Colonya (la antigua Caixa Pollença).

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BBVA, Banco Sabadell y su fusión fallida en 2020

Hace cuatro años, la posible pareja de baile formada por BBVA y Banco Sabadell comenzaba a resonar. Ambas entidades se sentaron a negociar las bases de la fusión y las condiciones en las que llevaría a cabo esta unión. Sin embargo, en ese momento las discrepancias pesaron más que los puntos de acuerdo y la música dejó de sonar entre ambos. Ahora, estas negociaciones se han retomado con una situación diferente a la de 2020.

Si finalmente se lleva a cabo esta absorción del Banco Sabadell por parte del banco con origen en Bilbao, la concentración de sector financiero se reduciría aún más de lo que ya lo ha hecho en los últimos años, pasando a dejar el tablero bancario con tan solo nueve protagonistas. Nueve entidades que se repartirían el grueso del negocio, con tres grandes bancos a la cabeza: Santander, CaixaBank y la resultante entre BBVA y Banco Sabadell, seguidas muy de lejos por el resto. En concreto, estos tres grandes bancos coparían más del 70% del mercado de crédito y más de un 73% de los depósitos, aunque estos cuatro bancos ya llevan años acaparando el grueso del sector.

Esta concentración, y la falta de competencia que conlleva, ha despertado la preocupación en algunos actores de la industria, pero los supervisores avalan la tendencia, justificando que es necesaria para alcanzar una mayor solidez de la banca española.